miércoles, 31 de marzo de 2010

Raúl Alfonsín, a un año de su muerte

Me puse a releer lo escrito un año atrás y concluí que este post es absolutamente vigente, por eso lo transcribo.



LA PASTEURIZACION DE ALFONSIN


Como tanta gente de mi generación me crié bebiendo leche pura, levemente rebajada con agua. Leche con mucha grasa y un fortísimo olor por momentos no demasiado agradable. El paso del tiempo y las transformaciones en la industria lechera me han llevado a beber un líquido viscoso que poco tiene que ver con aquella leche que con mi viejo ordeñábamos en la quinta o como la que el lechero Jorge Rodi dejaba tarde a tarde en el hervidor que mi madre ponía en el zaguán con un papelito que decía “2 litros”. Esta leche que bebemos ahora viene sin grasa, sin olor y virtualmente sin sabor. No le quedan muchos atributos más allá de la denominación que la emparenten con la leche de medio siglo atrás.

Con Raúl Alfonsín viene pasando algo parecido: Se nos está mostrando un líder político que en poco y nada se parece al dirigente fervoroso, calentón y por momentos visceral que supo liderar una etapa traumática de la vida política argentina. Este Alfonsín que se nos muestra desde innumerables revistas y suplementos viene sin olor y sin sabor.
Es notable que cuando desde los medios masivos se consuma exitosamente la reconversión de una figura pública o un hecho histórico determinado, cualquier otra mirada, aunque sea mucho más fiel a la verdad histórica será entendida como “manipulación”.
La muerte del líder radical desató una campaña sin antecedentes en la política argentina. El multimedios Clarín puso todo su andamiaje para ofrecerle a la sociedad un Alfonsín sometido a tanto reproceso que su resultante es un ex presidente desabrido, inoloro e incoloro que poco y nada tiene en común con el que conocimos los argentinos durante más de 40 años.
También asombra lo endeble de la memoria colectiva que se revela incapaz de contrastar o al menos disentir con este producto que se le impone mediante el uso abusivo del poder de fuego mass mediático. Llama la atención que una generación que convivió durante años con una figura tan fuerte como la de Alfonsín, ahora no dé muestras de disenso cuando se le muestra una caricatura de lo que en rigor fue el ex presidente.

Este reprocesamiento de Alfonsín dispara hechos insólitos como que, por ejemplo, acabo de recibir uno de esos típicos comentarios anónimos lamentando que la televisión manipule la figura de Raúl Alfonsín, en referencia al programa de anoche donde se emitieron las imágenes imperdibles de la vez que pidió el uso de la palabra para responderle a monseñor Medina y el ya famoso discurso en la Sociedad Rural.
Estos dos momentos del ex presidente, junto a aquél otro cuando le respondió a Reagan por fuera del protocolo, conforman quizá parte sustancial de su genética política, pero resulta que la pasteurización del Alfonsín llegó tan lejos que cualquier evocación de su costado peleador será interpretada como una mirada tendenciosa y desprovista de rigor histórico.
La sola emisión de esas escenas es interpretada como una manipulación.
Todo un dato de época.
Una época donde la realidad va disputando, y en franca desventaja, veracidad con las construcciones mediáticas y donde en muchos casos, las imágenes que ofrecen las pantallas multimediáticas se imponen como “La verdad” indiscutible, archivando tapes, libros, diarios y revistas en arcones que ya nadie revisa.
Alfonsín fue lo que Clarín dice que fue.
Y los que sostegamos otra mirada seremos tildados de manipuladores, aunque los libros, los datos y los documentos públicos nos den la razón.



4 comentarios:

David Grasún dijo...

Lo más lamentable es Ricardo Alfonsín contribuyendo a la pasteurización de su padre. Un tipo de discurso flojísimo y "aguachento". No pierda el tiempo. No me olvido de la declaración de Estado de Sitio y de los compañeros detenidos bajo la excusa de saquear supermercados. Eso pasó con Alfonsín al finalizar su mandato y fue la misma respuesta que dio De La Rúa antes de irse.

sgch dijo...

Cada vez estoy más convencido de que lo único que cambia es el pasado.

Anónimo dijo...

Moyano: "Si hubo inimputables como presidentes, por qué no un obrero"
Lo que no me queda claro es de qué obrero está hablando.

Anónimo dijo...

Qué grosso que fue Alfonsín!!!

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