A propósito del fallecimiento de Marcos Mundstock volvió a
aflorar esa actitud mediocre de refutar a un artista por sus posiciones políticas.
Tengo para mí que en su gran mayoría quienes entran en ese juego conocen poco y
nada de la obra de Les Luthiers y del rol de Mundstock en ella, pero el meollo
del asunto también está en ciertas gentes que no tienen instalado el divisor de
una cosa y otra en su cabeza, son los que desprecian a un músico fabuloso como
Paquito D'Rivera por sus posiciones políticas anticastristas, son los que por
lo bajo siguen impugnando a Astor Piazzolla por su antiperonismo y así, la
lista sería infinita. A toda esa caterva monofónica hay que recordarles aquella
máxima de Panigassi "Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa".
Escribo estas líneas desde las antípodas del pensamiento político de Marcos
Mundstock, pero lo hago agradeciendo todo lo que aprendí gracias a su obra.
Porque todavía recuerdo cuando en Tres Lomas, allá por 1979/80 salíamos a
boludear en el auto por las noches, dando innumerables vueltas cagándonos de
risa con Les Luthiers, cada noche descubríamos un nuevo sentido a cada obra
porque nos enseñó a indagar en nuestra política y en nuestra historia, si la
verdad es que aún hoy sigo descubriendo cositas nuevas en sus obras de 30 años
atrás. Me recuerdo con Griyo, con Alfredo Balbín y algún otro compinche en
aquellas desoladas madrugadas, cagándonos de risa con Mastropiero que nunca y
Les Luthiers hacen muchas gracias de nada. Soy de la generación que creció
gracias en parte a este grupo y a la línea que bajaba en el entrelíneas de sus
discos pero por otra parte ¿Hemos dejado de compartir buenos momentos con
amigos que eligieron otra posición política? No me encuentro en ese equipo. Sí
se han generado enfrentamientos y discusiones obvias ¡Gracias a Dios! pero
repito "una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa".
Alguna vez cada uno de nosotros deberá admitir a cuántos que
están del mismo lado del mostrador no los soportan, en mi caso hay como para
hacer dulce y no por ello salgo a practicar un falso militantismo de red social
desde el cálido ambiente de mi hogar, sentado orondamente frente a la PC. No
flaco, eso no es militancia, pero ese es otro tema.
Rescatémonos a nosotros, dejemos de ser tan imberbes, o tan
giles, o tan nabos, o tan pelotudos a cuerda porque el país no se construye
discutiendo lo que una vez dijo tal o cual en tal programa sino evaluando su
obra, y la de Mundstock no se hizo en la mesa de Mirtha sino en 50 años de
humor inteligente pensado para todos quienes coincidieran tan un solo punto, en
el no a la idiotez.