Néstor

Este anuncio por cadena nacional anunciando la modificación de la Corte Suprema de Justicia demostró que la cosa venía en serio, y de verdad. Esa noche, recuerdo, estaba cenando solo. Tengo presente la cocina, la mesa, mi mirada perdida y esa mueca de asombro que seguramente se delineó en mi cara por lo que estaba oyendo A los 42 años la vida me daba la posibilidad de empezar a comprobar que algunas cosas podían hacerse. Esa noche estaba escuchando a un presidente aparecido casi desde la nada que ponía toda la valentía y entereza que a veces las circunstancias exigen a los líderes.

Creo que esa noche Néstor ganó la elección, creo que esa noche la historia argentina se conmovió. Esa noche emergió una imagen de estadista en Néstor que lo acompañó en los momentos más duros, cuando había que aferrarse al volante y apretar el acelerador. Esa noche la sociedad argentina le confió su presente y su futuro y él también se tomó atribuciones para no olvidarse del pasado, algo que ya no le gustó a muchos.

Esa noche Argentina empezó a levantarse de entre sus ruinas hasta erguirse orgullosa, petulante, envalentonada. Esa Argentina que empezó a sacar pecho a poco de andar no le hizo mucha gracia a los que estaban acostrumbrados a esa parada de brazos caídos, de hombros para abajo, de cabeza gacha. Este flaco venido desde la nada incurrió en el peor sacrilegio: Infundir mística para desatar todas las energías que por décadas habían estado encriptadas. Este tipo llegado desde ningún lugar nos inyectó autoestima, y el resto fue una consecuencia obvia.

Este tipo hoy cumpliría años y se pueden decir muchas cosas. Elijo simplemente repetir que su muerte fue un acto de amor y que esta tristeza y esta sensación de desamparo que me embarga me sirven para ratificar una vez más que todo lo que logramos gracias a él no fue en vano, que queda mucho pero mucho por delante y que en consecuencia lo menos que podemos hacer es ser fieles a su estirpe, a su visión del poder y a su valentía.

¡Felíz cumple, Néstor! Te extraño.

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