miércoles, 19 de marzo de 2008

Yo sé que en el pago me tienen idea...


Es cierto que hay que revisar la estructura del campo pues arrastra muchísimas inequidades y la amenaza de la concentración en muy pocas manos ya casi es una realidad.
Recuerdo que en tiempos de militancia, en el tema de la tierra decíamos que es tan improductivo el latifundio como el minifundio y que uno de los mecanismos tributarios para “emprolijar” paulatinamente el asunto era la implantación del Impuesto a la Renta Normal Potencial de la Tierra, de aplicación progresiva. Este impuesto no atenta contra “la propiedad” sino que funciona sobre lo que produce un campo. Y cuanto más grande es la extensión, se aplica la progresividad. Esto es: El chacarero que sembró 200 hectáreas tributa, por caso, el 2 % de lo producido y el que sembró 1000, aporta el 10 %. Este impuesto lo aplicó efímeramente Horacio Giberti, cuando fue Ministro de Agricultura y Ganadería de Héctor J. Cámpora y, naturalmente, casi le cuesta la vida al pobre Giberti que aún anda luchando por reformas estructurales para el campo argentino.

La actual situación da para pensar un rato sobre el problema del campo. Lo real es que al paso que vamos, dentro de poco la propiedad de la tierra quedará en un puñado de empresas. También es real que “el chiquitaje”, el pequeño productor, no está perdiendo plata pero tampoco tirando manteca al techo. Este sector siempre ha llevado las de perder y a lo sumo, zafan.Y por supuesto, es mas cierto aún que las modificaciones en cuanto a la propiedad de la tierra y su concentración en pocas manos no es un tema que preocupe al gobierno.
Debería preocuparle.

Tenemos entonces que el gobierno nacional no tiene una política concreta para entrarle al proceso de concentración de tierras ni tampoco un esquema que le de cierto oxígeno a los miles de pequeños productores y que los aliente a quedarse en el campo y trabajarlo en lugar de alquilarlo y oxidarse en los pueblos sin ocupación ni proyecto de vida. Nada hay mas penoso que ver a gente que vivió toda su vida en el campo, trasplantados a los pueblos y viviendo del alquiler de su campito sin nada que hacer.

Y tenemos también el negocio monumental de las grandes multinacionales del cereal, que manejan desde siempre el negocio (Cuando uno va de noche por la ruta 33, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, muy cerca de Trenque Lauquen y se aproxima al cruce con los accesos a los pueblos de Treinta de Agosto y Tres Lomas, para el lado de Tres Lomas comienza a verse una concentración de luces muy llamativa. Desde lejos parece como que una nave extraterrestre se ha posado. Pero no, se trata de un complejo de silos de Cargill que da miedo. Si uno se para frente a este monumento al acopio de granos entiende rápidamente la problemática y cómo se la llevan estas multinacionales)

Y tenemos, finalmente, una gran capacidad de lobby, de presión y de disputa ideológica por parte de entidades como la Sociedad Rural, Confederaciones Rurales, etc. Estas patronales siguen sosteniendo posiciones de ultraderecha y no están dispuestas a retroceder. Y son las que vienen hegemonizando las protestas y arrastrando cual río caudaloso a la pobre Federación Agraria que para no perder predicamento entre el chacareraje se suma como furgón de cola a una disputa donde casi son convidados de piedra.
La pulseada acá está entre una casta golpista, reaccionaria, mal llamada liberal que no soporta que ningún gobierno (no solo éste) se meta con sus privilegios. Cuando se trata de pagar impuestos eluden, evaden y/o pagan montos ridículos, tal como lo publicó esta semana Crítica Digital, pero se desaforan cuando el Estado les saca una parte de las tremendas ganancias que están obteniendo. Cuando dicen “De cada cuatro camiones el gobierno se lleva dos” ocultan que esos dos camiones que les quedan hoy valen más del doble que algunos años atrás.
Sólo quieren Estado para perseguir ladrones de zapatillas (porque los otros, también son “productores”) Sobre-explotan a los peones y cuando cazan una moneda la van a gastar “a Buenos Aires” y en los comercios del pueblo, si te he visto no me acuerdo. Eso sí, mantienen deudas inmensas en el supermercado que nunca saldan...
Me da risa y mucha pena el honesto de Eduardo Buzzi (miralo en la foto lo incomodo que está) cuando habla del atentado al interior. Nooo, Buzzi. Vos sabés mejor que yo dónde compran las botas de carpincho, y los disfraces de gauchos estos señores; Vos sabés mejor que yo dónde confeccionan los vestidos para sus hijas quinceañeras... vamos ¿Qué compran en el pueblo estos piqueteros 4 X 4?
Hay un problema con el campo y sería bueno que el gobierno hiciera algo para darle sentido y proyecto a los pequeños productores. Porque solo así separaremos la paja del trigo y quedará al descubierto, cual vampiro en la alborada, la voracidad de los señores de la tierra. Esos que se hacen llamar “productores” y está en duda cuántas veces se subieron a un tractor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gerardo:
Este último me pareció un posteo mucho mas racional que el anterior. Aunque sigo percibiendo algunas grietas sobre un supuesto conflicto gobierno-oligarquía sojera... ¿de que conflicto hablamos? este gobierno, nac&pop en la retórica, lejos está de plantear un enfrentamiento.

No olvides un problema fundamental: la soja como monocultivo está destruyendo nuestra tierra, contaminando pueblos enteros con los agroquímicos, rompe con pautas culturales de los pueblos del interior; y la lista sigue...

un abrazo, Manu

Mariano T. dijo...

Porque no se plantea un impuesto a la tierra, en vez de un impuesto a la producciòn?
Por supuesto la pregunta esta dirigida al gobierno, porque si los chacareros lo plantean, va a ser "ademàs de", y no "en vez de"

Charlie Boyle dijo...

Comparte lo que decis en este post. No soy economista pero creo que el impuesto mas que retenciones debe venir por el lado de propiedad de la tierra y sobre el impuesto a las ganancias.

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