Cuando trabajaba con Quique Pesoa en Radio de la Ciudad, el día que contactaron a Néstor Kirchner (sería a mediados del 2001, más o menos) observé por los dichos de los productores que era un tipo de carácter fuerte. En tiempos de De La Rúa me empezó a parecer que expresaba una salida para nuestro atolladero. Lo empecé a seguir, a observar, a leer informaciones sobre su actividad. Recuerdo que el 20 de diciembre,mientras el país se prendía fuego llamé a las oficinas de Cristina en el Senado para buscar un contacto, para establecer un vínculo porque me parecía que por el lado de ellos pasaba la cosa, la solución. Recuerdo que hablé con un empleado cosas intrascendentes y ahí terminó mi contacto.
El tiempo pasó y Néstor asumió como presidente y no me olvido de la torpeza para con el bastón cuando se lo dio Duhalde y de la sonrisa de Cristina, como diciendo "Ay Dios, no tiene arreglo". Recuerdo su lapicera Bic para firmar decretos, sus mocasines, su traje cruzado, el accidente con el helicóptero en Salta, la cadena nacional cuando anunció la renovación de la corte suprema, la nominación de Zaffaroni y todo lo que se dijo. Recuerdo aquellos años cuando el país empezó a levantarse (ya había empezado con Duhalde), cuando empezamos a ver que se podía, cuando mi cuñado que trabaja en Fate me decía que no daban a basto para pedir trabajadores en la empresa.
Néstor Kirchner fue el responsable de que hoy estemos como estamos. Néstor Kirchner fue el argentino que se aferró al timón en quizá la tempestad más dura que hubo de soportar nuestra patria. El lo decía, decía que cuando entró al despacho presidencial sintió la soledad y la turbulencia del poder. Llegaba a un despacho presidencial de un país devastado, hecho pelota y se las ingenió para tomar las medidas necesarias que lo salvaran del incendio ¿Te parece poco?
En la foto está desprovisto de oropel, vestido sencillamente en una habitación vacía. Es que eso fue Néstor Kirchner, un enfermo de poder, que tenía clarísimo que sólo con poder se hacen las cosas. Tengo para mí que construía poder para cubrirse de los embates que recibía, pero que lo hacía en sentido político. Néstor siempre dijo que para hacer política en países como el nuestro hay que tener primero mucha plata, porque si no te limpian de un plumazo y creo que tenía razón. La única forma de soportar las estocadas del poder de verdad es contar con un resto que te garantice un resguardo. Y creo que el poder que construyó, mal que le pese a muchos, fue utilizado con las mejores intenciones y a favor exclusivamente del país y sus sectores populares. Este es el testimonio que deja Néstor. Cuando fue presidente reorientó la proa, cambió el rumbo del país y fue gracias a eso que empezamos a mejorar. Fue el artífice, el cerebro de medidas muy riesgosas que había que tomar en su momento, decisiones que había que firmar en la más absoluta soledad.
Había que decirle que NO a Escribano sabiendo que La Nación le declaraba una guerra sin cuartel, había que bajar los cuadros de los dictadores, había que cerrarle el culo al FMI y había que iniciar el durísimo camino del desendeudamiento.
Nadie sabe lo que nos depara el futuro inmediato, seguro que por fidelidad siento obviedades tales como que mucha pero mucha gente se va a abroquelar junto a Cristina para apachucharla y apuntalarla. Sé también que la maquinaria del peronismo es implacable y que nadie sabe cómo procesará esta muerte
que en principio rompe equilibrios peligrosamente. La muerte de Néstor Kirchner por sobre todas las cosas hace añicos ciertos equilibrios, ciertos contrapesos al interior del gobierno, del peronismo e impacta con una rudeza singular en todo el espectro político.
El país pierde a un jugador de una importancia central en su sistema de funcionamiento y nadie sabe cómo saldrá adelante. Seguramente en pocos días estaremos pisando terrenos analíticos insospechados, porque si bien sabíamos que había un drama de salud no pensábamos que era para tanto, tan grave.
Néstor va a ser llorado por millones y estoy seguro que en su silencio, más de uno de los que ahora están con trabajo o han mejorado notablemente su situación personal, por debajo, como para que nadie lo note, sentirán que este tipo al fin y al cabo se inmoló laburando para que al país le vaya mejor. Que digan lo que digan sobre su accionar durante la dictadura. Lo concreto es que cuando tuvo poder lo usó a favor de las mejores tradiciones del pueblo argentino. Cuando al contrario de muchos otros, que desde la Rosada cagaron y mintieron, Néstor Kirchner gestionó por la memoria, por los derechos humanos, por una justicia independiente, por el trabajo de millones que habían quedado en la calle, por los campos de muchos que estaban a punto de perderlo todo, por las fábricas que volvieron a reabrirse.
Lamentablemente no tenemos mucho tiempo. La parca no espera y los buitres no saben de respetar lutos. Estamos ante el terrible desafío de llorar pero en guardia, sentir pero con las neuronas más atentas que nunca. Pueden pasar muchas cosas, pero si sabemos y somos conscientes que nosotros tenemos un rol, que tenemos acciones en esta empresa, podremos incidir de alguna manera.
Lloremos, compañeros, pero con la guardia levantada.
Seguro qué es lo que más le gustará a él. Que no nos entreguemos.