lunes, 30 de mayo de 2016

Antonia come guiso


Salgamos por un minuto de la gestión concreta tanto del gobierno actual como del anterior y centrémonos en la lucha por el sentido común, que es el terreno donde batallan la cultura y la ideología: la semana pasada, un empresario que está de totalmente de acuerdo con la ideología de Cambiemos nos dijo que el kirchnerismo le vendió a los empleados medios la falsa ilusión de que podían acceder a un celular como la gente y a comprarse un autito. Para reforzar esa la noción, hoy es nada menos que la vicepresidenta de la nación quien dice por Radio Nacional que “Los más difícil para nosotros es atravesar el momento en el cual salís del populismo y salís de la fantasía de una mentira importante y muy grande, de haberle dicho a la gente que podía vivir de esta forma eternamente porque tenemos recursos para eso”
El combate por el sentido común se ha desatado y lo que está en juego es convencer a la mayoría de los argentinos de que el pobre debe ser siempre pobre y que, a lo sumo, podrá tener una pobreza, digamos, digna, pero no mucho más. La idea del progreso social ha sido clausurada por un gobierno que ya sin pelos en la lengua te dice sin vueltas que te quiere pobre, ordenado y, a pesar de todo, alegre. Cambiemos te convence de que la historia es así y que no se puede modificar, por eso la sinceridad de Mauricio cuando dice que lo angustia el drama de millones pero que duerme tranquilo porque está haciendo “lo que hay que hacer”, y por eso también el gozo con que su hija Antonia se devora los guisos de Margarita Barrientos. Antonia sería la demostración ficticia de que se puede vivir en la pobreza y crecer feliz pero además la piba demuestra que no es tarada ¿A quién en su sano paladar no le va a agradar más un guiso popular que esos platos famélicos de la gente linda?
Cambiemos te quiere convencer de que cuando a vos te iba mejor era porque había un gobierno que robaba y por eso te generaba una realidad ficticia, para que no te preocuparas por sus andanzas y consumieras a tontas y a locas. Lo curioso y es que cuando se fue ese gobierno que, según dicen, “se robó todo”, ese pobre que había mejorado retrocedió en un puñado de meses todo lo que avanzó en 10 años, entonces es ahí donde irrumpe el discurso del fin de fiesta y el regreso a esa realidad angustiante de no llegar a fin de mes, del desempleo y del incremento de pobres diablos revolviendo tachos de basura. Es que para ellos, que los pobres vivan mejor es una fiesta porque no conciben que la gente pueda mejorar mientras que para nosotros es un derecho elemental y ahí está el núcleo de un debate trascendental de cuyo resultado depende si llegaremos algún día a ser un país justo o definitivamente se blindará una estructura con pocos muy ricos y muchos muy pobres.
La lucha es por convencernos de que no hay posibilidad de ascender socialmente y, la verdad, son sinceros. Seríamos injustos si no lo admitiéramos. Ellos están convencidos de que vivir mejor y ascender es uno de los modos de la fiesta y no un derecho humano básico elemental. Lo peor es que no siembran en un terreno árido: Los argentinos tenemos metidas muy adentro una serie de nociones jodidas como esa que dice “siempre fue así y no lo vas a cambiar por más que quieras”. Somos una sociedad con muchos convencidos de que “siempre fue así”, lo que nos transforma en un colectivo predispuesto a soportar las consecuencias de las políticas en curso con el agravante de que la crisis del 2001 dejó muy alto el pánico a volver a vivir ese interregno al borde del peor de los precipicios, por eso es que poco a poco avanza también la resignación en muchos de que más vale perder un poco pero conservar el empleo, algo de absoluto sentido común. Nadie quiere que todo se vaya al carajo a nivel personal y nacional y eso juega un rol de contención que favorece el reacomodamiento de la economía a favor de los ricos y a expensas de los trabajadores que terminan padeciendo la extorsión de perder calidad de vida con tal de conservar el empleo.
El combate es contra el miedo a perderlo todo y Cambiemos no escatima recursos en su avanzada. Mientras Mauricio dice estar angustiado, sus usinas de generación de ideología avanzan en el terreno de las ideas con la misma dureza que Aranguren despliega con las tarifas de luz y gas. Es que saben que una cosa sin la otra no funciona y que el sinceramiento de la economía sólo se sostiene con un sinceramiento equivalente en el terreno de las ideas: Si no convencen al pobre de que vivió una fantasía, en algún momento se les puede rebelar.
Urge refutar esas nociones, extrayendo enseñanzas de los años kirchneristas, corrigiendo y mejorando lo que se hizo mal y profundizando lo que se hizo bien. El repaso crítico del período 2003/2015 es un capital fenomenal para conformar un programa político que demuestre que es posible vivir en una sociedad mas justa e integrada que la que está proponiendo el macrismo.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Los del Pro nos quieren convencer de "El pobre debe ser siempre pobre". Y ahí vienen Ustedes y proclaman "el día del orgullo villero". Y como corolario les dan cunas de cartón.

Perdoname Gerardo, pero hay que tener la jeta de piedra para opinar de ciertas cosas, realmente.

Guido

Unknown dijo...

Les guste o no les guste, los datos duros dicen que en lo que va
del siglo 21, el único lugar del planeta que pudo achicar la brecha
de desigualdad es América latina, con estos gobiernos populistas y
corruptos, con sus mensalao y sus cunas de cartón.
Todo lo demás es zaraza.

Unknown dijo...

"Datos duros"...eso es zaraza.

Guido

ram dijo...

Bueno, si la lucha por el sentido tiene que pasar por la infanta antonia "gozando" un guiso de esa señora barrientos, prefiero seguir siendo el mal pensado que soy.
Mi sentido es éste, esa señora barrientos maneja un comedor y es macrista, lo que en sí no es malo pero, si vamos a pensar mal, de los caballos del comisario tenemos que pensar peor, no?. Apuesto triple contra sencillo que el guiso que se le acercar{a a la infanta antonia para que lo goze, NO es ni será parecido al que tienen que comer los otros infantes, cientos, miles, agobiados por necesidades bastante lejanas al verbo "gozar".
Las pocas veces que ví uno de esos guisos de comedor, no eran ni de casualidad como la fotito (ése sería un guiso "pulsudo" en la jerga norteña y que se hace o se intenta hacer en la casa y no siempre; para un comedor, pura gastronomía ficción), los guisos que ví más parecían sopa, gracias a la eficaz combinación entre chicos que son más e ingredientes que son menos, infalible.
Ahora, ¿cuál es, para mí, el sentido de la infanta antonia "gozando un guiso" en un comedor "tropa propia y no territotio comanche"?. Un sentido elemental, hay barra, fotógrafos comedidos, camarógrafos ídem, escribas profesionales y aficionados y opinadores esperando opinar acerca de "lo bueno que es compartir mientras esperamos las futuras maravillas que sucederán en el enésimo semestre venidero que vendrá, pongámonos cómidos y no ansiosos"?. Tá bien, todos más o menos conocemos al papá, pero, ¿vamos a ser tan desconfiados de las razones porque una dulce niñita como la infanta antonia goce un guiso?, no tenemos remedio (y al precio que están), no señor!...
Si tenemos que darle un sentido a las cosas, mejor sería hacerlo por fuera de la disneylandia amarilla, es muy trucha y particularmente indigna para esos miles de chicos, reducidos a conformarse con esos guisos/sopas chirles y nutricionalmente menos que dudosos...
Ah, y las cunas no eran de cartón, sino MDF. De cartón, eran y son en Finlandia, los cosos que las inventaron hace como 80 años.

Unknown dijo...

Guido,El coeficiente de GINI es un índice que elabora el Banco Mundial
Corroborar el dato te va llevar mucho menos tiempo que aceptarlo

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