Si no sos de Tres Lomas o Trenque Lauquen no sabés de qué estoy hablando.
Eduardo fue el mejor amigo de mi hermano Oscar; Eduardo me prestó "Los pueblos de gesto antíguo" de Los Trovadores cuando era delito escuchar eso; Eduardo me trajo "En Tránsito" de Serrat cuando recién salió para que me lo copiara.
Cierta noche de comienzos de 1984 nos pusimos a discutir de política con él y Malisa, su esposa y compañera. Me dió una clase de "eurocomunismo", me habló del PC italiano y me demostró que se podía pensar la democracia y la política desde otros lados, no sólo desde "Liberación o dependencia"; Eduardo le prestó a mi hermano un Long Play de Quicy Jones que me cambió la vida y las orejas.
Eduardo era periodista y trabajaba en el diario La Opinión de Trenque Lauquen y escribió esto en plena crisis sojera.
Eduardo fue por sobre todas las cosas una buena persona.
Y fue cultor del humor inteligente. Y fue de esos tipos que cuando aún no había ni cable ni internet, en un pueblito de mala muerte, a 500 km de las luces porteñas, demostraba que se podía estar informado y leer o escuchar lo mismo que un porteño. Eduardo -y antes sus padre- me enseñaron que vivir en un pueblo chico no equivale a sumergirse en la chatura.
Quiero compartir con ustedes un texto bellísimo que escribió en el diario La Opinión de Trenque Lauquen Diego Tiseira, quien compartía con Eduardo el programa radial "Nadie es perfecto" los sábados por la mañana.
Diego lo dice todo
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Eduardo y la lluvia
Escribe: Diego Tiseira
Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa. De cualquier manera la lluvia es saludable y triste. De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño”.
Entonces comprendimos, Eduardo, que estas lágrimas caen sobre el teclado con toda la ternura de la lluvia. Con toda la furia de la lluvia. Con todos los violines de la lluvia.
Eduardo Falcón vivía en una calle con un agujero en la media, tenía una piedra en el zapato y a veces le salían pajaritos por la boca. El bolsillo de su camisa era un mar sin orillas. Y en su puño guardaba a todos los poetas que generosamente iba soltando en pleno vuelo.
Prendidos del hilo de su cometa viajaban Malisa, Juani, Eugenia, Mateo, Lorenzo y Lautaro. Familia de cronopios, celebraban hasta el aire que abrazaba la ciudad. Y se regaban con una lluvia que siempre era distinta. Como las nubes cuando dejan de serlo. Como la trompeta violeta del jazz, por donde se asomaban para ver cómo salía humo, fotos viejas y sombrillas japonesas.
Eduardo Falcón tenía 20 centavos para echar a la ranura y ver la vida color de rosa. Tenía las venas cargadas con tinta. Tenía papeles, papelitos, cartas y las voces de sus entrevistados quedaban entre sus cejas y un improvisado anotador.
Así, Eduardo nos organizaba desde su admirable desorden, en donde siempre dejaba olvidados sus 20 centavos para ver la vida color de rosa.
Entre copas, muchas veces se burló de un título de portada como el de hoy. Y hoy, que la fotografía lo muestra inapenable, entre consternados y rabiosos maldecimos los títulos que dijimos. Porque el vino perdió sus colores y sin colores no hay chiste, porque esto duele hasta la contratapa.
Eduardo Falcón vivía en una calle con un agujero en la media. Tenía una piedra en el zapato. Y del bolsillo de su camisa asomaban los gorriones de Gelman, la piola de su cometa y las manos de sus nietos.
Dejó 20 centavos para echar a la ranura y ver una vida que nunca volverá a ser como antes.
Dejó todo este lío de palabras. El cuento de Don Flores. Y un gorro de Piluso.
Dejó esto que duele hasta la contratapa. La palabra compañero. Y un sobretodo donde guardó sus manos y todas las lluvias del mundo. Dejó un No. Y un sueño de cronopios.
Eduardo Falcón dejó un título que hoy no sale. Aunque comprendamos que la lluvia es saludable y triste.
Escribe: Diego Tiseira
Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa. De cualquier manera la lluvia es saludable y triste. De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño”.
Entonces comprendimos, Eduardo, que estas lágrimas caen sobre el teclado con toda la ternura de la lluvia. Con toda la furia de la lluvia. Con todos los violines de la lluvia.
Eduardo Falcón vivía en una calle con un agujero en la media, tenía una piedra en el zapato y a veces le salían pajaritos por la boca. El bolsillo de su camisa era un mar sin orillas. Y en su puño guardaba a todos los poetas que generosamente iba soltando en pleno vuelo.
Prendidos del hilo de su cometa viajaban Malisa, Juani, Eugenia, Mateo, Lorenzo y Lautaro. Familia de cronopios, celebraban hasta el aire que abrazaba la ciudad. Y se regaban con una lluvia que siempre era distinta. Como las nubes cuando dejan de serlo. Como la trompeta violeta del jazz, por donde se asomaban para ver cómo salía humo, fotos viejas y sombrillas japonesas.
Eduardo Falcón tenía 20 centavos para echar a la ranura y ver la vida color de rosa. Tenía las venas cargadas con tinta. Tenía papeles, papelitos, cartas y las voces de sus entrevistados quedaban entre sus cejas y un improvisado anotador.
Así, Eduardo nos organizaba desde su admirable desorden, en donde siempre dejaba olvidados sus 20 centavos para ver la vida color de rosa.
Entre copas, muchas veces se burló de un título de portada como el de hoy. Y hoy, que la fotografía lo muestra inapenable, entre consternados y rabiosos maldecimos los títulos que dijimos. Porque el vino perdió sus colores y sin colores no hay chiste, porque esto duele hasta la contratapa.
Eduardo Falcón vivía en una calle con un agujero en la media. Tenía una piedra en el zapato. Y del bolsillo de su camisa asomaban los gorriones de Gelman, la piola de su cometa y las manos de sus nietos.
Dejó 20 centavos para echar a la ranura y ver una vida que nunca volverá a ser como antes.
Dejó todo este lío de palabras. El cuento de Don Flores. Y un gorro de Piluso.
Dejó esto que duele hasta la contratapa. La palabra compañero. Y un sobretodo donde guardó sus manos y todas las lluvias del mundo. Dejó un No. Y un sueño de cronopios.
Eduardo Falcón dejó un título que hoy no sale. Aunque comprendamos que la lluvia es saludable y triste.
13 comentarios:
lo siento mucho gerardo, muy lindo texto.
saludos y Fuerza!!!!!
Parece que le gustaba mucho Tuñón y Gelman.
Alguien a quien castigan puertas, ruidos, teléfonos, y, andá a saber por qué, toda la parentela de la muerte
Un abrazo.
Parece que se fue uno de los nuestros, qué lastima Gerardo...
Gracias...Seguiremos escuchando los viejos discos de jazz, leyendo a Tuñón y creyendo que el mundo puede ser más justo y solidario. Un abrazo Malisa, Juani Y Eugenia
Mi viejo era fana de Los Trovadores y fuimos a verlos en vivo varias veces. Ese es un discazo. MEC
Mi más sentido pésame por la partida.
El post, me parece excelente, y el texto, sinseramente emocionante.
Tanto, que me tomé el atrevimiento de publicar algo sobre tu reciente post en mi blog...te dejo el link para que lo veas por si tenés alguna queja o te molesta lo que escribí, o simplemente para que lo veas.
Interesante blog.
Saludos.
http://ideasehistorias.blogspot.com/
Mi más sentido pésame por la partida.
El post, me parece excelente, y el texto, sinseramente emocionante.
Tanto, que me tomé el atrevimiento de publicar algo sobre tu reciente post en mi blog...te dejo el link para que lo veas por si tenés alguna queja o te molesta lo que escribí, o simplemente para que lo veas.
Interesante blog.
Saludos.
http://ideasehistorias.blogspot.com/
(No se porque se publicos dos veces, ja)
No lo conocí, pero evidentemente alguien que merece ese relato, fué una buena persona.
Y seguramente no tenía cuenta en Facebook, ni era "famoso" ni "mediático" de la caja boba, ni presumía de sus miles de contactos en LinkedIn.
Pero sin embargo tenia seguramente buenos amigos... calidad antes que cantidad.
FC
Marconi: leí lo que publiaste y me gustó. perdoná si no te lo hice saber.
Gerardo: Nuevamente gracias por tu recuerdo. Te paso un link para que leas lo que escribia mi viejo hace más de un año. El texto tiene una potencia terrible y, en estos tiempos de paranoia y caza de brujas de los que quedaron fuera del sistema y sin voz, creo que nos ayuda a poner las cosas en su lugar.
Un abrazo
Juani Falcón
http://www.laopinion.com.ar/publica/Secciones/EOpiniones.asp?lngCodigo=15483
Juani: leí la nota y coincido plenamente con lo que vos decís.
Era muy grosso el tipo.
Un beso
Un saludo para todos sus amigos y familiares.
Dejo una impresión de lo que representaba Eduardo Falcon, en la zona(soy de Tres Lomas), cuando alguien hablaba de él, era por notas "polemicas", o por notas que echaban luz sobre un tema en particular. Se le tenia un respeto por lo que decia, aunque podia no estar de acuerdo con él(no es mi caso). Esto de debia a la coherencia en su escritura, algo que pocos han tenido en estos últimos tiempos, ej: Lanata, Caparros, etc. como dice Verbistky "la izquierda caviar".
Saludos
Sebastián
Y fuerza compañero
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