Un libro que recoge un momento hermoso de nuestras vidas

Lucas me dijo anoche "Somos historia, boludo. La hicimos". Estaba emocionado. Es que tener el libro entre las manos es otra cosa. repasar las hojas, ver historiados esos momentos donde nos reconocíamos como los patitos feos y combatíamos desde nuestras pequeñas ventanitas contra tamaños monstruos pega fuerte, al menos a nosotros nos pasa.

Hay que contar que, por ejemplo, la mayoría nos conocimos por los blogs. En mi caso, es así absolutamente. Desde Lucas hasta Mendieta, pasando por Manolo, el inge o Aldo, los conocí a todos gracias a los blogs. Hay que contar que en los actos o marchas vienen compañeros y compañeras a saludar y agradecen porque en los momentos más jodidos, allí cuando el Cleto, cuando la derrota en 2009, cuando las AFJP, cuando la ley de medios, encontraron "línea" en los blogs.

¿Te acordás esos post en La barbarie durante la 125 con 250 comentarios? Los blogs son, ante todo, mesas de café virtuales y más en esa época donde todavía Facebook y Twitter no se habían masificado. Por primera vez se generaba un ámbito donde responderle al que escribía o al que comentaba. Recuerdo un debate eterno entre Martín Rodríguez y uno de los mellizos Miara, recuerdo también cuando irrumpió el conu llenando de colores la cotidianeidad del conurbano, o las creaciones para la historia de Tomás, como ésta, sin ir más lejos. Y ni que hablar cuando Manolo clavó que Asís:

"En realidad es un Dealer del Conurbano que vende Paco ideológico, ante la ausencia de suministro de “la buena”, sus brulotes tienen los mismos efectos secundarios en la “conciencia” de su Clientela."

Y podría pasarme el día recordando post y momentos trascendentes, como el que me tocó protagonizar cuando en el invierno de 2008 Pino Solanas respondió un post mío y por primera vez un político acusaba recibo de un bloguero y le contestaba.

Si algo me alegra es saber que tuvimos la suerte de estar en una encrucijada política trascendental y que la historia puso en nuestras manos una herramienta tecnológica de un poder incalculable. Bancar a un gobierno con internet fue un descubrimiento, fuimos la primera generación en eso, y creo que lo hicimos muy bien, creo que en nuestros teclados se fueron procesando desde la creatividad de los pibes hasta las ganas de los más viejos, que no sin esfuerzo nos levantábamos de nuestras respectivas derrotas colectivas, generacionales y personales para contribuir a un debate que presumíamos postrero. Hubo periodistas, cuentapropistas, estudiantes, politólogos, empleados administrativos, profesionales, hubo gente que vino con su "pienso de qué" y expresó las ganas y la bronca de una Argentina profunda que un buen día descubrió en Néstor y Cristina algo en qué creer.

Hubo un Andrés el viejo, hermoso ser humano, venido desde lo más profundo de la intelectualidad arrabalera, un Andrés que el 29 de junio de 2009, en La Bloguera dijo "se perdió, pero no se cerró un ciclo", un Andrés que se trenzaba en debates en blogs opositores y con paciencia oriental los entumecía a sopapos argumentales. Un Andrés que decidió irse, pero que sigue vivo en los que lo aprendimos a querer y muy especialmente en mí, porque en la noche de la aprobación de la ley de medios, nos abrazamos con los ojos llenos de lágrimas y ese abrazo no me lo saco más de encima.

Con Andrés el viejo y Néstor

Y hubo discusiones de todo tipo. Las hay. En buena hora. Pero estoy seguro que cuando se recuerdan los momentos más fuertes de la bloguería, la gran mayoría lo hace con cariño y una sonrisa cómplice.

Me quedo con eso.