El dispositivo mediático ha tomado con pinzas la sanción de la ley de matrimonio igualitario en el sentido de no puntualizar demasiado los beneficios que dicha sanción le tienen que traer al oficialismo. Si el resultado hubiese sido distinto hoy ya estarían publicándose en todos los medios de la prensa hegemónica comentarios editoriales planteando que la derrota en el senado sería algo así como el golpe de gracia que faltaba para que el proyecto K definitivamente se descompusiera, pero como el matrimonio entre personas de un mismo sexo fue aprobado y como el sector político de fuste que expresamente puso toda la carne en el asador jugando a favor fue el kirchnerismo, hay muchos que se están haciendo los desentendidos y otros, como esos "correctos" que igual cuando llega el momento les ponen el puntín, han esbozado la típica idea delarruísta de que "nadie debe intentar capitalizar políticamente este asunto".
En realidad nadie lo va a salir a hacer porque ya se hizo, porque la sociedad argentina ha visto con absoluta claridad cómo votaron y qué dijeron todos los sectores.
Lo que vuelve a quedar clarísimo es cómo el kirchnerismo sigue jugando correctamente en temas troncales para la construcción de una sociedad con niveles crecientes de democracia y derechos sociales y civiles. Se vuelve a ratificar una actitud que desde 1983 a nuestros días casi no se verificaba y es que una fuerza política mayoritaria enfrente a los poderes otrora considerados intocables y les gane la pulseada.
Es un dato central, además, que de estas pujas no se sale victorioso por la mera voluntad, se gana cuando la demanda está instalada en la sociedad, cuando la gente está de acuerdo con la medida aunque no en todos los casos lo esté con el kirchnerismo. Esto es un tema para estudiar porque luego de décadas de pensar que "no se puede" y de sentir que más vale una mala negociación que una derrota lisa y llana, un buen día irrumpe una fuerza política con disposición a poner en la balanza su gran volumen político y así logra victorias resonantes. Pensar en la banca derrotada al perder las AFJP, pensar en Clarín y Vila-Manzano al tener que morfarse una ley de medios democrática y pensar ahora nada menos que a la Iglesia Católica debiendo digerir una ley de matrimonio igualitario entre homosexuales, es algo casi de fantasía, parece un cuento. Pero no es un cuento, es un dato de nuestra realidad que debemos procesarlo para extraer enseñanzas.
Pensemos, por caso, en la Semana Santa de 1987. Pensemos en cómo Raúl Alfonsín al no leer correctamente la situación y básicamente al no mensurar en su debida dimensión el poder que le confería el pueblo movilizado en todas las plazas del país, terminó respondiendo dentro de la lógica del palacio, terminó negociando con los sediciosos con lo que, objetivamente, esmeriló su propio poder tanto ante la sociedad civil como ante los amotinados, con la resultante más cruel que fue la de iniciar ahí mismo su propio declive político que lo llevaría a una derrota colosal en las elecciones de ese año como antesala de la entrega adelantada del gobierno.
Recordemos también cómo años más tarde Carlos Menem, anoticiado de estas sutilezas seguramente por su tela peronista no dudó en aplastar los intentos de Seineldín y cómo eso lo fortaleció inmensamente ante la sociedad.
Todos los que nos interesamos por los asuntos de la política tenemos en estos días elementos de muchísima riqueza para explorar y extraer muchísimas enseñanzas.
7 comentarios:
Seguramente van a salirte con los tapones de punta... "te querés apropiar de los derechos humanos Gerardo"... acaso no acusan de eso a los K? si no hicieron nada por los derechos humanos, solo "juntar manos en el congreso para derogar la OD y PF"... no?
Claro que se puede, sinó todavía seguiríamos siendo vasallos de reyes. Pero cuanto cuesta che... es como subir una loma empinada con media docena de elefantes a cuestas.
Escuchar a Sanz, Morales, Estenssoro, Juez... me pregunto cuan mejor estaría el país si estos no se entregaran a los intereses de las corporaciones o propios electorales en otros temas, como el de las AFJP o Ley de Medios. Nobleza obliga, tranquilamente mandaban un artículo de nuevo a diputados, sin embargo no lo hicieron. Hoy soy acusados por los inquisidores de arreglar en pactos ocsuros con los malévolos K... pero como, no era que los intolerantes eran los del gobierno? alguién vota como no les gusta y ya piden excomulgaciones...
Lo anticipo la formoseña, votaba en contra porque sino habilitaría lo que "se venía"... lease, aborto... y si, vamos por el aborto. No puede ser que sigan muriendo pobres porque no se les permite decidir.
Hay que seguir avanzando.
Es indignante verlo a Morales quejarse de la "apropiacion" del proyecto por parte del gobierno y el como jefe de la bancada Radical no pudo lograr nada mas que cinco votos
Ahora A Legalizar el Fasooo!!!
Hablando en serio, que bronca debe darles al monopolio y sus aliados, no haber podido titular "nueva derrota K" (aunque se las arreglaron para no presentarlo como una victoria)
Porque en éste tema, debieron admitir que la ampliacion de derechos propuesta y votada, era buena per se, un poco porque se me hace que si tomaban la posicion contraria, les incendiaban las redacciones sus mismos periodistas y por otra parte porque estar en contra era politicamente incorrecto.
Respecto de la "apropiacion", es (una vez mas y van...) un recurso dialéctico que pone en evidencia la mediocridad de la oposición
Muy bueno Gerardo! Como estuve pensando escribir un post similar, te afané un párrafo para mi blog.
Abrazo
Ver llorar a la cretina del opus dei me reivindica con la politica y con la especie humana.
Abrazo.
Me realegro que el congreso funcione. Lo que vota el congreso es inapelable (excepto por el veto del Presidente). Asi que los que no querían que saliera esta ley lo lamentarán pero nuestros representantes han hablado. Asi que a llorar con los que no querían la ley de medios o con los que querían subir las retenciones. SON NUESTROS REPRESENTANTES, y la mayoría en ese recinto es lo que prima.
Me alegro por la incorporacion de Sanz y Estensoro al Kistchnerismo
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