La oposición y el fraude

Pedro Brieger contó anoche en El Destape que los candidatos derrotados en Ecuador están diciendo que hubo fraude y dio una explicación que bien vale para tener en cuenta en nuestro país para el 28 de junio.
Contó Pedro que el domingo pasado el millonario Alvaro Novoa (que perdió en segunda vuelta hace dos años con Rafael Correa) durante los comicios repetía a todo el mundo que él ya estaba en segunda vuelta, y lo decía con mucha seguridad, entre otras cosas por haber llegado a esa instancia dos años atrás.
Cuando se descorcharon las urnas y Correa apareció superando el 50 % tanto Novoa como Lucio Gutiérrez (que salió segundo) empezaron a decir que no hay explicación para tamaño resultado y que por lo tanto sólo puede deberse a manejos extraños…
Así las cosas, instalaron la duda sobre el resultado y esto amplificado por los medios –que en Ecuador son frontalmente opositores- está sirviendo para deslegitimar el triunfo de Correa.
En Argentina ya se viene trabajando en ese sentido y todos los resultados adversos al dispositivo opositor serán deslegitimados como ya lo intentó Carrió en 2007.
Es sabido que la gran mayoría de las encuestas no se publican y que muchos resultados que salen a la luz persiguen el fin de instalar un candidato con tanto énfasis que se instala la noción de que efectivamente ese dirigente “mide” muchísimo. Entramos así a un mundo de fantasía donde se dice que según algunas algunas encuestas X candidato tiene una altísima intención de voto, y luego resulta que si las urnas ofrecen un resultado que refuta los sondeos previos, pues se empieza a poner en duda la transparencia de los comicios. Es lo que hizo Carrió con poca fortuna hace dos años. Todos recordarán que con esa seguridad que transmite cuanto más fiero bartolea, la chaqueña decía:
“Estamos en segunda vuelta”
Hasta 2007 las elecciones en muchísimos casos refutaban las encuestas, y la mayoría de las empresas del ramo se guardaban durante un año hasta que pasara el chubasco para luego volver a realizar su trabajo como si nada hubiera ocurrido.
Lo que puede empezar a suceder a partir del 28 de junio es que las encuestas refuten el resultado de las urnas. Estamos muy cerca de quedar patas para arriba y que el conteo de votos, con autoridades de mesa legítimamente constituidas y fiscales legalmente acreditados sea desmentido por la percepción de fraude.
Hay que seguir de cerca las notas de Clarín sobre la campaña y las alusiones permanentes a encuestas de las que nunca nos enteramos qué empresa las realizó y mucho menos las características técnicas de esos sondeos. Todo persigue el objetivo de instalar la noción de que si el oficialismo gana es por trampa.
Lo que directamente está en juego es la percepción de la realidad, y el dispositivo mediático viene trabajando con paciencia de orfebre esta cuestión. Entonces, si en un distrito de conurbano Kirchner gana por paliza pero el dispositivo mediático le da todo el aire a las denuncias de la oposición ya queda instalada la idea de que pasaron cosas raras. Luego, un mes más tarde, cuando la justicia electoral se expide refutando una a una las denuncias infundadas ya es tarde y ni siquiera esa información es publicada, total “nadie se acuerda”.
Es como cuando los medios amplifican noticias policiales y las meten dentro del título “Inseguridad”. A menudo sucede que muchas de esas muertes no fueron producto de un intento de robo (sin ir más lejos el florista de Susana Giménez) pero eso nunca queda debidamente aclarado, entre otras cosas porque esos mismos medios jamás publican los resultados de las pericias pues lo que les interesa es machacar y machacar con la inseguridad.
La verdad es que el tema de las denuncias de fraude va a ser realmente grave y no está claro si desde el oficialismo se están tomando las precauciones necesarias.