lunes, 9 de marzo de 2009

Belén


La primera vez que se me subió a upa ronroneando, Ceci me dijo con ese tono tan convincente que le sale cuando bolacea fiero:
-Tiene todas las vacunas
Ya pasaron muchos años de aquella tarde. Luego llegaría Cheo que la haría mamá dos veces y tendría una vida de reina hasta hoy a las 15.45 cuando exhaló el último aliento y se durmió para siempre.
Belén, Belu, Belunquen, murió luego de vivir 17 hermosos años, algo así como el equivalente a 90 en los humanos. Y murió con mimos y caricitas, como seguro deben morir las mascotas amadas y lloradas.
Rápidamente fui al patio y decidí que el pozo tendría que hacerlo bajo la hamaca paraguaya donde tanto juegan los chicos, como para que ella esté ahí cerquita. Le dí a la pala con decisión. Pensaba que no sería bueno hacerlo en presencia de la familia.
La envolví en una tela que la cubrió las últimas horas, así mecánicamente la deposité en el fondo y le tiré la tierra encima.
Le comuniqué a Ceci y Sofi el desenlace y fui a buscar a Juan a la escuela. Cuando lo tuve a mi lado me puse a llorar sin consuelo y para colmo una cuadra después me encontré con Maite que venía de su primer día de Colegio Secundario. Ahí se puso peor el llanto. La gente me miraba y los chicos me consolaban.
Es dura la muerte, es una mierda. Ya lo dijo el Sabalero “Esa vieja puta y fría”
Belén vivía en nuestra cama y dormía en la cola y espalda de Ceci. Más de una vez recibió un patadón mío pues a veces se interponía entre mis ojos y el televisor y eso a un hombre no se le hace…
Hubo una vez que casi le sacó un ojo a Maite porque era una gata de verdad, o sea, tremendamente mimosa y al mismo tiempo jodida como ella sola. Esa noche casi le sacó un ojo, la marca de arañazo quedó a milímetros del lagrimal de Topin que por entonces era bebé. Por eso decidimos que al día siguiente la llevaría a la estación Coghlan y la dejaría ahí porque era muy peligroso seguir teniéndola. Recuerdo que esa noche casi no dormí imaginando la escena, viéndome dejarla abandonada a la suerte de Dios. Por suerte me iluminé y la llamé a Judith, amiga y veterinaria que me recomendó castrarla porque a veces eso los tranquiliza. Por suerte el consejo fue válido y Belén pudo seguir lo mas bien en casa.
Antes de eso parió dos veces. Una en la cocina y otra bajo una cama. Nos llenó la casa de gatitos y meadas.
Con Sofi nos pasamos eternas tardes haciéndole todo tipo de achurías. La guardábamos en bolsas y en cajas, le tirábamos burbujas para que las pescara hasta que perdía el aliento; le dábamos aceitunas porque las cacheteaba con mucha gracia, en fin, todas las niñerías que puede hacer una niña y un niño con barba.
Cuando llegaba la primavera le gustaba estar en la vereda y cuando yo llegaba me maullaba, se frotaba en mis piernas, entraba conmigo a casa y luego volvía al sol de la calle.
Una de sus características era orinar en el bidet. Verla con esa cara de superada mientras meaba era colosal. Nunca tuvimos la suerte de tener una cámara fotográfica cerca para retratar ese momento.
Belu se durmió en paz y esta lágrima que vuelve a brotarme y estas imágenes de su vida me ratifican que la pasó bomba con nosotros.
Que su vida tuvo sentido sentido
Y este llanto también

17 comentarios:

AM dijo...

Gerardo, te comprendo tan bien y te mando un abrazo enorme que te de pilas para no estar triste. Estoy segura que Belen disfrutó su vida de diosa como solo ellas pueden hacerlo y que donde este y en la forma que sea les seguira mandando de a ratitos - cuando ella tenga ganas, viste como es - ese amor felino que es tan incomprendido y tan único. No estes triste, Belen seguro que no lo está.

PAYITO dijo...

Gerardo, pasé por una situación sumilar hace algunas semanas, mi perro Benito (un yorkie de casi 3 años) fue atropellado y murió. Ahora siendo que me falta algo, esa fiesta que me hacía cuando llegaba a casa, en fin. Es una mierda... entiendo y comparto tus lágrimas. Saludos.

Adio!

El anónimo dijo...

Son jodidas las muertes de las mascotas, te lo digo teniendo al lado de mi silla, a Lulu, una gatita de 8 meses. Saludos.

Anónimo dijo...

Tuve un Dobermann que vivió 17 años, un señor, sólo le faltaba hablar. Compartió mi vida desde mis 15 años, siguió acompañando a mi vieja cuando todos no fuimos de la casa paterna. Un día le falló el corazón y cayó redondo. Fue un gran alivio para mí porque nunca había conocido un perro que no tuviera que ser sacrificado. Se llamaba Olaf, fué el animal más excepcional que tuve el honor de conocer, era mi amigo. Cuando se fué, me hubiera gustado poder escribir unas palabras como las tuyas. Te mando un abrazo.

Anónimo dijo...

GERARDO SOLO QUIEN TIENE UNA MASCOTA SABE LO QUE SE SIENTE ME HAS HECHO EMOCIONAR PORQue SIEMPRE PIENSO QUE VOY A HACER EL DIA QUE LA COCA UNA SIAMESA QUE ES TAN JODIDA COMO ERA BELEN PERO AL MISMO TIEMPO TIENE ACTITUDES QUE ME DEJAN BOCABIERTA NO ESTE MAS.
SALUDOS

ddrosario

Cecilia desde el Bosque dijo...

Uy Gerardo,,, convivo con siete gatos que son mi familia. Y digo convivo porque nadie "tiene" a un gato. Ellos tienen esa dignidad y sabiduría que sólo los que los amamos comprendemos.
Mi gato mayor, Pipo, tiene ya doce años y aunque está muy bien, mucho mejor desde que vivimos aca en el bosque y puede andar a sus anchas, pienso en que ya tiene sus años. Te comprendo porque no logro imaginar no verlo.
Entre los gateros decimos que cruzó El Puente del ARco Iris, donde van todas las mascotas a esperarnos para cuando nosotros también lo crucemos y volvamos a encontrarlos.
Alla estará también Belu.

Anónimo dijo...

Cual era el sentido de llenar este blog de los comentaristas pedorros de Perfil que vengan a forrearnos la derrota de ayer acá??

T fuiste al carajo Gerardo, todo por un par de visitas más, te vendiste.

Anónimo dijo...

Sentido pesame, Gerardo.

Gerardo Fernández dijo...

anónimo de las 22:18: Me da vergüenza responderte pero lo hago pues quizá vos expresás la confusión de algunos visitantes. Cuando me enteré que Perfil había linkeado el blog, eran más o menos las cuatro y media de la tarde y ya las visitas superaban las 1.500 (cuando el promedio es 700/800 por día) A esta hora de la noche ya son casi 3.200 los visitantes, todo un record. Pero yo no hice nada, salvo hacer un pase de torero a la mañana y poner ese post para recibir cargadas que indudablemente estuvo en el lugar correcto y a la hora señalada. Y lo hice porque desde anoche empezaron a chorrear mensajes gastandome por el resultado de las elecciones en Catamarca y pensé que lo más ingenioso era abrirles esa puerta a todos los que quisieran gozarme.
Nada mas que eso, el resto lo hizo Perfil.

misterzeta dijo...

La tristeza que uno siente cuando se van es solo comarable a la alegría que nos dan cuando están.
tengo 3 perros y 2 gatos y todos cada uno de ellos son lo más, y en el jardin tengo restos de varios que se han ido antes de tiempo y alguno cuando le correspondía, es más tengo el de un gato que nos encontramos una mañana cuando nos despertamos que decidió venir a morir a casa, nunca en la vida lo habíamos visto pero si el decidió que ese era el lugar allí lo dejamos.
Un abrazo,

Ale z

Anónimo dijo...

Por qué será que los gatos buenos se nos van antes??? Y Susana aquí dando vueltas todavía...!
PD: en serio, lamento tu pérdida, Gerardo. Abrazo.

Ahí llegó el Químico... dijo...

Te comprendo totalmente y te acompaño en el dolor. Te cuento que yo llegué a tener 6 gatos, 4 de los cuales nacieron un 17 de Octubre de una pareja (llamados Z y X porque no podíamos determinar el sexo) encontrada en Obras Sanitarias de Devoto. En Paternal convivieron hasta que dimos a Jota a unos amigos. Pamplinas se nos perdió. X y Z se fueron. Y nos quedaron Gricel y Capuchina...que vinieron con nosotros a Bariloche. Vivieron 16 años junto a nosotros. En 2007 se fue primero Capuchina y creemos que la tristeza de no estar más su hermana...se llevó a Gricel dos meses después...entre medio de un mimbre y un pino azul descansan con sus juguetes...
Muchas noches aunque haga frío salgo a fumarme un faso debajo del mimbre y del pino y a charlar mentalmente con ellas...
Tenían (todos los gatos tienen) la capacidad de darse cuenta cuándo uno está mal o le duele la cabeza y hacen todo lo posible para que estés mejor....saludos

LeoAbsurdo dijo...

Cuando tu gata te abandona, se te va una parte tuya. me angustié mucho leyendo esto. perdón
Fuerza gerardo

Anónimo dijo...

Aguante los gatos, odio a los perros. Ahora, a conseguirte una nueva belen!!

Anónimo dijo...

Che me estare poniendo viejo que leo cada uno de los comentarios y me emociona porque me veo reflejado con mi gata, que adoro y que se que me adora,
bueno un abrazo para todos

ddrosario

Anónimo dijo...

Gerardo: se lo que es tener una gata. Siempre preferi los gatos a otros animales domesticos, tal vez por que admiro su independencia. Siempre hubo gatos machos, pero cierto dia, alguien dejo una gata en la puerta de mi casa. Yo tenia un gato y si la entraba iba ser un quilombo. Le fui dando de comer a escondidas, hasta que entro a la casa. Era una gata joven, con muchas mañas propias de los felinos que necesitan procurar su alimento. En otras palabras si dejabas carne en la mesada era clavado que se mordia un pedazo, cosa que jamas se le ocurrio hacer al gato. Mi mujer la queria matar. Ademas era una gata fiestera. Si, le gustaba y cada seis meses tenia gatitos y no dos o tres, de cuatro para arriba. Ya no me quedaban escusas para castrarla. No queria. Ella era feliz. Y cada tanto iba con uno de mis hijos a regalar los gatitos en la feria del Parque Dominico. Un dia ya rodeado me conminaron, a deshacerme de ella. Parece que uno de los chicos tenia una alergia, como no sabia bien el origen alguien sugirio: "debe ser el pelo de la gata". La gata era peluda. Nunca me crei lo de la alergia, pero se trataba de tu hijo. Pense que hago. Donde la llevo. Un dia la cargue al auto, y la deje en el Parque de la Cerveceria, en Quilmes. Ahi pululan gatos y gatas mientras la gente camina o corre en las pistas bajo la sombra de una tupida arboleda. Cada vez que paso miro y creo divisarla. Caminando horonda, con su cola como estandarte y bamboleando su panza. Te acompaño en el dolor. Tu post, disparo el recuerdo de esta historia con la unica gata, que tuve.
Abrazo

Anónimo dijo...

A mí también se me murió mi gatita Violeta hace unos meses, la tuve 10años. Y era lo más, dulce y atorranta, se le pegaba a cualquiera que se le acercara (si hasta me la secuestraron por confiada a la aparata)...
Fueron terribles los últimos diez días que la tuve, desde que le diagnosticaron cáncer de pulmón hasta que tuvimos que decidir que la sacrificaran. Pero a partir de que se fue, no puedo recordarla si no es con alegría, por todos los momentos lindos - y más o menos - que nos hizo vivir. Y supongo que ella vivió lo mejor que pudo con nosotros. Ahora está en el patio de nuestra casa, cerquita del jazmín. Un abrazo.

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