El cletismo no es plebiscitable

No se puede plebiscitar la traición ni el caradurismo como tampoco se puede plebiscitar un grosero error de análisis del kirchnerismo por haber puesto semejante pescado en la pecera.

Lamentablemente el gobierno deberá acostumbrarse a convivir con un infiltrado. Tendrán que cambiar las cerraduras de los despachos y las claves de las computadoras para cuando al vice se le ocurra darse una vueltita por Casa Rosada, pero no ilusionarse con que Cobos vaya a retirarse alegremente de un sitial que le ofrece existencia política.

Más allá de que este plebiscito sería muy traído de los pelos, lo peor es que con seguridad el resultado sea favorable a la permanencia de Cobos en la vicepresidencia.
Y ahí te quiero ver...

Sólo “haciendo política” se lo van a sacar de encima o, por lo menos, lograrán neutralizar su juego. La resolución de la estatización de los fondos previsionales quizá marque el camino a recorrer porque demostró que cuando las cosas se hacen bien, con grueso espesor político, el vice queda pintado.
La contundencia de los números en el Congreso acorraló a Cobos, que no tuvo otro recurso que responder negativamente la solicitud del PRO para que vetara la ley recién sancionada. El vicepresidente había quedado sin juego, sin ninguna movida saludable, sin espacio para “cletear”, pero en ese mismo instante, cuando el vice se ahogaba en su encerrona irrumpió, cuál Tantor, Néstor Kirchner con menos cintura que una heladera, oxigenando políticamente al mendocino, sacándolo del encierro y abriéndole de nuevo la cancha para que despliegue su juego.

A veces llama la atención tamaño amateurismo del ex presidente.