El carriotismo es una penosa enfermedad...

Veamos, por un lado acusan a Carrió por plagio y por otro, esperan que tenga pruebas. Un poco mucho ¿no?
El abogado Juan Gabriel Labaké acusa a Carrió de “copiarle una denuncia que él presentó contra Késtor Kirchner en 2005:
En Perfil podemos leer:

"Se trata de la misma denuncia, por el mismo delito y contra los mismos personajes, presentada el 20 de diciembre de 2005 por Adrián Salbuchi y Enrique Romero, con mi patrocinio letrado y que, desde entonces, tramita como causa Nº 18.209/05 por ante el Juzgado Nacional en lo Penal Federal Nº 10, a cargo del Dr. Julián Ercolini", aseguró Labaké.

Pero Labaké va más allá asegurando “que no es la primera vez que lo hace”.

Estamos ante un nuevo carriotismo: El plagio de denuncias...todo un “modus operandi” berreta que llevó nada menos que a Chiche Duhalde a declarar:

“Quiero imaginar que Carrió tiene pruebas para probar la denuncia que hizo contra el ex presidente Néstor Kirchner”
“Es una mujer que ha vivido denunciando cosas que muchas veces no fueron ciertas”

Este cruce a lo Perfumo nada menos que de una opositora vehemente como la esposa de Eduardo Duhalde entraña una contundencia verdaderamente demoledora. Pero tampoco se quedó ahí la senadora, que agregó:

“Hay demasiado ruido con respecto a la gestión de Kirchner y a funcionarios muy ligados a él, como es el caso de (el ministro de Planificación), Julio De Vido, de (el secretario de Transporte) Ricardo Jaime, y de (el empresario de la construcción) Lázaro Baez entre otros, pero nunca nadie ha acercado un elemento de prueba contra ellos”.

Por supuesto que la Gioconda pintada por Botero responderá que no le importa lo que diga la esposa del “mayor responsable político de la droga en Argentina”, o directamente no acusará recibo, como es su costumbre cuando la embocan.

Pero nosotros, los que nos interesamos por el conflicto político nacional, no debemos dejar pasar este accionar que corroe y degrada la política.

Esa degradación se llama “carriotismo”, uno de los virus más potentes que pululan en el ambiente. Porque el carriotismo suele infectar también a dirigentes del progresismo y la izquierda. El carriotismo no es de izquierda ni de derecha, se adapta “a la cartera de la dama y el bolsillo del caballero”
El carriotismo tiene la rara virtud de encontrar siempre una salida satisfactoria pues reduce el debate a la sospecha y acusación siempre sobre supuestas irregularidades que nunca son debidamente probadas.
El carriotismo no debate, acusa.
Y no le importa un bledo la justicia porque se entiende a sí mismo como portador de la llama de la verdad judicial y divina. Para el carriotismo la política es una sucesión indefinida de denuncias. Nunca importa lo que pase después, importa la foto en Tribunales, la conferencia de prensa y la nota con Nelson Castro.
Y si en una de esas hay alguna reacción mediática o judicial de un agraviado, el carriotismo se victimiza y denuncia una persecución; si la justicia no estima solvente y probada su denuncia, el carriotismo acusa al juez de estar vendido al oro calafateño;
Si en las elecciones faltan boletas PORQUE NO SE TUVO LA CAPACIDAD POLÍTICA DE GARANTIZAR FISCALES, el carriotismo denuncia ¡FRAUDE! (Alguna vez, hablando de elecciones internas Don Oscar Alende me dijo: “Las elecciones se ganan con fiscales”... Cuánta sabiduría!!!)
Seamos serios: Si una fuerza política con aspiraciones presidenciales no logra garantizar fiscales en el conurbano ¿Podrá garantizar gobernabilidad?

El carriotismo está dañando seriamente la convivencia democrática.