miércoles, 7 de noviembre de 2007

Dos Gardenias para tí...




Dos Gardenias, el programa dedicado al bolero que Eduardo Aliverti conduce los domingos de 23.00 a 24.00 por Radio Nacional, suma elementos no muy usuales en la radiofonía porteña: Por empezar es un programa que pasa música... y además no aborda al bolero desde ese lugar común que lo asocia a la melosidad dado que pocas cosas se enfrentan tan a menudo a lo meloso como, precisamente, el bolero.
Lamentablemente es usual escuchar en la radio frases del tipo “Vamos a ponernos cachondos y escuchar unos boleros” y a continuación se emite “Nosotros” , esa despedida desoladora, muy poco erotizante por cierto, que escribió el cubano Pedro Junco cuando se enteró que moriría de tuberculosis... No es extraño que suceda esto en un país que practicamente no se enteró de la existencia de Daniel Riolobos, uno de los interpretes mas exquisitos del genero.

Es en este contexto que Dos Gardenias acierta con fino tacto situando al bolero en los tiempos afectivos exactos: La pasión del comienzo, el amargor de la traición y la tristeza del final, etapas donde el bolero mejor hace de las suyas. Alguna vez el gran Tite Curet Alonso, autor de buena parte de los éxitos de La Lupe, Cheo Feliciano y Héctor Lavoe dijo algo así como que no era noticia para el bolero lo bien que le iba a una familia muy normal...
Vale la pena preguntarse si, acaso, existiría el bolero en un mundo exento de pasión y traición ¿no?
Quizá en el programa haya dos elementos que merecen mayor dedicación: Uno, el de la selección musical. Y esto no es una crítica pues conocemos lo difícil que es “saber” de bolero y música tropical en general en Buenos Aires (*)
El otro aspecto es que por momentos suena muy “leído”y eso enfría, quita clima mientras que cuando hay invitados el programa suma calidez.
Independientemente de estas observaciones, esta propuesta de Aliverti y su equipo nos ofrece una vez a la semana (y en repeticiones por Radio Eter) una propuesta inteligente y demuestra que se pueden hacer bellísimos productos sonoros con uno de los géneros más bellos y originales de nuestro continente.





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(*) Lamentablemente aquí el bolero nos llegó muy “mexicanizado” y eso ha influido para que nos haya resultado complejo conocer la gran cantidad de artistas que lo han honrado fuera del territorio azteca.
En líneas generales nos llegó todo lo que irradiaba México y eso tiene sus costos. Indudablemente buena parte de las mejores plumas están allí, pero tanto Lara, tanto Los Panchos, tanto Pedro Vargas opacó otras expresiones del género que básicamente provenían de Cuba, Puerto Rico y Nueva York y probablemente se haya debido a manejos de la industria discográfica. Por ejemplo, la música tropical hecha en Nueva York, no logró trascender los límites del ghetto, entonces, sin ir mas lejos, voces como la de Graciela, la hermana del gran Machito, virtualmente no trascendieron los límites del Barrio y algo similar ocurrió con la gran cantidad de orquestas y solistas básicamente de origen cubano y puertorriqueño que desplegaban buena parte de su actividad en la Gran Manzana.
Aquí nos llegó, entonces, un bolero musicalmente muy mexicanizado. Esto es: Esmerilado rítmica e instrumentalmente, con la percusión en un segundo plano cuando es un componente central de su génesis rítmica y sonora.
Hay un disco en vivo grabado por el gigante Pedro Vargas en el Carnegie Hall que sirve de ejemplo: La orquesta, dirigida por Chucho Zarzosa, es soberbia, pero el set de percusión está tomado a lo lejos con lo cual queda subalternizado y casi inaudible.
Esta es quizá la gran crítica que se le puede hacer a México en su tratamiento de este ritmo. Porque un bolero sin la percusión al frente se desnaturaliza. Es como si en el tango mandáramos la línea de bandoneones al fondo. Todo un crimen.
Chico Novarro ha contado que, a veces, para que las discográficas no le rebotaran propuestas, le sacaba los bongoes a sus boleros y los retocaba en lo rítmico, disfrazándolos un poco de baladas. ¿Quizá este razonamiento fue practicado antes en la tierra de Alvaro Carrillo para que “el mercado” no rechazara un género que se creía vetusto?
Otro elemento que juega en esto de la mutilación rítmica e instrumental del bolero es el famoso disco que en la década del sesenta edita el puertorriqueño Tito Rodríguez con arreglos y dirección orquestal de Leroy Holmes: "From Tito Rodríguez With Love". Ese disco, el que contiene la inolvidable versión de “Inolvidable”, se transformó en un suceso en toda América y en lo instrumental se caracteriza por la preeminencia de las cuerdas y la subalternación de la percusión. Vaya paradoja la de Rodríguez, quien luego de haber protagonizado los momentos más gloriosos de la música tropical, en la época del Mambo y el cha cha cha, al frente de una orquesta que supo contar entre sus miembros nada menos que al gran Cachao, a René Hernández o Vitín Paz, haya elegido un camino que le granjeó muchos dólares pero lo estancó artísticamente.
Otro elemento que nos alejó a los argentinos no solo del bolero sino del complejo de la música tropical es que la industria discográfica se volcó de lleno en los sesentas al rock y Pop. Ello representó que dejaran de llegar sonidos del caribe. Todo el auge de la Salsa, por ejemplo, que va desde mediados de la década del sesenta hasta fines de los setenta, aquí paso absolutamente desapercibido. Recién en 1982 el negro Guerrero Marthineitz comenzó a difundir “Pedro Navaja” del album “Siembra” que Rubén Blades y Willie Colón habían editado en 1978...
Está el caso de La Lupe, a quien recién descubrimos en las películas de Almodóvar cuando ya en 1965 era una estrella rutilante en toda América latina cantando con la orquesta de Tito Puente.

(Este tema es fascinante y probablemente será vuelto a tratar en otro post.)

5 comentarios:

Mendieta dijo...

Que buena columna Gerardo. Hoy aprendí algo. Ta bueno. Abrazo

Gerardo Fernández dijo...

Pocas palabras pero valiosas, mendieta.
Si sirvió para algo, estoy hecho.
Saludos

Rafa dijo...

Muy bueno, aunque Ajzenmesser suele darle con un caño al programa de Aliverti (o al de Fernando Peña como azafata cubana), José Luis no quiere a nadie, jaja!! Gracias a él descubrí al gigante que fue Daniel Riolobos.

De paso, hoy escuché a Jorge López Ruiz hablando de su disco El Grito, que grabó allá por el '70 por sugerencia de Jauretche, y que acaba de ser reeditado. ¿Tendrás algún dato sobre el asunto?

Un abrazo.

Juan Pablo dijo...

Excelente post. Y después salen los tilingos a decir, desde la nada misma, "que los blogs no enseñan".

Un abrazo.

Gerardo Fernández dijo...

Jorge: Con Ajzenmesser tengo coincidencias y discrepancias. Creo que su crítica va mas ligada a lo estrictamente musical. Pero creo que en líneas generales Dos Gardenias suma.
Respecto a López Ruíz, te cuento que debe ser uno de los jazzeros que mas trabajó en los setenta en esto de arrimar al Jazz con nuestro folklore y, como toda busqueda, tiene hallazgos y cosas no logradas. Lo que mas rescato es que se preocupó por encontrar un sonido bien nuestro.

Juan Pablo: Gracias

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