ADEPA es la entidad que nuclea a los propietarios de diarios de todo el país y naturalemente es controlada por Clarín.
Se supo en estos días que el diario La Arena, de la ciudad de Santa Rosa (La Pampa) renunció a esta entidad por disentir profundamente con la oposición de ésta al tratamiento de una nueva ley de medios de comunicación audiovisual.
En virtud que esta noticia ha sido virtualmente encriptada, reproduzco el editorial de La Arena:
La Arena y la ley de medios audiovisuales
El debate generado alrededor del proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales ha tenido la virtud de dejar al descubierto los poderosísimos intereses que se sienten afectados por una norma que se propone legislar y organizar el espacio radioeléctrico que es administrado por el Estado.
El debate generado alrededor del proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales ha tenido la virtud de dejar al descubierto los poderosísimos intereses que se sienten afectados por una norma que se propone legislar y organizar el espacio radioeléctrico que es administrado por el Estado.
Perdiendo la línea y la sobriedad los grandes medios porteños han lanzado con ferocidad y saña a demoler el proyecto sin cuidarse demasiado en guardar las formas. De repente muchos de esos medios que se decían mesurados y criticaban al gobierno por su crispación, su excesiva vehemencia por su dureza confrontativa, han caído en lo mismo que criticaban.
Lo peor es que sus ataques al proyecto no son explicitados con claridad y sólo apelan a lo que bien podría llamarse un golpe bajo. Aducen que la nueva ley afectará la "libertad de expresión" o que afectará la "seguridad jurídica". Pero se guardan muy bien de mencionar que la ley vigente es de la dictadura militar y que permitió la concentración de medios como nunca se vio en el país. Tampoco dicen que ese acaparamiento de medios de comunicación en forma oligopólica o monopólica, no se permite, ni lejos, en los países que ellos mismos llaman "serios" para castigar al gobierno.
En sintonía con ese desagrado por el proyecto, las cámaras y entidades empresariales de la prensa, se manifestaron con muy duras críticas con él.La Arena manifestó de entrada su simpatía hacia la iniciativa. También lo hizo en todas las ocasiones anteriores en que se anunciaban proyectos similares en el Congreso de la Nación. Este diario ha afirmado siempre que es necesaria una nueva ley que deje atrás la normativa de la dictadura militar y que el Parlamento le debe a la sociedad un nuevo ordenamiento que supere las injusticias y los abusos que esta legislación permitió.
Ahora sostiene lo mismo. Por esa razón, La Arena siente la obligación de señalarle a sus lectores que no comparte los pronunciamientos de las entidades y cámaras que nuclean a los diarios de todo el país. Esas entidades -sumadas a sus pares de la radio y la TV- expresaron su oposición, con argumentación diversa, al tratamiento de este proyecto.
Consecuente con ese pensamiento, LA ARENA ha presentado su renuncia como socio de ADEPA y como integrante del consejo directivo de ADIRA. Esta aclaración pública se ha tornado necesaria y responde a la búsqueda de un criterio de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Además, la inteligencia de los lectores merece esta explicación ante el serio riesgo de debilitar o tornar vulnerable -o incoherente- la línea editorial que sostiene esta hoja.
El proyecto podrá tener aspectos más o menos cuestionables, más o menos aceptables para los diversos actores que participan en el universo de las comunicaciones audiovisuales. Pero lo que no corresponde es cuestionar la legitimidad del Congreso de la Nación para darle al país una nueva ley que reemplace el engendro que hoy nos rige. Y menos todavía hacerlo en nombre de la "libertad de expresión" o de la "seguridad jurídica". ¿Una norma de una dictadura defiende la "seguridad jurídica" más que una ley debatida y sancionada por los representantes del pueblo en el Congreso de la Nación?
El fondo de la cuestión, el corazón de la reforma que plantea el nuevo proyecto de ley, es el de atacar la gran concentración de medios en muy pocas manos. Algunas pocas empresas, a la sombra de la actual legislación de la dictadura militar -más algunos retoques "oportunos" del Congreso durante el menemismo- permitieron la acumulación de medios nunca vista en la historia. Un proceso que en ningún país medianamente ordenado y organizado sería posible sin transgredir la ley.
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6 comentarios:
Una nota imperdible amigo! Esta gente hace honor al periodismo.
Si, es una de las noticias del día. Bien ahí, ojalá destape mas ollas.
Buenísimo!!! Me alegró el día esta noticia!!!
Saludos
EL EMPLEADO DEL MES
En castellano clásico, la palabra alcahuete nombra a quien se ocupa de facilitar los encuentros venéreos, tanto sea por vocación como persiguiendo un rédito económico. La celestina, de Fernando de Rojas, era una alcahueta y Juntacadaveres, personaje del Uruguayo Carlos Onetti, tenia el mismo oficio.
En el lenguaje de los argentinos, un alcahuete es un empleado que se ocupa de contar a escondidas al patrón, que piensan sus compañeros de trabajo, denunciar al que trabaja sin el suficiente entusiasmo y sugerir a quien despedir para mejorar el nivel de producción. Estas tareas se llevan acabo al tiempo que se inventan halagos desmesurados para el patrón. Por extensión, se considera un alcahuete al que halaga al poder, espía o denuncia en cualquier situación. También suele usarse la palabra lameculos para hablar de estos individuos y su actitud es siempre condenada por la gente honesta.
Mas modernamente, y tal vez con mejor gusto, se suele llamar al alcahuete "Empleado del mes", en alusión a quienes aparecen en el cuadro de honor de la cadena de hamburguesas yanqui Mac Donald, circunstancia en la que se considera un honor lo que antes era una vergüenza.
Por estos días, se debate en la Argentina el cambio de la ley de medios de radiodifusión impuesta por la sangrienta dictadura, que asaltó el poder en 1976. El principal oponente al cambio de la ley es el Oligopólio mediático encabezado por el diario Clarín, que creció al calor de la dictadura y logro consolidar su posición dominante en los gobiernos democráticos que la sucedieron y que no pudieron cambiar la ley.
En el congreso, la derecha a defendido la posición del oligopólio Clarín, pero tratando de no quedar como los defensores de una ley dictatorial, en particular la Unión Cívica Radical, de larga tradición republicana.
A pesar de que el Partido Peronista , que impulsa la ley, a perdido apoyo de la ciudadanía a su gestión de gobierno, la derecha no ha logrado detener el avance de una reforma con gran consenso social.
La ley propuesta incluye una clausula que obligaría al Grupo Clarín a desprenderse de las licencia que le permiten una posición dominante del mercado en el plazo de un año.
Ante la imposibilidad de evitar la reforma, el diputado radical Oscar Aguad tuvo el descaro de proponerle, durante un debate televisivo, al jefe de la bancada peronista negociar el mantenimiento de los privilegios del grupo Clarín, a cambio de aprobar la ley; fueron sus palabras: "quitamos este artículo y la ley sale en una semana".
Los ciudadanos votamos a nuestros representantes para que defiendan el interés común, no se les confiere un privilegio sino una responsabilidad. A veces les es difícil estar a la altura del trabajo que deben hacer y es comprensible porque todos tenemos nuestras limitaciones; pero cuando vemos a algunos defender descaradamente los privilegios de una empresa a costa de traicionar el interés de todos, es difícil no sentirse traicionado.
Hoy quisiera proponer el reconocimiento al empleado del mes al diputado radical Oscar Aguad.
Si estuviera Raúl D´Atri también lo hubiera hecho.
Es digna de aplauso la valiente actitud del periódico La Arena.
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