miércoles, 16 de julio de 2008

Mientras el Senado debate ¡Feliz Cumpleaños Rubén Blades!


Mientras esperamos la resolución en el Senado ¿Qué tal cantarle un “Felíz cumple” a este artista insigne y sustancial que es el panameño Rubén Blades que hoy está festejando los 60 pirulos?
Siempre digo que la obra de Blades no tiene nada que envidiarle a la de Serrat, Sabina o Silvio Rodríguez. Así como al pasar podemos anotar composiciones suyas que son joyas como “Pablo Pueblo”, ese retrato de un trabajador que regresa a casa un día de elecciones; la inmortal “Pedro Navaja”, “Plástico” (tan apropiada para el acto de ayer en el zoológico); “Hipocresía”; “Desapariciones”; “El padre Antonio y el monaguillo Andrés”; “Prohibido olvidar” y la lista sigue...
De Joven Rubén se ganó la vida en Nueva York trabajando de cadete de la disquera Fania Records, el sello discográfico que comandó la explosión de la “Salsa” desde fines de los sesenta hasta entrada la década del ochenta.
Antes de grabar su primer disco, colaboró con artistas del sello como Louie Ramírez, componiendo canciones como “Paula C” y haciendo coros, hasta que sobrevino el divorcio artístico de Willie Colón con el sonero Hector Lavoe y Fania resolvió que era el momento de poner en el primer equipo a este pibe que pintaba bien. Se sumaba el prestigio comercial de Willie Colón a un joven talento que ya venía pidiendo pista.
Así fue que se editó en 1977 el Long Play “Metiendo Mano” donde en la portada se lo ve a Colón levantándole el brazo a Blades en un ambiente típico de Box. En este disco está Pablo Pueblo y una joya del puertorriqueño Tite Curet Alonso; “Plantación adentro”, un relato estremecedor de las condiciones semiesclavistas en las plantaciones centroamericanas y del caribe.
Luego vino el disco más vendido en la historia de la Salsa: “Siembra”, el de “Pedro Navaja” y “Plástico” que acá lo empezó a difundir recién en 1982 Hugo Guerrero Marthineitz en su programa Reencuentro que se emitía por Radio Continental de lunes a viernes entre las 14.00 y las 17:00.
Sin dudas ese álbum nos volvió a vincular con la música tropical dado que ciertos manejos de las discográficas y el auge del rock “nacional” virtualmente habían erradicado de Argentina la rica y sabrosa música afro-caribeña. Toda Latinoamérica estuvo conectada a la rumba, el son, la guaracha, el mambo y el merengue, menos Argentina, que desde mediados de los sesenta se desconectó.
Vuelvo a Blades: Sacó algunos discos más con la orquesta de Willie Colón, hasta que se separaron y ahí Rubén organiza un combo dirigido por el eximio pianista Oscar Hernández y sigue produciendo una discografía de excepción donde quizá se destaque el álbum “Buscando América”.
En los últimos años editó menos discos y se puso a investigar nuevos horizontes de la mano del trío costarricense Editus, publicando los discos “Tiempos” y “Mundo” que generaron gran polémica en el ambiente salsoso, porque la propuesta del panameño en estos trabajos se apartó muchísimo en lo rítmico de la llamada salsa.
Creo que el aporte principal de Rubén Blades fue pintar como nadie la vida en las barriadas populosas (los solares) del caribe, Centroamérica y el barrio latino de Nueva York. En algún momento se dijo que lo que hacía el panameño era “Salsa Conciente”.
Sin dudas en Rubén encontraremos las letras de mayor profundidad, las de mayor capacidad descriptiva y sólo se le asemeja (quizá superándolo) el monumental Tite Curet Alonso.
Si algo le da especificidad a la Salsa son las letras porque te aclaro que como género, la Salsa no existe. Generalmente cuando escuchás Salsa en rigor suena rítmicamente un Son cubano o un Mambo. Aparte de estos dos ritmos, puede ser que escuches una guaracha, una guajira o un cha cha cha –todos de origen cubano- o bien los dos ritmos centrales de Puerto Rico: la Bomba o la Plena.
No existe un género musical ni un ritmo que se llame Salsa. Como dijo el gran pianista Sonny Bravo: “Una noche me acosté tocando música cubana y me desperté tocando salsa”
Aclarado esto podemos decir que el principal elemento distintivo de la Salsa está en las letras, en todo un despliegue de pinturas que retratan centralmente la problemática del latino en las grandes ciudades, básicamente, Nueva York. Ahí aparece el desarraigo, los trabajos mal pagos y por supuesto, la droga y el delito. Es bueno ver cómo muchas letras de salsa retrataban en los 70 cuestiones de droga y delito que en Argentina empezamos a ver de cerca en años recientes. Cuando se habla de la “latinoamericanización” de Argentina, hay que ver cómo acá nos pasan hoy cosas que ocurrían en el barrio latino 30 años atrás. Interesante por cierto.
Aquí en Buenos Aires se ve cada vez con más nitidez (una nitidez peligrosa) cómo ciertas barriadas del Abasto o del bajo Flores se parecen cada vez mas a Ponce, Santo Domingo o El barrio.
Es aquí donde se agiganta la figura de este abogado y también actor panameño, que sintetizó en obras maravillosas la problemática del latino que corrido de su tierra por la miseria enfrenta una vida para nada envidiable en grandes ciudades de otros países y, centralmente, la Gran Manzana.
Hoy cumple 60 y le queda tiempo para seguir regalándonos su arte.
Que no es poco.

1 comentario:

caca dijo...

60! Es un viejito copado ya!

Amo a Rubén por canciones como la que descirben la problemática de los sicarios en Colombia (Sicarios); la importancia de la familia como factor de contención social (Amor y Control); esa gran oda al antiimperialismo (Tiburón); una denuncia a los latinoamericanos coptados por la mentira del capitalismo (Plástico); una diatriba mortificada sobre las clases medias (Hipocresía); o, por terminar, podría seguir, un homenaje a un libro de García Márquez (Ojos de Perro Azul).

Rubén reduce los intereses del monaguillo andrés a “le gusta el río, jugar al fútbol y estar ausente”.

Es un genio, y cuándo viene a la argentina por el amor de dios!

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