viernes, 24 de abril de 2015

Estado



Cuando irrumpen reflejos del peor oportunismo individualista, como sucede en el sur con la venta de barbijos a precios elevadísimos, es el momento en donde de nada sirve la queja bien intencionada y se impone entender el rol indelegable del estado.

Porque es el estado la organización que debe mantenerse alerta ante la posibilidad de estos fenómenos en zonas de volcanes para salir con la mayor velocidad en todo lo referido a la asistencia de los ciudadanos. En este contexto hay que colocar el tema de los barbijos y el agua. Debe ser el estado el que articulando sus tres niveles -Nación, Provincia, Municipio- instale centros de distribución de lo esencial y así se acaban los vivos de poca monta que creen que los desastres naturales son una ocasión apropiada para sacar una diferencia con sobreprecios alevosos.

Será muy bueno que empecemos a pensar que necesitamos más estado, para situaciones de diversa índole. No dejar todo en manos ni de los mercados ni de la buena o mala fe de las personas. Cuando lo hicimos, ya sabemos como nos fue.


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