La lógica del gobierno invasor

Seguramente dentro de algunos años rememoraremos este tiempo que nos toca vivir como la etapa donde con mayor transparencia se observó una experiencia de politización opositora extrema como la que a diario practica Clarín.

En la nota que motiva este post ya desde el título se observa cuál es la lógica de la operación: El núcleo de la idea es que Argentina está siendo sojuzgada por una suerte de gobierno invasor que sólo busca hacerse de nuestro dinero y nuestra producción para saciar su vampirismo irrefrenable. Se induce a pensar que “Los K buscan a toda costa saciar su sed de Caja” y para ello no escatiman esfuerzos en poner de rodillas a gobernadores e intendentes con tal de lograr sus objetivos por cierto execrables.

Hasta se podría escribir una nueva novela de vampiros mostrando al país como una bella doncella que en sus venas en vez de sangre tiene dinero y por ello es succionada noche a noche por este monstruo de las tinieblas llegado desde los hielos del sur.

Resulta que si el gobierno busca pagar la deuda externa de la forma más razonable, ello no impacta de forma alguna sobre el país y sus empresas que se benefician notoriamente en su comercio con el resto del mundo al salir del default. Resulta que si el gobierno recauda más por el impuesto al cheque eso tampoco redunda en obras a lo largo y ancho del país. No no no, esos recursos son chupados y enajenados por el gobierno invasor. No se transforman en beneficios concretos para la gente.

Se trabaja cotidianamente en la lógica de la demonización, entonces todo lo que haga Cristina estará censurado desde el primer momento. Así nos encontramos, por ejemplo, con que si busca pagar la deuda con reservas de libre disponibilidad la idea que se baja es que “Los K se apropian de las reservas” y por supuesto que siempre dando a entender que algo oculto hay en cada anuncio.

El trabajo cotidiano de Clarín es inducir a pensar que detrás de la gestión del gobierno no está la gente como destinataria de los logros, si no las pulsiones irrefrenables de un matrimonio déspota. Sin embargo es la población la que en definitiva disfruta de los logros del gobierno y esto se traduce sin ir más lejos en récords de turismo en Semana Santa, dato que vino a completar las cifras contundentes de lo que arrojó la temporada veraniega.

Pero el objetivo del diario es descontextualizar estos asuntos de modo que no crezca la percepción de que se está mejor -por supuesto que siempre en relación al piso que fue el 2001, porque falta aún mucho por hacer- Y algo consiguen, a juzgar por algunas encuestas (Una fue de Poliarquía) que revelaron la rara contradicción de mucha gente que percibe que su situación personal mejorará pero en contraposición la situación del país empeorará…

Todo indica que en cierta medida este juego descontextualizador tiene un horizonte medio de quimera y más cuando poco a poco se acerca el año donde habrá que elegir nada menos que un nuevo presidente. Daría la impresión que cuando haya que elegir un nuevo gobierno la sociedad sopesará seriamente muchas cosas y filtrará muchos mensajes porque lo que estará en juego será nada menos que la confiabilidad para gobernar. Por eso, el desafío más grande que tiene el oficialismo es encontrar las formas de comunicarle a aquellos sectores que les está yendo bien, que su mejoría se debe, además de a virtudes propias, a una serie de aciertos en el manejo de manejo de la política y la economía que redunda en beneficios para el ciudadano que de esta manera comprueba cómo su esfuerzo se va materializando en una mejor calidad de vida.

Si se logra trabajar finamente esto, el 2011 es un trámite.

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