miércoles, 3 de abril de 2013

Buen análisis de Raúl Degrossi sobre Macri

Que el temporal que se abatió sobre la Capital Federal y parte del conurbano fue grave, no quedan dudas.

Como tampoco quedan dudas que concentra la atención de los medios no tanto por su gravedad, como porque pasó donde pasó: fundamentalmente en la CABA, que es la vidriera mediática y política del país: lo que no pasa allí, es como si no pasara, o si no mereciera ser registrado y contado profusamente desde los medios.

De hecho, hasta que el estropicio que es la gestión de Macri en la ciudad quedó -una vez más- visiblemente expuesto, las consecuencias del vendaval en el conurbano bonaerense pasaron casi desapercibidas para el complejo mediático dominante.

A partir de hoy, en cambio, es muy probable que ese mismo dispositivo ponga el foco en las inundaciones en La Plata u otros distritos, como para disminuir las responsabilidades del macrismo: algo así como que mal de muchos, consuelo de tontos.

Tampoco se puede especular demasiado (en términos de análisis político) con las probables consecuencias electorales a futuro del desastre, y el rol que cada uno (Macri, Scioli, el gobierno nacional) desempeñó en el medio; porque hay que anotar un dato que no puede soslayarse: de un tiempo a esta parte, la percepción ciudadana de la política en términos de probables opciones electorales parece congelada, en compartimentos estancos sin comunicación posible entre sí.

Dicho de otro modo, los que acompañaron con su voto a Cristina en octubre del 2011 parecen dispuestos a seguir haciéndolo -al menos en su gran mayoría-, y si alguno migra, todavía no ha encontrado donde vehiculizar su desencanto.

Y otro tanto sucede con los que adversan al gobierno nacional: incluso allí la decepción parece ser mayor, y se expresa con más furia, como lo comprobaron los cacerolazos del año pasado.

El caso porteño tiene a su vez -analizado desde éste punto de vista- componentes distintivos; y no es probable que la terrible mediocridad de la gestión de Macri ponga en riesgo un triunfo del PRO en la CABA: el porteño promedio (ése que acompañó masivamente con su voto en cuatro oportunidades, incluyendo sendos balotajes, al Jefe de Gobierno) expresa un voto fuertemente ideologizado, que vota en Macri lo que éste representa, más que la resultante de un balance crítico de su gestión concreta.

Y sobre todo voto en contra del gobierno nacional de turno, en especial si éste es peronista: el caso de Erman González fue la excepción que no hizo sino confirmar la regla, que no casualmente sucedió cuando los porteños se subieron a la ola de un peronismo travestido al neoliberaslismo.

Sin embargo la idea de la autonomía porteña va más allá de la puntual elección directa del Jefe de Gobierno: la ciudad autónoma es una apetecible vidriera política para todo potencial aspirante a la presidencia; montado sobre una masa importante de recursos públicos (la mayor por lejos del país, medida en dinero por habitante), y con muchos problemas estructurales resueltos de antemano, que plantean (al menos en teoría) desafíos de gestión bastante menos complejos de los que debe afrontar cualquier gobernador o intendente promedio.

2 comentarios:

Juan Carlos K dijo...

Hubo 40 muertos en La Plata, pero el dispositivo mediatico solo habla de esto para salvar a Macri.

Si, genial el analisis.

walter dijo...

No hay peor ciego que el que no quiere ver,pero el dispositivo mediatico ,aunque lo cubra no alcanza para explicar el entronamiento de Macri,pero de algo estoy casi seguro,tanta ineficiencia a la larga se paga,y de forma indexada,y si bien hay cierto capricho de estancamiento en los sectores ,calculo que debe faltar muy poco para que ese círculo se rompa,y ahí quiero ver lo que pasa,porque candidatos puede haber muchos ,pero con eststura de estadista hay una sola,y hoy me impactó de manera muy grata que Cristina fuera a su barrio ,eso es descriptivo de que nunca olvida su origen

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