viernes, 29 de mayo de 2009

Se jubiló un maestro

Si, se jubiló un maestro, que no sé porqué para mí es mucho más que un docente. La explicación habrá que encontrarla seguro en mi joven vejez y en las añoranzas de mi etapa escolar, en aquellos tiempos donde Primer Grado aún no era “primerito” y donde las maestras eran “señora” o “señorita” pero nunca “Seño”.
Quizá técnicamente “docente” sea más adecuado que “maestro”, no lo sé. Pero en mi forma de ver las cosas, “maestro” dice mucho más que “docente”, por empezar es más cariñoso, más de entrecasa. Nadie dice “Montoto fue mi docente”…
El maestro enseña y más que eso se me ocurre que el maestro ama enseñar antes que cualquier cosa.
Pienso: El maestro enseña, mientras que no todos los docentes lo hacen ¿me seguís? Nunca dirás “fue mi maestro” refiriéndote a un docente que tuviste en cuarto grado. Si lo recordás como “maestro” significa que trascendió a la docencia, que fue más.
Todo esto vine pensando al volver de la escuela de mis hijos porque le fui a estrechar la mano a Ricardo, el maestro de séptimo grado que se jubiló y hoy está por última vez al frente del grado. Nos saludamos con mucho respeto y seguramente con ganas de darnos un abrazo pero ¿viste? Los tipos a veces somos medio boludazos y nos cuesta poner el cuerpo.
Ricardo es recordado como “un capo” por Sofi, que pasó por séptimo hace 8 años y como un ídolo por Maite que fue su alumna el año pasado. Lamento muchísimo que Juan Manuel no llegue a tenerlo de maestro, le hubiera venido de maravillas, básicamente por ese código con que Ricardo se vinculaba con los chicos. Cuando era necesario no economizaba un “che boludo” porque sostenía que los alumnos de séptimo ya no son tan chicos y que por ende exigen otro tratamiento. Seguro que es por eso que sus alumnos lo recuerdan con tanto afecto.
He llegado a pensar incluso que en sexto y séptimo grado debería haber por lo menos un maestro varón, seguro que es algo fácilmente refutable, pero se me hace que a cierta edad los varones necesitamos de una especie de macho dominante que nos contenga.
El asunto es que en la Escuela 5 del Distrito décimo (Moldes 2043) se ha jubilado Ricardo y la comunidad educativa anda con mucha “cosita” porque su figura era casi como el logo de la escuela, y lo dice alguien que hace cordón en la 5 desde 1995.
Con Ricardo y otros docentes supimos pasar una mañana en llamas allá por el 2006 por cuestiones ligadas a la convivencia entre el cuerpo docente y los cooperadores. Nos dimos esa mañana como en bolsa y nos dijimos de todo, pero luego los melones se acomodaron y todo quedó como un crujido, como esos ruidos que hacen los cuerpos cuando se ensamblan.
Con Ricardo no tuve especialmente coincidencias en todo. No sé si será conmigo o con todo el mundo, pero si en una charla típica de esas que mantenés en el lunch del día del maestro le decía blanco, él me respondía. “Si, pero fijate que el negro tiene sus ventajas” y si le decía “negro” me elogiaba el blanco. Pero eso es mínimo, es un detalle que no hace al fondo grande de la historia. Incluso este ruido en nuestra comunicación engrandece su figura porque lo importante es que fue un maestro envidiable que dio todo por la escuela y por los chicos
¿Qué más se puede pedir a Ricardo?
Fui, lo saludé, balbucee las cosas que a uno le salen en estas ocasiones y me marché sintiendo que cada vez quedan menos maestros como Ricardo.
Me sentí medio como a la intemperie.
Y en eso, mientras bajaba la escalera siento que me llama el gordo Darío, el “mostro” que tenemos en música, un tipo con un talento y un amor por la música tan grande, con una pasión tan conmovedora por enseñar, por tocar y por cantar que emociona.
-“Che ¿A qué hora es tu programa?” porque nos gustaría ir con otros compañeros a putearlo a Macri que nos quiere prohibir hablar y hacer declaraciones en los medios” -
Le respondí, quedamos en hablar en otro momento y partí sintiendo que dentro mío estaba crujiendo algo. Sentí que tenía muchas ganas de llorar por saber que ya no estará más Ricardo y una inmensa alegría por comprobar que queda Darío y otros que se las traen.
Sentí que la vida continúa.

4 comentarios:

pepe subizar dijo...

gracias.
pepe

Anónimo dijo...

Amigo Gerardo..que nota hermosa..simplemente genial y con mucho amor...te lo cuenta en viejo Bolche..

Sargento Barrufaldi dijo...

Una vez leí por ahí lo siguiente:

"Un maestro mediocre, dice;
Un buen maestro, explica;
Un maestro superior, demuestra;
Un verdadero maestro, inspira."

Me hiciste acordar de algunos "inspiradores" que tuve la suerte de conocer.
Gracias por eso.

jaimico_capo dijo...

Yo tube uno que me inspiro a ser docente en la actualidad, gracias Roberto Arnedillo y como siempre, gracias por escribir lo que muchos pensamos Gerardo.

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