Barajar y dar de nuevo

Con el conflicto por la 125 y la derrota quedó claro que el kirchnerismo empezaba a perder fuerza. Tuvo una magistral capacidad para fabricar combinanciones que fueran logrando amesetamientos en la tendencia, pero la flecha iba para debajo de manera inexorable.
El adelantamiento de las elecciones y las candidaturas testimoniales que aparecieron como jugadas magistrales para evitar daños mayores fueron en realidad señales de desesperación que la sociedad percibió con nitidez y a la hora de enviar su mensaje lo hizo de manera incontestable. No los queremos más. Así, sin medias tintas, Ese es el mensaje de las urnas. Ya de por sí la perspectiva con un cuarto puesto en capital, un tercer lugar lejísimo también en Santa Fe, un cuarto lugar en Córdoba también lejano de los primeros lugares y una derrota en Mendoza eran mandobles difíciles de contrarrestar. Sólo con una diferencia de entre 7 y 10 puntos en la provincia se podía dar una sensación de empate. Ni eso queda.
Es hora de pisar la pelota y ver cómo se llega al 2011. Es hora de ver si hay condiciones para que el gobierno de Cristina llegue al final de su mandato.
De momento pareciera que esta situación sólo se supera sentándose a la mesa lo antes posible y conversando, tratando de encontrar algunos mínimos puntos que nos permitan avanzar o por lo menos evitar un tiempo de fricciones que sólo le harán daño al país.
¿Estarán los actores a la altura de las circunstancias? ¿Resiste el gobierno si no se cambia el vínculo con la oposición?
Quedará sin dudas una enseñanza: Esta derrota no es fruto de la crispación, esta derrota es consecuencia de haber querido transformar el estado de cosas. Seguramente se cometieron muchos errores, pero esta caída viene, como lo preveíamos, por derecha. A este proyecto lo derrotó la derecha, que logró convencer a buena parte de la sociedad que luego de la recuperación por "el viento de cola" ahora se debe retomar el rumbo que el país tenía antes del 2001.
Ya está, salimos del pozo y ahora sigamos con el modelo que tan feliz nos hizo.
Ese pareciera ser el mensaje.
Ese pareciera ser el escupitajo para arriba que buena parte de los compatriotas ha lanzado ese 28 de junio.
Y ese es también el cachetazo a una forma de ver la política muy binaria.
Podés contra varios si también entre ellos hay contradicciones, pero cuando te las ingeniás para que las porpias contradicciones entre los opositores desaparezcan, o se atenúen demasiado, es señal que hiciste las cosas mal.
A esta hora y con el 64 % de las mesas escrutadas la diferencia se sigue achicando, pero todo pareciera indicar que eso ya es lo de menos