El voto cómodo y Solanas

En el post “El voto cómodo” describo a un sector social, no a la militancia de Proyecto Sur, pero parecería que Julio Raffo lo leyó tan a las apuradas y entonces entendió que ciertas descripciones de la clase media porteña que oscila entre votar a Prat Gay o Solanas se refieren a la militancia abnegada de su fuerza, cuando lo que propongo es pensar que se trata de un voto conformista, de un deseo de no hacer olas. La idea de ese escrito es analizar ese voto que expresa a un sector que quiere no poder, porque en el fondo siempre la pasa bien y la pasa aún mejor sintiéndose crítico por votar a Pino.
Es llamativo y sería harina de otro costal analizar porqué el compañero Raffo se da por aludido. Pero no voy a adentrarme en ese terreno porque además es un problema suyo ¿Se entiende?
Por otra parte, he escrito tanto sobre este asunto que no quiero llover sobre mojado, pero sí hay algunas cositas que aclarar, básicamente cierta pose, cierto lugar desde el que el pinismo la emprende contra el gobierno y el kirchnerismo.
Llama poderosamente la atención que por momentos el enemigo para Solanas sea el gobierno y no las fuerzas que encarnan la restauración conservadora.
Llama poderosamente la atención que Solanas esté siendo la figurita de moda de sectores claramente identificados con los enemigos de la patria. La condescendencia con que es tratado por Mirtha Legrand, Mariano Grondona o Clara Marino es sugestiva y dolorosa al mismo tiempo.
Duele que Solanas termine su carrera política prestándose a ser el instrumento que la derecha mediática descubrió para esmerilar al gobierno con un consignismo de izquierda que entra por un oído y sale por el otro.
Duele cuando militantes con décadas de compromiso se suben alegremente al carro del dispositivo mediático a repetir consignas que no molestan a nadie. ¿O creerán estos compañeros de Proyecto Sur que Mariano Grondona está dispuesto a apoyarlos en el proceso nacionalizador que enuncian? ¿No se dan cuenta de qué manera atroz están siendo usados?
Lo que más duele es sospechar que sí lo saben, pero… los treinta segundos de fama preelectoral pueden más que una vida de lucha y compromiso.
Terminar siendo cómplice por izquierda del avance de la derecha es de una ruindad política execrable. Porque lo que está en juego acá no son dos o tres bancas (que en buena hora se consigan) por la capital. Lo que está en juego acá es la continuidad de un proyecto que con todos sus déficits es un forúnculo para el establishment . Lo que está en juego acá es que con gran astucia el dispositivo mediático ya preparó el terreno, ya instalo la noción del “empate técnico” en la provincia y ya están reproduciéndose en progresión geométrica las cadenas de correos electrónicos convocando a un cacerolazo para el domingo a la noche porque, tal como está definido el panorama, el triunfo de Kirchner sólo se podrá deber al fraude, al mismo fraude que el propio Solanas agitó en estos días.
Se necesitaba desmoralizar al votante del Acuerdo Cívico del primer cordón del conurbano para arrastrarlo al “voto útil”, que no es otra cosa que votar a De Narváez pero para ello era necesario operar sobre ciertos bolsones de la clase media porteña para que en lugar de votar a Carrió se fueran a otro lado de modo tal que el Acuerdo Cívico porteño se desinflara definitivamente. Es ahí donde descubren que Solanas y su discurso rimbombante podría ser funcional a la estrategia y es ahí donde el cineasta se sube a la operación y termina haciendo de maravilla los deberes.
Cuando en el discurso de Solanas el problema del país es el gobierno que más hizo por los sectores populares desde 1983 a la fecha, estamos definitivamente en problemas.
Cuando en el debate de la semana pasada el objetivo de Solanas fue pegarle más al gobierno que a Macri, se aclaran poco a poco los tantos.
Qué curioso que mientras el jefe de gobierno porteño y su candidato bonaerense están explicitando su vocación reprivatizadota, Proyecto Sur siga poniendo en su mira al gobierno kirchnerista.

Pareciera que el problema del país, según el solanismo, es tener un gobierno impostor, que ha prostituido las banderas de lo que sugestivamente Solanas define como “peronismo auténtico” cuando para millones este gobierno, con todos sus aciertos y errores ha gestionado en el sentido correcto.
No hay que rebuscarse tanto, Raffo. No hay que andar con tanto Gre Gre para decir Gregorio: No se puede decir que el peronismo de Kirchner sea notablemente distinto al del propio Perón. Lo que está pasando acá es que hábilmente Solanas ha inventado un peronismo que sólo existió en su imaginación y que con su talento artístico lo presenta como algo entrañable y querible a sectores cuyos ancestros lo abominaron.
El asunto es así: Pino le habla a una clase media porteña de un peronismo que jamás existió, le cuenta un cuentito hermoso, una película, pura ficción. Falta que salga a hacer caminatas con máquinas de humo y con el polaco cantando “Vuelvo al Sur” para seguir hablándole a la clase media progre de la ciudad de un peronismo novelado que no jode, de una invención que no molesta en lo más mínimo.
El discurso de Solanas es íntegro porque no construye poder. No necesita de la CGT ni de los intendentes. Y hasta se puede refugiar en la ilusión de que el general Perón era un tipo revolucionario, antimperialista y moralmente íntegro; y que por ende Kirchner ni siquiera es peronista. El peronismo de Pino es un rasgo simpático para los votantes que abominan del peronismo realmente existente (que no era mejor en la época en que Pino estaba cerca de Perón, en la quinta de Madrid, cuando hablaban de la actualización política y doctrinaria para la toma del poder, mientras López Rega andaba dando vueltas por ahí). En eso Pino miente descaradamente, él sabe bien quién era Perón y hasta qué punto los reproches que hoy le puede hacer al kirchnerismo, a Moyano o a los intendentes, se le podrían hacer 100 veces al león herbívoro de los años 70. El peronismo que hoy cultiva Pino es en realidad un neobalbinismo, guitarrero viejo.Ese peronismo neobalbinista no molesta porque Pino no molesta… a nadie.
¿No será por eso, entonces, que está teniendo tanto espacio en el dispositivo mediático opositor?

Hay una posición re-confortable y es criticar siempre desde la no gestión, desde la tribuna. Siempre que se gobierna, siempre que se hacen cosas uno está expuesto a los aciertos y a los errores. Esta es una cuestión sencilla que la alegre muchachada de la pinotea parece no comprender. No se han dado cuenta todavía de que cuando tuvieron una oportunidad de hacer algo, de gestionar, de incidir en la historia, terminaron votando con el enemigo. Claro, ellos dicen que nosotros sangramos por la herida cuando les recordamos esto pero ¿Saben? Lamentablemente no tenemos otra cosa de la que agarrarnos, no tenemos otras pruebas ni otros hechos para juzgar su accionar y su forma concreta de transformar la realidad. Porque entendámonos, desde la tribuna todos somos unos grosos bárbaros. El punto es cuando se está en la cancha.
Por eso incluso su prédica prende en las clases medias confortables de la ciudad, porque ellas también están en la tribuna.

Despotrican contra los intendentes del conurbano, contra la CGT ¿Con quién piensan construir la alternativa? ¿Con quién piensan bancar un proyecto de transformación? ¿Con qué apoyos concretos? ¿O sinceramente creen que con el 17/20 % de las clases medias porteñas pueden sostener la nacionalización del petróleo y el subsuelo?

Ahí está la diferencia, en la actitud concreta ante la realidad. En torno a este gobierno nos reunimos muchísimos argentinos que no desconocemos la cantidad de matices y contradicciones que lo caracterizan, pero entendemos que la transformación de un país requiere de mayorías y las mayorías nunca son un bloque homogéneo. En las mayorías hay de todo, y hasta están muchos que son enemigos en lo estratégico, pero ello no nos arredra porque ya nos cansamos de tenerla siempre clara y de andar frunciendo en la platea.
Y a ustedes les consta que es así, y no pueden sostener la mirada en alto cuando hablamos cara a cara. No lo pueden hacer porque no logran dar el paso, se hicieron tan amigos del tribuneo que les da cosita salir al campo de juego.
Por eso se quedan en la confortabilidad del 15/20 % de un solo distrito y sueñan que esos votos que ahora engordan sus porcentajes podrán bancar un proyecto revolucionario cuando en su gran mayoría en la misma noche del domingo ya se olvidaron de ustedes.


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