domingo, 29 de diciembre de 2019

De vuelta el campo


A sólo dos semanas de asumido el gobierno de Alberto Fernández ya padece movilizaciones de chacareros en diversos lugares del interior, esto no hace más que ratificar dos cosas: que el sector está en pie de guerra y que el peronismo sigue sin formular una acción política virtuosa para ese sector que es el más vital de nuestra economía a nivel nacional y termina yendo al choque, aún sin buscarlo. Luego de la confrontación de 2008, donde desde este blog se bancó a pie juntillas la 125, luego de aquella dura derrota y luego de algunos años que sirvieron para pensar y repensar qué hacer con y hacia esto que se instaló como El Campo surge la necesidad imperiosa de entender que un gobierno popular debe antes que nada darse una política hacia ese sector, que sencillamente es el mayor aportante de divisas y el de respuesta más rápida en el marco de una crisis sin precedentes ¿Implica esto desistir de ideas y formulaciones? Para nada, implica realizar un diagnóstico preciso y luego operar en consecuencia, para ello es central reconocer que el campo tiene una serie de batallas ganadas desde lo ideológico y cuenta con un andamiaje y cobertura mediática fabuloso, basta con escuchar las radios en las mañanas de los sábados para comprobarlo, por ende cualquier intento de alegre confrontación es un atajo hacia la derrota.

Lo concreto es que el sector está en pie de guerra a menos de un mes de asumido el nuevo gobierno y se dice agredido por una disposición en cuanto a retenciones que equipara las que había instalado Macri con algunos puntos de diferencia, nada que amerite tamaño estado de asamblea, pero las cosas son como son y no como a uno le gustaría que fueran. Ante este escenario ¿Es razonable ir a un nuevo choque cuando, incluso, el campo está dentro de ese 40 % que votó a Cambiemos? Para mí es comprarse una nueva derrota que en las actuales condiciones podría lesionar muy seriamente al gobierno de Alberto. Lo que se impone es ponerse a construir una política que tenga como objetivo integrar a ese sector a los grandes objetivos nacionales pero para ello es vital partir de la base que con la confrontación no se irá a ningún lado victorioso, mas bien todo lo contrario. Hacer política es antes que nada hacer diagnósticos crudos de la realidad sobre la que se pretende actuar, por eso es un error salir a confrontar desde las redes al campo cuando sus sectores más ultras se muestran en las rutas. La sociedad no es gila y sabe leer mucho mejor las cosas de lo que muchos creen. Que sean sus ultras los que generen rechazo y no salir desde nuestro lado a responder provocaciones pues eso es lo que están buscando para reinstalar un escenario en el que creen -con certeza- que llevan las de ganar. Hay que probar con trabajar en sus propias grietas, que las tienen y muy grandes; su frente interno está sumamente agrietado y una política inteligente lo primero que debe hacer es filtrarse entre ellas que es lo contrario de una confrontación frontal que termina haciéndolas desaparecer, hay que operar sobre sus contradicciones intestinas pero teniendo claro que es el sector más dinámico de la República Argentina y que hacer política en Argentina implica necesariamente asumir esa realidad y operar en consecuencia. 

No hay que rendirse ni bajar banderas, hay que estudiar, investigar y entender que el campo está, existe con sus vicios y virtudes y que por lo tanto se lo debe entender, de lo contrario estamos fritos. Que el campo tiene más ventajas que otro sector es cierto, hay que asumirlo. Pretender dar una pelea sin soldados y sin plan es suicida. Siempre es mejor un mal acuerdo que una derrota sin contemplaciones.

martes, 10 de diciembre de 2019

Hoy se vuelven a abrir las puertas de la esperanza popular


El 10 de diciembre de 2015 era un día climáticamente bello y no hacía tanto calor como hoy. Recuerdo que esa mañana me compré un celular nuevo, creo que lo hice con un sentimiento de despedida, casi como considerando que esa sería la última compra antes del crudo invierno que se avecinaba y sabiendo que no todos tendrían ni la piel ni los refugios de los osos para sobrevivir. Y así, fueron pasando lo días: empezaron con Pobreza Cero, con la intervención de la AFSCA en pleno enero, demostrando claramente qué parte del poder les interesaba más, subió fuerte el dólar y comenzaron las intrusiones de Macri y Vidal en distritos como La Matanza donde no sólo no avisaban la intendenta su visita sino que hasta la raleaban de las fotos y a partir de ahí una catarata de medidas, todas apuntadas con precisión milimétrica a hundir definitivamente aquello que estuviera mal y destrozar lo que estaba bien con el objetivo de postrar de manera definitiva a la patria para que no tuviera capacidad de respuesta y así quedase condenada a mutar en un gran sembradío sojero y un 30/40 por ciento de los argentinos incluidos mientras el resto penaría buscando las pocas changas que quedaban o caería de a poco por las balas socialmente higienizantes de la policía y así sucesivamente. Argentina parecía comenzar a hundirse en medio de un festival liberalote y muy reaccionario que fue más festejado y acompañado de lo que recordamos, ojo. Ya casi no recordamos el intento de transformar el 24 de marzo en un feriado móvil y así tantos actos de gobierno perfectamente apuntados a cortarnos las piernas definitivamente, pero acá estamos, nuevamente de pie, cierto que con achaques, arrastrando a los heridos como en las películas de guerra, pero estamos. Sabemos que Argentina es hoy un cantón suizo en medio de una sudamérica copada por gobiernos de derecha y que eso impone la necesidad de hacer mucha y buena política; sabemos que el macrismo con el 40 por ciento y el odio militante de buena parte de su activo no dará respiro, sabemos eso y mucho más pero también tenemos algo de valor incalculable que es la memoria. Todos hemos heredado de alguna u otra manera ese montón de historias que relatan un país solidario, con trabajadores que tenían su quincena en Mar del Plata y eso es un valor incalculable y en él debemos abrevar para nutrirnos de esos valores a veces intangibles que mueven a los pueblos tras su porvenir, por ahí habrá de ser el camino.

El macrismo ha sido el gobierno más exitoso desde 1983 a la fecha porque es el que logró llevar a la práctica la mayoría de las políticas que se propuso, todas apuntadas al desguace de la sociedad y el estado argentino, esto es central en cualquier análisis, por eso no es joda que ese gobierno exitoso se retire con el 40 % de apoyo electoral y un blindaje mediático fabuloso que seguirá en la misma porque en el país hay cosas con las que no se jode, barruntan las jefaturas mientras por los ventanales ven cómo se moviliza el activo peronista. Por eso la tarea que espera es ciclópea y es necesario remarcarlo una y mil veces.

Hoy se vuelven a abrir las puertas de la esperanza popular, ojalá que no se cierren nunca más

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