miércoles, 22 de junio de 2016

No les preocupa el kirchnerismo de López sino el de Recalde



No les molesta el kirchnerismo de José López sino el de Héctor Recalde, pero te quieren convencer de que el kirchnerismo es López, y que en cada fosa construida en el país puede haber “dólares K” mientras el tiempo pasa y no encontraron nada en Santa Cruz y ahora están prendiendo velas para que este delincuente no de los nombres de los corruptos privados que le dieron la cometa. En “34 puñaladas”, el malevo exculpa al amante de su esposa diciendo “El hombre no es culpable en estos casos”. La infidelidad se reduce en exclusividad a la mujer, que minutos después recibirá los 34 cuchillazos. Y así tracciona el minuto a minuto del dispositivo mediático, instalando que la corrupción es de un sólo lado del mostrador, en este caso el funcionario público. ¿Estamos en condiciones de imaginar qué hubiera sucedido si en pleno auge kirchnerista un Caputo, un Roggio, un Rocca o cualquier contratista del selecto núcleo que se queda con la obra pública en el país se hubiera apersonado en TN denunciando un intento de coima por parte de José López o cualquier colaborador suyo? ¿Estamos en condiciones de razonar, entonces, que el escándalo que se habría armado hubiera sido fabuloso? Entonces ¿Por qué no conocimos esas denuncias en su momento? Porque están todos hasta las manos.
Por supuesto que esto no quita nuestra más dura condena para con López y todos los que del lado de nuestro gobierno hayan robado. Nos hacemos responsables de la parte que nos toca y ello nos viene bien porque nos mejora. Pero que te quieran hacer creer que “estas empresas a las que le interesa el país” no tienen nada que ver en el choreo, justo cuando apañan un gobierno presidido por un tipo que tiene sociedades of shore para evadir y guita depositada en el exterior que, dice, se olvidó de declarar ¿Lo podés creer?

lunes, 20 de junio de 2016

Réquiem se escribe con K


Están vistiéndose de gala para asistir al réquiem del kirchnerismo y se percibe un apuro por ver quién se coloca en los primeros lugares. Algo parecido sucedió con el peronismo desde 1955 en adelante y los libros escritos al respecto ocupan muchísimo más espacio que los fajos de billetes que López tiró tras lo muros del convento. La gran particularidad es que casi todos los que escriben sobre el fin de kirchnerismo lo hacen desde afuera y movidos ostensiblemente por el interés de sacarse de encima esta piedra en el zapato de la política argentina. Por eso no estaría mal trasuntar el tema desde las entrañas de este fenómeno político y social que tanto dolores de cabeza sigue generando a las almas bellas y puras de la patria.
El punto crucial es dónde encarnará ese progresismo que se arrimó al peronismo atraído exclusivamente por Néstor y Cristina: si se confinará en una estructura nostálgica de los logros de los gobiernos K, sin incidencia en la disputa por el poder real, o si se logrará que, de alguna manera, no se destruyan los vasos comunicantes con amplios sectores militantes del peronismo que no están dispuestos a volver a ser la minoría, también nostálgica y zurda, de una estructura política que objetivamente vuelva a ser el soporte del gobierno de turno, como lo fue con Menem y los Kirchner. Si se rompen definitivamente los puentes que unen a estos dos sectores, la victoria de los mercados será realmente estrepitosa porque no sólo habrán logrado aislar el foco rebelde que se desarrolló en el período 2003-2015, que indudablemente fue lo más díscolo luego de los dos primeros gobiernos de Perón, sino que habrán conseguido un nuevo bipartidismo acotado a moverse exclusivamente dentro de los márgenes que el gran capital establece, esto es un esquema de alternancia Macri-Massa-Pinedo-Urtubey que garantice por lo menos una década de reinstalación del neoliberalismo como estructura blindada. En ese contexto, la rearticulación de un polo de poder nacional y popular demorará probablemente más que lo que desde cierto voluntarismo facebookero se puede sospechar. Por eso, el desafío excluyente de la etapa es trabajar con todo el esmero posible para evitar que los sectores más avanzados que el kirchnerismo logró hacer confluir, tanto de afuera como de adentro del peronismo, sigan traccionando juntos.

viernes, 17 de junio de 2016

¿Cómo se expresará políticamente el descontento?


Leo este excelente post en Nestornautras y me queda rebotando esta pregunta ¿Cómo se expresará políticamente el descontento de la militancia y los miles de argentinos que creyeron y creen en un proyecto político de transformación? ¿Puede haber alguna sintonía entre ese compromiso denodado de quienes se subieron a los trenes y bondis y salieron a tocar timbre para el ballottage y una representación partidaria y parlamentaria que ha demostrado una coincidencia plena con las políticas del macrismo, que son la antítesis de lo que se pregonó durante 12 años? Esa el la gran pregunta que tenemos que responder en política, descarnadamente, evitando por sobre todo dos cosas: una, caer en la quintita, en el grupete pequeño que contenga moralmente pero que no sea más que una minoría testimonial. Si se pierde de vista el objetivo de la lucha por el poder, se será funcional a Macri y la clase dominante ¿Qué quiero decir? Que hay mucho por debatir y preguntar: hay que hacerle muchas preguntas a los gobernadores, pero estar abiertos a escuchar sus razones, porque algunas de las cosas que dirán no serán del agrado de más de un cristinista. La segunda es destruir el clima de “club de fans” que por momentos parece reinar en el cristinismo, y esto significa que, en primer lugar, debemos reconocer que la compañera es humana y como tal comete errores, pero también le tenemos que hacer varias preguntas a ella y sus sectores más afines. El desprecio por el PJ no es poca cosa ¿O acaso esa entelequia del “Frente Ciudadano” es un paso superador? ¿O acaso el PJ no debería estar en un armado futuro? ¿Dónde te parás para criticar el consenso con Macri si desististe a dar la pelea adentro? Ya se fueron los misioneros y la lista de espera para tomárselas del bloque del FPV está llena. No pudo practicarse una política más endogámica que la que el cristinismo ha desplegado desde el 9 de diciembre.
Nuestro gran drama es que si no entendemos que es mucho más difícil armar una estructura político-electoral con vocación de poder que librarse de los chorros no habremos entendido nada y por ende nuestra incidencia en la historia se habrá clausurado definitivamente.

jueves, 16 de junio de 2016

El FPV, entre bolsos y gobernas


Mientras las fuerzas que hoy son oficialismo bloquearon el tratamiento de los nombramientos de nuevos jueces en la corte para cumplir nada menos que con la Constitución, a seis meses de asumido el nuevo gobierno, la mayoría de los senadores peronistas han avalado a los dos candidatos que Macri pretendió meter por la ventana mediante un DNU. A no confundirse: No estamos ante una demostración de candor democrático, los gobernadores peronistas demuestran de manera irrefutable que poco les importa si en Casa Rosada hay un peronista, un radical o un empresario que representa los intereses de los sectores concentrados.
El dilema del Frente para la Victoria no sólo es qué hacer con los chorros que tiene adentro sino también cómo posicionarse políticamente frente el macrismo ante la evidencia de que los gobernadores priorizan exclusivamente sus territorios y que su pertenencia al partido es pura formalidad puesto que en los hechos funcionan como fuerzas provinciales, porque ¿Qué diferencia hay entre la mayoría de los gobiernos provinciales del peronismo y el MPN o el armado de Maurice Closs en Misiones?
La derrota hizo caer varios velos y quedó a la vista de todos qué lo único importante para los gobernadores es cuidar sus territorios, por lo que todos los movimientos parlamentarios de sus representantes estarán sujetos a esa lógica. El gran problema es la inexistencia de una estructura partidaria activa, que defina claramente los objetivos políticos y los límites para evitar que sucedan votaciones como la de ayer o la de los buitres. Pero a la hora de buscar responsables debemos ser justos y no caer en la fácil de responsabilizar sólo a los gobernadores. La mismísima Cristina Fernández de Kirchner no manifestó el más mínimo interés por dinamizar el PJ cuando estaba en el poder, algo que ratificó en lo que va del año cuando se desentendió de los asuntos partidarios. Entonces ahora no podemos llorar sobre la leche derramada. La verdad es que 12 años de kirchnerismo no modificaron la realidad del peronismo profundo que en las provincias siguió siendo lo que vemos ahora y que la mayor responsabilidad en que esto sea así naturalmente la tienen quienes tuvieron la suma del poder y en función de ello podían aventurarse a gestar una transformación desde adentro del Partido Justicialista.
Este problema tiene una incidencia más grave que los bolsos de López porque demuestra la absoluta falta de proyecto político nacional y revela de manera cruel que la fidelidad de las gobernaciones es a la lapicera, sin importar quien la posea. Esto sólo se revierte con el fortalecimiento de una estructura partidaria que fije un programa político que sea el que opere como rector del accionar del conjunto.
El gran dilema por resolver es qué se quiere hacer con la realidad: administrarla o transformarla

miércoles, 15 de junio de 2016

El fin del kirchnerismo?

Está desesperados por ver al kirchnerismo muerto: la primera vez fue cuando Cobos nos traicionó; la segunda cuando Néstor perdió con Alika Alikate, la tercera cuando Néstor se murió, la cuarta cuando perdimos en 2013, la quinta cuando perdimos el año pasado y la sexta ahora ¿No hay 6 sin 7?
La verdad es que estamos atravesando un momento sumamente delicado y lo más complicado es que lo que se pone en tela de juicio no es una experiencia política concreta sino si el campo nacional y popular podrá volver a disputar el poder y desde ahí gestionar a favor de los desposeídos. Observando cómo se va moviendo el bloque de poder y su sistema de medios se puede ver con claridad cómo ponen el acento no en las realizaciones del kirchnerismo sino en su componente corrupto. Buscan invalidar el objetivo político de transformación de la sociedad, pero como no pueden confesarlo, como sería suicida admitir que están en contra de que se distribuya mejor la riqueza, la emprenden con la fuerza política que más claramente gestionó desde el estado en ese sentido. Lo mismo hacen con el Papa: como no pueden discutirle su prédica social lo denigran por sus procederes, su supuesta “kirchnerización” y sus amistades.
Como no pueden decir abiertamente que están a favor de una sociedad donde pocos tengan mucho y muchos tengan muy poco, se las ingenian para instalar que los que portan las banderas de la transformación son una manga de corruptos, y cuando aparecen casos como el de José López se hacen un festival. Por eso es que tenemos que ser nosotros los más duros con éste y todos aquellos que estén prendidos en esa rosca, entre otras cosas porque estos tipos roban para ellos, no para el pueblo. Sólo así podremos mostrarnos ante la sociedad como una fuerza con integridad para luchar por las transformaciones necesarias.
Jamás van a explicitar su deseo de una sociedad profundamente desigual, esgrimen que los que queremos transformarla somos deshonestos. La mejor forma de congelar indefinidamente un determinado estado de cosas en una sociedad y obturar el deseo de dignidad y equidad de sus sectores más perjudicados es clausurarles la demanda de justicia porque los últimos que tomaron esas banderas estaban infiltrados por los chorros. Y tienen tanta audacia y dominio de la agenda que también hasta se dan el lujo de dictaminar quién tendría estatura moral para luchar contra la pobreza y quien no. Así es que de a poco van imponiendo un modelo de luchadores tipo Margarita Barrientos y Juan Car, emblemas de una acción de socorro que jamás cuestiona el estado de cosas que genera la pobreza y desamparo. Le oponen al modelo nacional y popular que pugna por mayor participación en la torta de los trabajadores y los sectores populares una actitud de dádiva que no cuestiona y mucho menos propone un cambio de fondo en el reparto.
Ricardo Aronskid escribió que el caso López puso de manifiesto que “la gran despolitización de una parte de la sociedad que no puede salir de la interpretación “chorrocéntrica” para poder entender lo político y económico y que la continuidad de la hegemonía mediática neoliberal establece qué crímenes son gravísimos y qué crímenes no tienen ninguna importancia.” Es aquí donde López se torna demoledor, porque el gran sistema de medios que produce cantidades industriales de “en qué pensar” se hace un festival y por ende le cuesta poco y nada convencer a muchas personas de que en realidad el kirchnerismo fue una banda de ladrones acompañada por miles de ingenuos. Lamentablemente, la disputa se da en este terreno y la resultante más próxima puede ser un recrudecimiento del descreimiento en la política como herramienta de transformación puesto que si de un lado está el gobierno de los ricos con todos los vicios que se les conoce y de otro una fuerza profundamente desacreditada por contener en su seno a varios corruptos, “estas empresas a las que les interesa el país” habrán ganado una batalla que llevará décadas revertir. Lamentablemente, todo indica que están muy cerca de lograr su objetivo y se equivocarán tanto aquellos que no mensuren la debida gravedad de lo que nos ha pasado como quienes crean que la gravedad del ajuste hará que en un pocos días los argentinos se olviden de López y cía. La única forma de revertir este cuadro aciago es con una actitud inquebrantable en la condena a todos aquellos que hayan choreado, porque ese choreo no es para el proyecto político, sino para sus propios bolsillos.

martes, 14 de junio de 2016

El gobierno nacional y popular no se mancha


¿Qué tiene que ver López con los más de dos millones de viejitos que accedieron a una jubilación digna? Absolutamente nada, como tampoco tiene nada que ver ese ciudadano que votó a Macri con las sociedades off shore que luego se le descubrieron. El instrumento político que le devolvió derechos y dignidad al pueblo, la apuesta a una latinoamérica unida y liberada del yugo colonial, las leyes sociales o los juicios a los represores no se manchan con López y otros que hayan metido la mano en la lata. Por supuesto que la cadena paraoficial de medios busca hacernos creer que todo es lo mismo y que un tipo intentando esconder 8 millones de dólares invalida la Asignación Universal por Hijo, la recuperación de los fondos previsionales, la de YPF, la sanción de un montonazo de leyes como la de los peones rurales, el personal de servicio doméstico, el matrimonio igualitario y tantas políticas que no fueron al bolsillo de unos pocos ladrones sino al conjunto del pueblo.
Los mismos que te quieren convencer de que te fue mejor porque algunos robaban no te pueden explicar cómo es que durante décadas se robó mucho más y te fue para el demonio. Ahora mismo, sin ir más lejos, cuando supuestamente tendríamos un gobierno cuyos miembros orinan agua bendita no sabés cómo pagar los servicios básicos y llegar a fin de mes.
José López es uno de los tantos sátrapas que tendrán que explicar cuánto se robaron, pero él, no todos los que abrazamos y defendimos con uñas y dientes un gobierno que le devolvió al pueblo tan sólo una mísera parte de todo lo que le han robado a lo largo de nuestra historia.
¿Y sabés qué? No les duelen los 8 millones de López, les duelen las acciones por 65 mil millones de dólares del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de ANSES que el gobierno de Cristina recuperó para el estado nacional y al que esta semana se aprestan a reprivatizar. Pero te ponen en tapa a este impresentable, para que por detrás, y en nombre de los jubilados, se abran las puertas para la venta a precio vil del FGS que es del conjunto del pueblo, no de López, ni de Báez ni de Jaime.
En el fondo buscan meterte en la cabeza la idea de que todo lo que se hizo queda invalidado por el choreo de tipos como López y la realidad es que todo lo que se hizo, se hizo a pesar de tener adentro a estos tipos. Y lo que se hizo quedó enterrado en la memoria del pueblo. Por eso trabajan sin descanso para convencernos de que vivimos una fiesta y que ahora hay que pagarla y que esa fiesta ficticia fue orquestada por un puñado de ladrones, pero con el mismo empeño con que denuncian a estos delincuentes, cubren a otros, que no sabemos cuánto se han llevado ¿Y sabés por qué? Porque no les interesan los ladrones sino las políticas de base que generan transferencias a favor de las mayorías populares. Pero por supuesto que no se meten en ese debate, primero porque lo pierden, y segundo porque para el indignómetro es mucho más fácil poner la lupa en un tipo con 8 palos verdes que en una política que devolvió miles de millones a los que menos tienen. No quieren librarte de los ladrones como López. Te quieren evitar futuros gobiernos como el que López integró, que te dio lo que ahora Macri te está sacando.
El kirchnerismo es algo mucho más grande y trascendente que José López, pero intentan convencernos que entre esos fajos de billetes mal habidos también está el legado de un movimiento político que fue el instrumento del pueblo argentino para procurarse un país mejor, más justo e integrado. Por eso el proceso político que protagonizó no se mancha con López y otros que puedan aparecer.

Todo depende de Cristina

Todo depende de Cristina
(y de que sus guiones no los escriba Mel Brooks)
Escribe Teodoro Boot
Algunos sectores del kirchnerismo puro, duro, explícito o como quieran autodenominarse aquellos que hacen profesión de fe progresista y convierten en línea política su desconfianza, aversión o prejuicio respecto al peronismo, parecen absolutamente incapaces de aprender de la experiencia y reiteran una y otra vez los mismos errores en lo que, de tan repetida, ya hace rato ha pasado de ser una farsa.
Las consecuencias de la demolición sistemática de Daniel Scioli cuando ya se sabía que habría de ser el candidato, y lo ocurrido con Florencio Randazzo, sorpresivamente desairado luego de que se lo impulsara a una demencial campaña de injurias contra el candidato propio, son demasiado recientes como para insistir en la misma “estrategia”. Si es que se puede llamar así a esta versión de colegio diferencial de “pegar para negociar” de Augusto Timoteo Vandor, dirigente al que le sobraban picardía y timing, ese sentido del tiempo y la oportunidad de la que, obviamente, Randazzo y sus equivalentes carecen.
Porque hubo Randazzos antes y los hay ahora, impulsados a hacer lo mismo y con los mismos previsibles resultados. Sólo los diferencia su respectiva calidad humana y de ahí el distinto modo en que cada uno reacciona luego de constatar el papel de preservativo que se le tenía asignado.
Como sea, de juzgarse por los resultados –¿y de qué otro modo juzgar una estrategia política?–, la elección del guión, o de los actores, o de ambos, ha sido desacertada.
Pero ¿por qué se insiste en lo mismo?

El juego de las diferencias
Existe la tentación –al menos en el kirchnerismo de la provincia de Buenos Aires– de dirimir la interna peronista en la elección legislativa del año próximo. Y hasta hay quienes dan el ejemplo y toman como modelo la candidatura a diputado de Antonio Cafiero en las elecciones legislativas de 1985.
Desde luego, situaciones aparentemente similares pero en momentos muy diferentes, no son comparables, pero lo que de ningún modo puede hacerse es comparar situaciones completamente diferentes en momentos también diferentes.
Antonio Cafiero no eligió, sino que se vio obligado a presentarse a elecciones por el Frente Renovador, pues el Partido Justicialista, particularmente el bonaerense, estaba controlado por una camarilla todavía más obtusa que reaccionaria cuyo principal propósito era conservar su lugar obturando, por todos los medios, la expresión de otras líneas internas. En otros distritos, en cambio, se había podido renovar las autoridades y llegar a los acuerdos necesarios para el surgimiento de candidatos menos desgastados y repudiados por la mayoría de los votantes. Así, y para no entrar en demasiados ejemplos, los cuatro diputados electos en Capital Federal por el Partido Justicialista pertenecían, todos, a la “renovación”: no había sido necesario “dirimir la interna” es una elección general.
Pero ¿qué sentido, motivo o razón tendría hoy repetir la táctica de Antonio Cafiero, cuando las elecciones internas son directas, abiertas y hasta simultáneas?
Conviene también recordar que en las elecciones legislativas de 1985, el peronismo consiguió ganar en apenas un puñadito de provincias y que en la propia provincia de Buenos Aires la UCR se impuso con el 41% de los votos sobre el 27% que obtuvo la lista de Cafiero.
Sería bueno también tomar conciencia de que más allá de las diferencias entre el peronismo y el radicalismo de entonces, el dirigido por Raúl Alfonsín se pretendía progresista y popular, aunque arrastrara algunas rémoras de gorilismo “libertador”. El gobierno actual, en cambio, no es una manera diferente de ser argentino, sino una manera de no serlo: es un auténtico Partido del Extranjero. En consecuencia, no conviene entretenerse jugando a las internas como si nada estuviese sucediendo, como si se tratara de una “alternancia”, uno más de esos muchas veces saludables recambios en el sistema democrático. No hay nada de eso acá.
El tercer elemento que se olvida al proponer estos disparates es que la elección de 1985 era de “medio término” a nivel provincial, pero de “primer término” para el nivel nacional: restaba todavía una elección legislativa, que tuvo lugar en el ’87, cuando, ya al frente del Partido Justicialista, Antonio Cafiero consolidó su triunfo, y quedó muy bien parado para las internas presidenciales. Que, sin embargo, le ganó Menem.

Conducción y hegemonía
Dirimir una interna no supone que los vencidos dejen de existir, sino que se tienen que adaptar, siempre y cuando la conducción les dé el espacio necesario para hacerlo. Y he aquí un concepto que se olvida: el de conducción, sobre el que en los últimos años se le ha sobreimpreso, para colmo, desprolijamente, el de “hegemonía”, que no es lo mismo ni se le parece.
Por ejemplo, la insistencia de la “cafieradora” en seguir dirimiendo en 1988 esa interna contra la “ortodoxia”, en seguir entendiéndose como una facción “hegemónica” y no como la nueva conducción de un proceso, tuvo enorme influencia en el rechazo a que quien acompañara a Cafiero como candidato a la vicepresidencia fuera el ex gobernador de Santa Fe, José María Vernet, quien contaba con al apoyo explícito de la UOM. El descarte de Vernet resultó determinante para que Cafiero fuera derrotado por Carlos Menem.
Esos kirchneristas “puros” dejar en el tintero tanto “el detalle” Vernet como el hecho de que no existe en perspectiva otra elección intermedia, necesaria para consolidar las nuevas relaciones de poder internas luego de una ruptura “táctica”. Y, para colmo, olvidan un importante dato de la realidad: que Sergio Massa existe, que se prepara para recibir a los raleados y que será el principal beneficiario de cualquier política sectaria, tanto en el año 2017 como en el 2019.
Lo significativo aquí es que tampoco Massa propone una nueva forma de ser argentino. Por el contrario, es la cara sensata y política de ese Partido del Extranjero que en menos de seis meses nos ha hecho retroceder casi 13 años.
La pregunta que cae de madura es ¿quién tiene tanta necesidad de “dirimir la interna”?

Unidad o confrontación
Tracemos un escenario simulado: si en 2017 la lista de candidatos del FPV la encabezaran Cristina y Scioli, o si Scioli regresara finalmente a la Capital como candidato de consenso, ¿tiene alguien alguna duda de que esa lista se impondría a cualquier otra surgida del peronismo?
De ser esto así ¿qué necesidad obligaría a Cristina a dirimir una interna? Le bastaría con armar una lista amplia, que contuviera a la mayoría de los sectores, que contemplara el parecer y las necesidades de intendentes y dirigentes sindicales, para no tener oposición interna y, detalle nada pequeño, conservar grandes posibilidades de triunfar en la elección general. ¿Cree alguien que algún intendente se rehusaría a participar, que optaría para irse a la buena de dios y a enfrentar electoralmente nada menos que a la ex presidenta?
Invitado a participar, nadie correría a refugiarse en los dudosos brazos de Sergio Massa, de quien todavía se ignora si no terminará siendo una de las tantas estrellas fugaces de la política argentina.
Puede afirmarse que todo depende de Cristina, de su voluntad, sensibilidad e inteligencia. Y eso no es algo que se pueda decir de muchos dirigentes, porque ¿acaso todo depende de Massa? ¿O de Vidal? ¿O de Randazzo? Este hecho, este pequeño “detalle” indica que los cuestionamientos a Cristina son relativos, aunque también justificables, toda vez que no se puede conducir una fuerza política hacia el fracaso y salir indemne. Pero de ningún modo son definitivos.
Si se nos permite una comparación, es posible afirmar que en el movimiento obrero todo depende de Hugo Moyano. Tanto si termina existiendo una sola central o dos o cinco, como si se convoca a un paro general con posibilidades de éxito. No puede decirse lo mismo de Caló, o Barrionuevo, o Yasky. A diferencia de ellos, lo que piense, diga y haga o deje de hacer Hugo Moyano será, de una u otra manera, para bien o para mal, determinante para el movimiento obrero.
De la misma manera y más allá de los gustos de cada quien, lo que haga o deje de hacer Cristina Fernández es determinante para el peronismo, muy especialmente, el de la provincia de Buenos Aires. Y en ese sentido, siendo que le bastaría con una amplia convocatoria, Cristina no necesita dirimir ninguna interna con nadie. Quienes sí lo necesitan son aquellos que en estos años han venido medrando a sus expensas. Los mismos que, como personajes de una comedia del absurdo, creen que la construcción de un hipotético “frente ciudadano” empieza por romper el peronismo.
Habrá quien lo lamente y quien se alegre, pero nadie puede ignorar que dependerá de Cristina una rápida reconstrucción de un frente nacional capaz de detener la entrega del país al sistema financiero internacional. En su defecto, se corren serios riesgos de  que sea definitiva.

lunes, 13 de junio de 2016

Qué peronismo ganó en Río Cuarto?


Yo no miraría tan linealmente el resultado de Río Cuarto pues, al fin y al cabo, la suma de los votos entre el delasotismo y Cambiemos es más o menos equivalente a lo que sacó Macri en el ballotage. Tranquilamente podríamos pensar en una interna dentro de un mismo espectro en la provincia que catapultó a Macri a la presidencia. Es obvio que una derrota es una derrota, lo que no lo es tanto es que la fuerza triunfante sea una oposición férrea, sino que mas bien es algo funcional al modelo de alternancia que se pretende edificar, algo parecido a Colombia, un marco de fuerzas “razonables” y “dialoguistas” que se turnen en la gestión del estado dentro de un contexto prolijo, donde ninguna de las dos expresiones saque lo pies del plato. El establishment sueña con una alternativa a lo Massa, que ese sea el límite de la disidencia. En ese sentido, el resultado de ayer juega muy a favor de ese diseño y si en el peronismo olfatean que la cosa viene por ahí, muchos no vacilarán en sumarse.


El gran desafío, entonces, es para los sectores que no están dispuestos a formar parte alegremente de este sistema en ciernes: cómo tender puentes con todo el peronismo y no aislarse; cómo articular una presencia político electoral que no se aísle en un testimonialismo de por y para sectores con necesidades básicas satisfechas que por momentos se asemejan más a un club de fans de Cristina que a un colectivo político seriamente comprometido con la transformación de la realidad.

domingo, 12 de junio de 2016

El Vermucito | Audio del 12-06-2016


Gabriel Katopodis “Es muy raro que para bajar la pobreza primero la suban”
Columna de Arnaldo Bocco
Pablo Ibañez analiza “La foto de Hurlingham”


Primera Hora
Segunda Hora

viernes, 10 de junio de 2016

La foto de Hurlingham


Quien no entienda esta foto de ayer a la tarde en Hurlingham quizá no comprenda los próximos 2 o 3 años de la interna peronista en la provincia de Buenos Aires, y también del país. Lo primero que se requiere para entenderla es reconocer que hay vida por fuera del cristinismo. En esta página hemos escrito bastante sobre el FPV y hemos definido como grandes ejes que uno de los desafíos de Cristina era conducir al conjunto y no sólo al EDE y La Cámpora y que en el peronismo se empezaría a vislumbrar cada vez con mayor claridad la existencia de eso que dimos en llamar “oficialista permanente”, algo que encarnamos en la figura del inefable senador Pichetto. Bien, la foto de esta tarde viene a corroborar el rumoreo sobre acercamientos de los intendentes denominados “dialoguistas” con el flaco Randazzo, que aunque no está en la foto, es el hombre que en este espacio se lo visualiza como la figura con mayor electorabilidad en la etapa, algo que el olfato indicaría que es cierto.
Ahora bien, dicho esto comienzan las preguntas, en primer lugar sobre el ex ministro del interior y transporte, sobre su fidelidad y su actitud poco colaborativa luego de que se conformara la fórmula Scioli-Zannini. En segundo lugar el interrogante sobre si desde las más altas esferas del FPV (Cristina) se manejó bien ese trámite; si estuvo bien ponerle fichas a Randazzo para luego resolver lo que se resolvió. Otras preguntan pasan por cómo pararse ante sectores y figuras del peronismo, como Pichetto, que fueron oficialistas con Menem, con Néstor, con Cristina y que por momentos aparecen con una ganas de serlo de Macri que dan miedo, pero siguen los interrogantes y nos ponemos a pensar en los intendentes y gobernadores que tienen territorios a su cargo y deben por ello gestionar un tipo de contacto con el gobierno nacional y el provincial distinto del que practica uno en Twitter y Facebook. Hay muchas preguntas cuyas respuesta serán las que terminen explicando el derrotero a mediano plazo del peronismo. Lo que cada vez parece más irrefutable es que no hay posibilidades de convergencia entre la foto de Hurlingham y el cristinismo que orbita en torno a la Fundación patria. Eso es un dato duro que reclama análisis político y no griterío de red social. Muy probablemente la interna del peronismo provincial transite en base a estos dos polos, con el agregado de que mientras algunos especulan con que si Cristina se decide a jugar, cambian todos los armados, tambien se dice que ello nuclearía aún con más nitidez a todos quienes tienen diferencias con ella y fundamentalmente con sus alfiles.
¿Jugará? La verdad, nadie lo sabe. Los libros clásicos de política indican que una figura de su talla no debería exponerse a una contienda electoral si no tiene garantizada una victoria arrolladora, mientras que el derecho señalaría que no le vendrían mal fueros ante la evidencia de que la quieren mandar a la cárcel como sea.
La foto de Hurlingham debe ser entendida, analizada con detenimiento y sabiduría por ser algo mucho más complejo y profundo que lo que desde afuera se supone.
Cristina hizo su aparición en la CABA con el impacto que todos vimos, realizó una serie de actividades y volvió a Calafate dejando en funcionamiento un instituto manejado por el mismo riñón que tuvo en Casa Rosada, algo que evidentemente no contiene a todo el peronismo y que, nos animamos a sospechar, tampoco le interesa.
En el fondo, lo que se empieza a ver es que viene llegando un tiempo distinto donde habrá que pensar en barajar y dar de nuevo.

Qué le proponemos a los argentinos?

Muchos tenemos la tendencia a espantarnos y expandir a cada minuto por las redes nuestro asombro por las definiciones ideológicas y las medidas antipopulares que genera el gobierno de Macri día tras día, pero llega un punto en que pareciera que una suerte de empate se extiende indefinidamente entre el espanto del kirchnerismo por lo que hace el macrismo y el de éste por el desastre que, dice, le dejó aquél. El estiramiento de esta escena no hace más que favorecer al oficialismo por la sencilla razón de que detenta el poder con una serie de ramificaciones en áreas como medios y justicia que lo posicionan con una fuerza nada despreciable. Pero, además, el problema de que esta foto siga congelada es que obtura la gestación de la alternativa política que imperiosamente se necesita para capitalizar lo que nosotros consideramos como un desastre, que es la acción de gobierno de Cambiemos.
El macrismo seguirá desplegando su sino restaurador sin el más mínimo complejo por la sencilla razón de que tiene muy claro para qué ha llegado al gobierno. Se dio el lujo de vetar la ley antidespidos y, la verdad, no voló una mosca. Así de fuerte se siente y así de fuerte está, aunque desde la oposición muchos quieran ver otra imagen.
El único freno posible está en el parlamento, donde el peronismo no termina de presentarse como un bloque nítidamente opositor, fundamentalmente en el senado, que es el espacio en que más rudamente se sienten las presiones de la lapicera, y en el resultado que puedan arrojar las elecciones de medio término del año entrante, donde el panorama para el FPV no es nada sencillo: En la PBA los bloques parlamentarios están partidos en tres, tanto en diputados como en senadores y la posibilidad, aunque sea de garantizar una interna ordenada es hoy por hoy casi una utopía. En este escenario confuso, no escasean las operaciones de todo tipo, como el rumor que habla de un acuerdo entre Randazzo y los intendentes “dialoguistas” con el massismo, algo que no sería de extrañar para nada. Por otro lado tenemos al cristinismo, al sciolismo y otros sectores minúsculos que andan buscando con quién arreglar. La pregunta es obvia ¿Está el peronismo provincial en condiciones de presentar una propuesta única y lo suficientemente poderosa como para asestarle una derrota a Cambiemos?
No sólo queda muy poco tiempo para presentar esa propuesta sino también para comenzar a decirle a la sociedad qué propuestas tenemos para revertir el estado de cosas que está consolidando el macrismo. Desde el vamos, surgen preguntas como ¿Qué vamos a hacer con las tarifas de luz y gas? ¿Pensamos retrotraer todo al 9 de diciembre de 2015? ¿Qué pensamos de los subsidios?
La respuesta política se fortalece con propuestas en áreas donde el adversario ha tallado. Esto significa que no es poca la cantidad de argentinos a la que se convenció de que el cuadro tarifario que dejó el gobierno de Cristina era una bomba de tiempo. Más allá de nuestro propio debate interno sobre si no debimos haber tocado el tema subsidios muchísimo antes, lo concreto es que el discurso de “la pesada herencia” tuvo índices de penetración nada desdeñables y eso nos obliga a expedirnos, ante la otra buena instalación que hizo la cadena paraoficial: “Si ganaba Scioli hubiera hecho lo mismo”
Todos los debates son bienvenidos, siempre que apunten para adelante, porque ello significa que estaremos pensando seriamente en qué propuestas le presentaremos al pueblo para que vuelva a acompañarnos. Lo que políticamente ya no sirve es seguir llorando sobre la leche derramada y alarmándose por cada nueva iniciativa restauradora del macrismo porque con eso no vamos a ningún lado.
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En la publicación original de este post, el amigo Musgrave dejó un comentario que corresponde anexar porque es un aporte importantísimo:
"dejame cambiar el eje. Hay dos problemas, uno es el de las propuestas y otro más grave para mi, es el de quienes son las voces de las propuestas. Tengo la sensación de q mientras nuestras voces sigan siendo las mismas la gente va a pensar “por que no lo hicieron cuando fueron gobierno?”
Perón decía, no siendo muy original pero si muy pragmático, “en política las estrategias se validan por los resultados”. O sea la estrategia q sirve es la q te permite ganar elecciones.
Por eso en la tradición peronista, se repite el mantra “el peronismo no puede ser conducido por perdedores”
Porque la realidad de la cosas es que, a diferencia de lo q uno piensa, en politica economica y en politicas publicas en general, ya está todo inventado. Lo que se necesidad es politicos con liderazgo q sean capaces de generar elecotorabilidad para para aplicar esas politicas"

domingo, 5 de junio de 2016

El Vermucito |Audio del 05-06-2016


ARNALDO BOCCO ALERTA SOBRE EL RIESGO DE VENDER LAS ACCIONES DEL FGS DE ANSES
NOTA CON EL CONSULTOR DANIEL VIARENGO
FUERTE CAMBIO DE HUMOR EN EL CONURBANO RESPECTO AL GOBIERNO
PRIMERA HORA
Nota con Agustín Rossi
SEGUNDA HORA

sábado, 4 de junio de 2016

Un referente




El primer combate de box que vi en mi vida fue Ali – Frazier en 1971, junto a mi tío Ademar, que hacía poco se había comprado el televisor. Tenía 10 años y eso me marcó para toda la vida. Mi amor por el Box se lo debo a este boxeador fabuloso que acaba de fallecer, de la misma manera que la pasión por el ajedrez a Bobby Fischer cuando vino a Buenos Aires a pintarle la cara al gran Tigran Petrosian en su ascenso a la corona que luego le arrebataría a Boris Spassky.
Ali era pintón, agrandado, jetón y, por sobre todo, un tipo que manejaba como pocos todos los secretos de boxeo, incluida una condición no siempre remarcada y que es central para hacer diferencia: la capacidad de absorción del castigo. Hablo de golpes lanzados por bestias de más de 100 kilos, a ver si nos entendemos. Las manos que Alí soportaba de fajadores como Foreman y Frazier y ,pese a todo seguía en pie, nos hablan de un superdotado para soportar un castigo de esa dureza. Pero de nada le hubiera servido esa condición si al toque, el genio no arrancaba con una combinación espeluznante y literalmente le llenaba la cara de dedos al rival. Hay que ver varias veces la pelea con Foreman para ir notando cómo Ali va construyendo de a poco el nocaut del octavo round, la forma en que lo va contragolpeando y cómo, cada 15 golpes del rival -la mayoría en los brazos- sacaba combinaciones certeras que lo hacían saludar como los candidatos a intendente en los pueblos.
Como le pasa a muchos grandes en muchas artes y disciplinas, no supo resolver el retiro a tiempo y se bajó del ring tarde, recibiendo palizas gratis, como la que le propinó su ex sparring Larry Holmes. Es el mismo drama de la estrella de la canción que no entiende que ya no es tiempo de grabar esos discos lamentables. Sufrí esos combates, y todavía me duelen cada vez que los vuelvo a ver.
Y en la base de todo, el deportista de origen humilde que a su manera, de manera desprolija pero con vehemencia, le grita al poder su verdad, como Maradona y algunos otros (no tantos, tampoco)
10 años tenía aquella noche. La tía Mabel se fue dormir, también Graciela, y nos quedamos con el tío, sentados frente a esa típica mesa de formica los dos solitos, frente a la tele y al espectáculo de Muhammad Alí, que para nosotros todavía era Cassius Clay, y esa bestia temible llamada Joe Frazier
¿Harán el cuarto combate ahora? 

miércoles, 1 de junio de 2016

Grupos de tareas


Si no fue una fiesta, fue un maquillaje o una fantasía. Cualquier opción les sirve para convencernos de que vivimos 10 años de mentira. Para ellos, la verdad es lo que vemos: bancos con ganancias récord y exportadores de fiesta. Te dicen que la verdad es que los ricos sean cada vez más ricos y que el resto cuide lo que tiene porque si lo pierde, chau.

Hubo un tiempo en que el yugo lo ejercía el patrón a los palos, luego fue el Estado con sus Fuerzas Armadas. Ahora, a los mercados les alcanza con los medios, donde una combinación de conductores, referentes y funcionarios nos explican los beneficios de quedarse en el molde. Entonces, poco a poco vas cayendo socialmente pero te vas conteniendo con pequeñas alegrías, como por caso cuando en estos días confirmen que la selección no se vuelve y que Boca podrá seguir en la Libertadores. Luego vendrán nuevas pequeñas victorias, como lograr pagar la luz y el gas. Varias veces me vi como Alterio gritando “La puta que vale la pena estar vivo” al salir de la oficina de Edenor luego de pagar en el segundo vencimiento la factura.
El pueblo argentino está sometido a una nueva forma terrorismo donde los Falcon verdes han sido reemplazados por grupos de tareas que operan las 24 horas del día, como la mesa de Fantino, los programas de panel y la gran mayoría de la programación en vivo de la tele. No se llevan a un familiar, castigan sin piedad a tu conciencia política hasta dejarla malherida. Luego, encendés la radio y el servicio informativo de Continental te dice “No te muevas, nosotros nos movemos por vos”.
Quedate piola, no busques, no jodas…
Nunca se vivió un trance como el actual y no se sabe dónde está la respuesta. Ya Lenin dijo hace más de 100 años que si hay algo que jamás se detiene es la lucha ideológica. Lo que nadie nos dice ahora es cómo se la libra en tiempos donde la comunicación está dominada como nunca por el sentido común de la clase dominante y hasta el GPS te alerta que te aproximás a una zona peligrosa cuando estás cerca de un barrio humilde, pero se queda bien callado el turro cuando pasás cerca de un barrio privado, habitado en su mayoría por tipos que no pueden justificar sus mansiones.

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