Saber perder

Mientras la cola para dejar mensajes en el post anterior parece agigantarse debo reconocer que la actitud de Néstor Kirchner es de una entereza que muchos deberían imitar.
El país sabía que en Catamarca ganaba el Frente Cívico y Social, no nos engañemos. El país sabe que por un tiempo las huestes de Brizuela del Moral son imbatibles, y Néstor también lo sabe. Pero no obstante el tipo le puso el cuerpo, fue a dar la cara y hacer campaña sabiendo a lo que se exponía, y sabiendo que aún en la derrota algo sumaría. La verdad que no le fue mal: un 33 % no es poca cosa. Al fin y al cabo, peor, mucho peor les fue a la Colisión Cívica y al PRO.
Kirchner se podría haber guardado y hacerse el desentendido, pero seguro que habrá deducido que de cualquier manera el dispositivo mediático opositor le facturaría el desenlace de los comicios catamarqueños como una cruel derrota. Al fin y al cabo, cuando un radical K arrasó en Santiago del Estero el año pasado, el inefable diario La Nación tituló:

Una victoria que genera desconfianza en los Kirchner

Y con una audacia sin igual se sostuvo:

"El resultado de ayer también tiene un lado negativo para el ex presidente. Si en las elecciones de diputados y senadores nacionales de 2009 Kirchner demuestra alguna debilidad y pérdida de poder, se encontrará con un Zamora que tendrá autonomía propia e incondicionales para gobernar."

En suma, para la historia oficial de la Cadena Nacional de la Gente Linda, Kirchner pierde cuando pierde y también pierde cuando gana, con la diferencia de que cuando pierde no grita “Fraude”. No, se la banca. Seguramente habrá roto un par de sillas a patadas en las últimas horas, y está bien que lo haga, pero ahí está, bancandose el festival de análisis políticos e interpretaciones que verdaderamente dan pena y generan desazón por la baja en la calidad que experimenta el periodismo cuando queda encorsetado a los intereses políticos de las empresas de medios.
En política hay que saber perder. Hay que aprender a morder el freno y hay que coexistir con la ingratitud. Por eso desde este humilde rinconcito desde el que otras veces hemos criticado al ex presidente cuando, por ejemplo, se borró en el caso Varizat, hoy reconocemos su valor y entereza política de haber ido a poner el cuerpo en una elección local, en lugar de hacerse el desentendido.
Mucho más fácil le hubiera sido dar un paso al costado dejando que los dueños de la derrota fueran Ramón Saadi y Luis Barrionuevo, mirando la confrontación entre un cobista y estos dos impresentables.
Pero no. Néstor Kirchner fue, puso no sólo la mejilla, puso la cabeza y el lomo para comprarse carísima la derrota.
Estas actitudes son las que marcan la diferencia entre tipos como Lupín y el resto.