Cuando el gobierno toma alguna medida en un año donde no hay elecciones se la vinculará a “La Caja”. Cuando entramos en un año electoral, todas las medidas pasan a ser “electoralistas”.
Se están oyendo muchas voces de la Cadena Nacional de la Gente Linda preguntándose cómo se hará para que los fondos coparticipados “no se gasten en acciones electoralistas”
¿Perdón?
Según este prejuicio (que en el fondo va contra la política) si, por ejemplo, un intendente utiliza fondos coparticipables para terminar un hospital, estará malgastando el dinero público ¿Se entiende cómo funciona esta trampa?
Si se anuncia una obra de infraestructura en un año impar, desde el dispositivo mediático opositor y las distintas líneas internas de “la oposición” (que es una sola fuerza con distintas líneas internas) se argumentará que tras esos anuncios se esconden maniobras de “retornos” y manejos discrecionales de los recursos, pero si el anuncio es en la campaña estamos frente a “gasto político”
Tenemos entonces que el gobierno malgasta en la previa de las elecciones y chorea el resto del tiempo. Esta es la prédica de la oposición preventiva, una fuerza que ante el rigor que le impone la iniciativa política del gobierno, por las dudas se opone (Deben decirse entre ellos “Nos oponemos. Después vemos”)
Debajo de este tarareo monocorde y dándole marco conceptual subyacen las peores concepciones antidemocráticas. Cuando un político o un periodista repite tontamente la idea del “gasto electoralista” está reproduciendo un concepto reaccionario que en rigor impugna a la política, que la ve sucia y podrida.
La política no es sucia ni podrida. A veces es mucho peor que eso y otras no tanto, sencillamente porque es una actividad humana y en toda actividad humana hay olor…
Sucede que el autoritarismo siempre entendió que había que perfumar esos vahos y las fragancias que siempre utilizó eran Ejército, Armada y Fuerza Aérea. El olor seguía generándose, miles de civiles seguían haciendo política, pero perfumados por la colonia militar.
Esa idea sigue latente. Está viva y se fortalece toda vez que estas argumentaciones del gasto electoral se reproducen en los medios y en políticos como Macri.
¿Por qué se gasta en acciones electorales?
Para ganar las elecciones
¿Y eso está mal?
¿Está mal la pretensión de ganar una elección?
Claro, me respondería mi santa madre, el problema es que lo único que les preocupa es ganar elecciones…
¿Y qué les preocupó a los militares?
¿Acaso la sociedad?
¿Acaso los pobres?
Los militares gobernaron para reformular las bases estructurales de la Argentina y a favor de un puñado de empresas que luego emergieron como los poderosísimos grupos económicos que luego hemos padecido.
Lo electoral a veces da vergüenza, pero también nosotros a nivel individual a veces nos damos vergüenza y nos ponemos colorados al recordar mientras nos duchamos algún acto oprobioso que hemos cometido, pero nadie nos ve y entonces no es noticia.
Lo electoral a veces es pedorro.
Lo electoral a veces es patético.
Y sí, también vos sos un poquito patético cuando te ponés lindo para ir a encontrarte con esa chica que querés conquistar, y la escuchás mientras toman algo y ponés cara de interesado cuando la flaca te dice cosas grossa y también cuando exala las boludeces más estrambóticas. Pero te veo en la ventana del bar con ese gestito de “macho ganando minita” que me resulta patético…
Y es así
¿O acaso uno va por la vida tarareando las obras de Stravinsky y recordando los libros de Borges? (he visto a tantos intelectuales felices al bailar con el potro o la Nueva Luna...)
Vamos…
Pero como bien dijo el maestro Panigazzi “Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa” Hay acciones de campaña que son pedorras y otras que no tanto. Pero la crítica de la antipolítica no impacta en la calidad de las acciones, no, Apunta –como el doctor Nitosky- al “centro mismo del dolor”, al corazón mismo del gasto electoral, apunta a que no lo haya
¿Ta?
¿Me siguen?
El gasto electoral es malo PORQUE ES MALO LO ELECTORAL!!!!!
Carajo.
Y más si lo electoral posibilita que las elecciones las gane un gobierno que intenta modificar la distribución del ingreso, quitarle a los bancos el manejo de los fondos previsionales y democratizar el acceso a los medios de comunicación. Si el gasto electoral le sirve a un gobierno así, es doblemente criticable.
Pasan los años, pero estas ideas reaccionarias, de profundo enraizamiento en vastos sectores de la sociedad están latentes y son manoteadas por algún periodista dependiente, el tifón chaqueño o el rabino X-28, no importa.
Lo preocupante es que esas nociones están vivitas y coleando y a mano de todos aquellos que en muchos casos sin intención se suben al carro de la coartada antidemocrática.
Y está la mirada ¿no? Digo: La cosmética macrista en la CABA, que la ha transformado en un gran toilette no es criticada por el dispositivo mediático opositor como una obra de cloacas que emprenda un intendente del conurbano. Incluso las mismas acciones realizadas por el Japonés García y cualquier intendente del pejota serán vistas de muy distinta manera y mientras se dirá que el japonés es un gran gestionador (y nadie le cuestiona que desde 1983 gobierne Vicente López) al peruca lo matan.
Final: En democracia no podés sacarte de encima las elecciones, como tampoco el conflicto y el debate caliente, es parte del juego y está buenísimo que así lo sea.
¿Qué puede haber formas más inteligentes de hacer campañas?
Es cierto
¿Qué el desafío es subir la calidad de las campañas?
Es cierto
Pero ojito, que la calidad de las campañas, la calidad del debate electoral es tiene dos partes: oficialismo y oposición.
No sea cosa que la culpa del bajo nivel nos la adosen sólo a nosotros.