CONSTRUYAMOS VERDAD Y JUSTICIA
Cada 5 de mayo, se vuelve una ocasión propicia para la introspección social de nuestra comunidad, en varios sentidos. Alguno de ellos tiene que ver con el compromiso y con la solidaridad, que nos debe despertar el confuso camino transitado por los familiares de “Pocho” Farias, en la búsqueda de justicia por su dudosa muerte.
Este 5 de mayo, van a haber pasado ya siete años, desde que a “Pocho” lo encontraron muerto en su casa. Las circunstancias de su muerte han abierto en nuestra sociedad muchas inquietudes, que la justicia al día de hoy no ha sabido despejar.
Diferentes pericias, realizadas por distintos médicos, han arribado llamativamente a resultados muy dispares. Las primeras, realizadas en 2003, poco tiempo después de su muerte, indicaban que “Pocho” “fue sometido a torturas en vida”, y posteriormente asesinado. Así, fue que la investigación, avanzó en el sentido de encontrar a quienes habrían cometido el homicidio.
Pero en 2007, la causa da un giro inesperado. Se agregan nuevas pericias que hablan de “autolesionamiento”. Estas pericias, realizadas cuatro años después del hecho, concluyen que las lesiones que presentaba el cuerpo fueron provocadas por la propia victima en “el marco de un síndrome de abstinencia alucinatoria”.
Basándose en estos últimos resultados, el entonces titular de la UFI Nº 5, Julio Rifai, archivó la causa.
El diario La Opinión de Trenque Lauquen, informaba que, después de cuatro años de investigación, “se cerró la causa “Pocho” Farias: no fue homicidio”. Pero esta no se había cerrado, se había archivado.
Con la llegada del nuevo fiscal general Roberto Rubio, la causa es desarchivada, y comienza a trabajarse nuevamente en la investigación. Este hecho abre nuevas esperanzas, y reaviva las fuerzas de quienes nunca han cesado en la lucha, en el reclamo de justicia.
Hoy, sabemos que la causa que investiga la muerte de “Pocho”, ha sido elevada a un área de la Procuración. Allí actúa un equipo de peritos forenses, con el fin de rever todo lo hecho en materia de pericias y otras diligencias.
MARCHAS
Las marchas que, año tras año, incontrastablemente se vienen realizando, son unnoble gesto de compromiso y de apoyo, hacia quienes recorren un camino de lucha por la justicia; son un acto de recordación y de construcción de memoria colectiva, de aquello que no debemos olvidar, y que debemos luchar por reparar.
Manifestarnos por las calles de nuestra comunidad es pedir justicia, es decirle a la justicia que no vamos a aceptar que la muerte de “Pocho” quede impune; es mostrar a los asesinos y sus cómplices que estamos juntos y que queremos que sean castigados.
Mientras no haya justicia, toda la sociedad seguirá sintiéndose burlada, menospreciada. Toda la sociedad seguirá siendo vulnerable a las injusticias, porque ella misma habrá naturalizado la injusticia; porque ella misma habrá olvidado que también fue victima.
Doscientas personas fuimos parte del grupo de vecinos que, en la última marcha, acompaño el reclamo de justicia junto a los familiares. Cada uno de nosotros, colaboró y colabora, para que hoy se hayan incorporado nuevos testigos, de suma importancia; para que aquellos que saben algo, se sientan respaldados y sepan que tienen garantizada la identidad reservada. En definitiva, cada uno de quienes acompañemos el reclamo de justicia, seremos constructores de esa verdad que estamos buscando, de esa justicia que necesitamos.
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