domingo, 30 de octubre de 2016

El Vermucito | Audio del 30-10-2016


En el programa de hoy hablamos con Roberto Digón, sobre las denuncias en el Fútbol. Una gran columna de economía de Arnaldo Bocco. Charla con el intendente de Areco, Paco Durañona, sobre lo que dejó la reunión de jefes comunales en Lobos y finalmente con Sebastián Lacunza, director del Buenos Aires Herald. 

jueves, 27 de octubre de 2016

Seis años ya...

Lloro

Publicado originalmente el 28/10/2010
En medio del llanto algo me emocionó aún más y quiero contártelo: Lloro porque vivo en un territorio hostil, porque muchas veces me sentí forastero en mi pueblo, con mi familia, con mi vieja y mis hermanos. Forastero en mi barrio y en la escuela pública donde hace 6 años integro la cooperadora. "Forastero", "plaga", "confundido", "raro", "inocente", "crédulo" y todo lo que quieras imaginarte.

Por Néstor y Cristina me hice odiar, por Néstor y Cristina perdí amistades y hasta vínculos con algunos familiares. Por Néstor y Cristina puse en todo momento la cara y el pecho y eso brota ahora entre mis lágrimas. Ayer y hoy han llamado o me han escrito preguntando cómo estoy porque si algo saben es que desde la primera hora estuve del mismo lado y nunca me corrí. Si de alguna cosa ya tengo que enorgullecerme en mi vida es del hecho de haber sido fiel y de sostener plenamente un convencimiento, una convicción.

Este blog es casi mi diario íntimo. Acá están escritas mis alegrías y mis tristezas, mis acuerdos y desacuerdos con Néstor y Cristina, pero siempre desde el mismo lado del mostrador. Lloro porque siento temor, lloro porque la veo a Cristina y la siento cada vez como de mi familia. Adivino cada uno de sus gestos y hasta sospecho saber lo que siente. Lloro porque la quiero más a ella, lloro porque a su gobierno lo he vivido con más intensidad que el de él. Lloro porque Néstor no tiene repuesto. Lloro porque los pueblos a veces paren dirigentes que tienen un plus que los hacen distintos. Lloro porque un pelotudo me discute en Twitter que Cobos tiene derecho a ir al velorio como "vicepresidente de la nación".

Lloro por ese post que escribí en plena crisis de la 125, ese donde temía que en Belgrano me descubrieran, que una tarde fuese caminando por el barrio y que una vieja se detuviera como en esa película donde Lawrence Olivier compone a un nazi viejo y me señalara con el dedo tembloroso al grito de "KIRCH NE RIS TA", generando mi huida por entre los autos para evitar el linchamiento.

Lloro porque hoy habemos millones de argentinos que tenemos el orgullo de poder lagrimear y mostrar nuestro dolor. Lloro porque no puedo dejar de pensar en los que no tienen motivos para hacerlo. Lloro por los que lloraron a Raúl Alfonsin y por los que no pueden llorar a Cobos, a Macri, a De Narváez. Lloro porque esa cola, ese pueblo y ese dolor no se cooptan, no se compran.

Lloro porque estamos velando al tipo que nos enseñó a ser dignos, al tipo que nos demostró que se pueden hacer cosas, que se puede transformar en democracia y que en democracia se pueden lograr cambios trascendentes. Desde 1983 al 2003 mediaron 20 años en los que fui resignándome a que era al pedo, que la política no servía como instrumento de transformación, pero un buen día vi en Néstor a un tipo que firmaba decretos con una birome Bic y eso me hizo entender que había cosas que tenían sentido.

Lloro porque este blog nació para ser mi parlante, para comunicar mi apoyo al gobierno en momentos en que estaba sin trabajo en alguna radio. Lloro porque desde aquí fui montando una trincherita de expresión que diariemente convoca  a mucha pero mucha gente, muchos lectores, miles, que pasan diariamente a leer. Señal que lo que escribo importa.

Lloro porque gracias a Néstor descubrí el peronismo, porque hoy lo entiendo más y porque gracias a toda la movida bloguera hoy la mayoría de mis amigos son compañeros peronistas y eso me emociona, porque el peronismo tiene secretos que no se le revelan a cualquiera. El peronismo es un mundo medio oculto al común de los mortales. Y de verdad me siento dichoso de haber generado la confianza de muchos perucas como Manolo, el conu, Omix o el Inye, por citar algunos, que me fueron pasando las claves del santo grial del movimiento.

Pero nada de todo esto hubiese sido posible sin Néstor, el gran visionario, el que se escapaba al Tortoni a tomar un café con amigos en los primeros días de su presidencia. En aquellos primeros días de su gobierno me definía ante el mundo como "opositor de la oposición" pero al poco tiempo ya me inmiscuía en este maravilloso rol de gestor de kirchnerismo, de defensor de un proyecto y lo he disfrutado mucho. 

Y fundamentalmente lloro porque mi mujer lo hace conmigo y Maite, entre sus 14 años y su nube de pedo me abraza y me contiene y entiende que su papá llora de dolor y de orgullo. Pero por sobre todas las cosas lloro porque sé que dentro de un rato hay que salir a redoblar el esfuerzo. Todo lo que hicimos hasta ahora es poco, no alcanza.

Hay que poner más y más

Y lo vamos a poner

martes, 18 de octubre de 2016

Hagan lío...

La Peste

Serían las 5 y 20 de la mañana. Como siempre, ya despierto, lo escucho aMartín Piqué en la AM 750 que lee la carta del hermano de Lucía Pérez. Al rato Maite entra al baño y Juan me avisa que viene regresando de este raid feroz que tienen los de quinto en esta época, donde van a fiestas de fin de curso de su colegio, del colegio de al lado, del de un amigo de otro amigo de un amigo, etc.
Sentí que mi familia estaba bien, a cubierto, sentí algo parecido al alivio dado que a mis hijos esta noche no los habían matado...

Releo esto que escribí y siento ganas de contarte que los violadores vendrían a ser esos cuerpos donde encarna una peste atroz que ataca a nuestra sociedad. Tanta manija que se le da al "hacé la tuya como sea" termina decantando es estos horrores, como el que padeció Lucía, la pobrecita Lucía, como tantas otras pibas.

Mañana iremos a la marcha con un sólo reclamo: que entendamos de una buena vez que, en primer lugar, esta peste nos infecta a todos. En segundo lugar, que por supuesto las que ponen el cuerpo son las pibas, pero que quienes las matan están profundamente descerebrados. Y tercero, que este tipo de pestes tienen una funcionalidad atroz, cual es el fomento de la justicia por mano propia, y tantas atrocidades más que culminan es un todos contra todos donde, por empezar, todos son pobres, todos viven en barrios humildes, donde todos son perdedores.

Por momentos se me cruza por la mente la idea de que podría pasarme a mí, y desespero, mucho, demasiado. Pero al instante me pongo a imaginar caminos para frenar el avance de esta peste y, creeme, que se me queman muchos papeles. Me siento indefenso, siento que estamos inermes, a disposición de lo peor. Me consuelo -o trato de hacerlo- apelando a la racionalidad, ya que me hicieron creer que la razón no siente.

Llega Juan, ya son las seis largas y al rato me levanto. Como cada mañana, sintiendo que la peste avanza, lenta, imperceptible, pero a paso firme, y te lo cuento para que veamos si juntos podemos ir hallando la medicación que ponga límite a su avance, ya que sin dudas, es lo peor que nos puede suceder.

jueves, 13 de octubre de 2016

Teodoro sobre Cristina


Escribe Teodoro Boot

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Entré al gmail con el propósito de mandar este mensaje y me encontré con el elogioso comentario de un amigo al discurso de Cristina en la universidad de Quilmes. Yo también acababa de escucharlo y mi primer o segunda reacción fue alegrarme de haber declinado el ofrecimiento que me hicieron unos (irresponsables) amigos de participar en un congreso en el que, junto a otros, me tocaba hablar de colonización pedagógica y semiótica de construcción de sentido o algo así. Les agradecí, pero dije que difícilmente podía hablar del tema siendo que desconozco hasta lo que quiere decir semiótica. La verdad de la milanesa, es que sé de qué cosas no sé y no me gusta ser chanta metiéndome donde no debo.
Y me alegré de haber declinado la invitación, porque esa mesa, la de colonización y semiótica y todo eso, debería ser eliminada del congreso: se me hace que nadie podrá entrarle al tema con mayor claridad y perspicacia que lo que Cristina hizo hoy.

Como todos sabrán, no soy muy afecto a Cristina: muchos aspectos de sus gobiernos y muy especialmente sus manierismos los critiqué mucho, ganándome las broncas de demasiada gente. Y sigo pensando exactamente lo mismo de esos mismos temas que pensé durante estos años. Obviamente, manteniendo todas las críticas, voté (y no disciplinadamente, porque eso es algo que no soy) al FPV convencido de que si llegábamos al balotaje íbamos a perder y que perder sería lo peor que nos podría ocurrir, no a nosotros, no sólo a mí y a mis coetáneos, que ya estamos casi para conserva, sino a los argentinos.Por ejemplo, yo no sé si esta no habrá sido la última oportunidad, que perdimos como perdemos todas las cosas, por ser demasiado vivos, por pasarlos de piolas, por saberlas todas. Como comentábamos hoy con otro amigo, por tener cerebros demasiado grandes y pensar demasiado.

El de hoy fue el segundo discurso de Cristina que escuché en los últimos días. El anterior, que me gustó realmente mucho, fue en Atlanta a propósito de Yrigoyen y los cien años de su asunción. Es evidentemente, de lejos, la única dirigente política que tiene hoy la Argentina. Y lamento decir, en especial a quienes a mi juicio leyendo mal la realidad, creen que podrá ser reemplazada o que será posible reconstruir el movimiento nacional sin ella en un lugar muy relevante.

Sé que para muchos sonará a herejía, pero cada día que pasa estos tiempos se me hacen más y más parecidos a los posteriores al 55, casi en todos los planos y aspectos. Cristina no es Perón, me dicen. Pero Perón tampoco era Perón.
No quiero decir con esto que todo vaya a resultar igual (espero que no, porque hubo una mínima y complicada posibilidad recién 18 años después), pues puede haber muchos errores y finalmente, no hay nada escrito en términos históricos y humanos. Pero, muy especialmente viendo las vacilaciones del triunvirato de la CGT y el triste destino que va tocando a los Bossio y Esmeraldas, se me hace que hoy, como ayer, lo que terminará dando más réditos es la intransigencia.

Pero en este punto hay que mirar a Yrigoyen: la intransigencia no supone ni intemperancia ni sectarismo. Es de procedimientos, principios y objetivos.
Pero el que cree que Cristina ya fue o está completamente ciego o anda tomando demasiada Ferro Quina Bisleri.

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