Ahora resulta que las críticas de Kicillof a Griesa y a los fondos buitre habrían abortado la posibilidad de un acuerdo. Pocas veces en la historia política argentina se han utilizado argumentos tan pueriles. El ministro no hizo más que repetir la posición del gobierno, que no se ha modificado desde que la corte suprema de EEUU dejó vigente el fallo de Griesa. Desde un primer momento el mismísimo Kicillof dijo que esa resolución equivalía a ordenarle al país que se suicidara y por ende no era acatable en esos términos.
Como no pueden admitir que en realidad quieren que Argentina cumpla con el fallo de Griesa y si se dispara la RUFO mejor porque así se cae todo el andamiaje de desendeudamiento concretado por los gobiernos kirchneristas, esgrimen la bobería de que las palabras y el tono supuestamente agresivo del ministro de economía frustraron el acuerdo.
Digámoslo de una vez: quieren que se venga abajo el canje de deuda porque es la medida que explica el despegue de Argentina en los últimos 10 años. No lo admiten pero buscan que eso estalle para volver a la lógica anterior a 2003. La política respecto a la deuda es la gran divisoria de aguas porque define dramáticamente las dos caras de la moneda y exhibe en todo su esplendor al complejo de medios, fuerzas políticas y corporaciones que quieren volver a la lógica prekirchnerista, a ese diseño de país y de gestión que estalló en mil pedazos en 2001. Siempre lo quisieron: las banderas de los cacerolos "Devuelvan el país" lo pusieron en palabras y consignas, por eso ahora aprovechan la ocasión para ir a fondo con el mismo planteo de siempre, aunque lo hacen conservando la misma lógica de cobardía y engaño de siempre, para intentar convencer a la gente con argumentos infantiles como que no se logró un acuerdo porque Argentina no quiso negociar y encima nuestros funcionarios fueron agresivos con sus interlocutores.
La despolitización por la que tanto han trabajado no fue en vano ni por que sí: la despolitización busca generar las condiciones para que el ciudadano de a pie primero aborrezca la política (pero sólo la partidaria, eh) y luego, desinformado, crea que de verdad que un acuerdo millonario en dólares se puede caer por palabras y gestos destemplados...
Pero nada de esto sería posible si el sustrato de la mentalidad dependiente que desde siempre nos ha marcado que el dominador siempre tiene razón y hay que rendirle todo tipo de pleitesía. Logre usted despolitizar a un pueblo y convénzalo de que su país siempre hace las cosas mal y los de afuera bien: obtendrá la masa crítica perfecta para llevar a una nación a la debacle.
Argentina encontró en los canjes de 2005 y 2010 la solución más inteligente, sensata y sofisticada al problema de la deuda externa, el último gran instrumento de dominación instaurado en los setenta, las pruebas están a la vista. Pero para colmo de males, Argentina se dio un gobierno que ha osado desafiar ciertas lógicas que devienen de un orden norte-sur vetusto y en consecuencia ha desplegado una política audaz en torno a las nuevas potencias emergentes, algo a todas luces imperdonable.
Pero hay más: Argentina arregló finalmente con el Club de París, con el CIADI y con Repsol, dando muestras de que honra sus deudas (190.000 millones de dólares ha pagado en los últimos 10 años). Mientras tanto se dispone a explotar riquezas en Vaca Muerta y aledaños que la transforman en una de las reservas energéticas del futuro, por eso ya se escucha hablar de "la nueva Dubái"... Demasiado. Mucho más de lo tolerable para un diseño capitalista anclado en el Consenso de Washington que aunque en retirada se niega a perder influencia en su patio trasero, por eso los buitres, por eso Griesa, a ver si la entendemos de una vez por todas
Desde este blog hemos venido diciendo en los últimos meses que debemos volver al concepto de "Liberación o dependencia" para entender el meollo de la cuestión histórica que estamos atravesando, quizá se imponga una modificación de sentido entendiendo ahora a "liberación" no como la ida al socialismo tal como lo sentíamos 30 años atrás sino como la vía a la soberanía y a través de ella a un capitalismo superador del que hemos tenido hasta ahora, ese por el que claman los que quieren tirar abajo la política de desendeudamiento.
Es necesario comprender que sin soberanía no hay futuro digno y sin futuro digno es una quimera anhelar una sociedad con empleo y justicia social.
Viva Perón
Carajo