viernes, 29 de mayo de 2009

Raúl Scalabrini Ortíz


Publico aquí lo que escribió Raúl Degrossi sobre Raúl Scalabrini Ortíz a propósito de que mañana se cumplen 50 años de su desaparición física

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Por Raúl Degrossi

Mañana se cumplirán 50 años de la desaparición física de Raúl Scalabrini Ortíz, los mismos años que lleva la pervivencia de su obra en la memoria colectiva.

El mejor de los homenajes que se le puede hacer a tamaño argentino, que dedicó su entera existencia a su país y su gente, con absoluto sacrificio y resignación de toda posición de ventaja personal, es imitar su ejemplo y difundir su pensamiento; que de tan actual se mantiene vivo, porque supo hablarnos de las cosas profundas, que construyen o definen el destino de un pueblo, y no de las caricaturas políticas de un programa televisivo o los resultados de la última encuesta electoral.

La ciclópea obra literaria de Scalabrini no se puede resumir en pocas líneas, y toda selección que de ella se haga (como la que sigue) será arbitraria, pero el propósito de ésta no es la mera semblanza biográfica o el recordatorio de la efemérides, sino acicatear el deseo de conocer más acerca de uno de los más grandes intelectuales argentinos del siglo XX, cuya contribución a la formación de un pensamiento propio del país de los argentinos, es insoslayable y no pueden negarla ni siquiera quienes están en la vereda de enfrente de sus ideas.

Esa gigantesca labor del hombre de FORJA (como la que cumpliera en paralelo su entrañable amigo y compañero don Arturo Jauretche), todavía hoy a medio siglo de su partida, nos dice mucho sobre el tiempo presente de los argentinos.

Así por ejemplo si alguien a quien conocen no termina de tener en claro la disyuntiva política que afronta hoy la Argentina, y prioriza en el análisis los aspectos estéticos de la política por sobre lo trascendente que atraviesa el proceso electoral que se avecina, habría que recordarle esto:

"Hay muchos actos y no de los menos trascendentales de la política interna y externa del Gral. Perón que no serían aprobados por el tribunal de ideas matrices que animaron a mi generación…..En el dinamómetro de la política esas transigencias miden los grados de coacción de todo orden con que actúan las fuerzas extranjeras en el amparo de sus intereses y de sus conveniencias". Y agrega: "No debemos olvidar en ningún momento- cualesquiera sean las diferencias de apreciación-que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el Gral. Perón y el Arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el Gral. Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón fortifica a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento vivo del país"


Si tienen chicos en la escuela o en la universidad, y les preguntan que es el peronismo, o el porque de su vigencia en el pueblo argentino, les pueden leer esto por ejemplo:

“Todo es allí callado y receloso, el árbol, el hombre y el plantígrado que acecha. Pero en las márgenes de lo explorado, en cada lugar en que se reúne una voluntad humana, en los obrajes, en los aserraderos, en los conciertos de conchavo, en las estafetas y estaciones, ya sea en el amplio parlotear que las cañas alimentan o en el resumido musitar de los extenuados por el trabajo, vibraba, incesante, el mismo par de sílabas que resumía una esperanza casi tan grande como la selva misma: Perón.
Aquel par de sílabas parecía gozar de virtudes taumatúrgicas. Era la advocación con que aquellos seres cándidos y sufridos se dirigían al ser – para ellos incorpóreo, invisible, intangible y sin embargo constantemente presente – que estaba tutelando sus vidas tan lamentables que hasta parecían olvidadas por la Divina Providencia… Perón les había aumentado los salarios y los precios del destajo. Les había proporcionado descanso retribuido y había corregido las balanzas de los ingenios que son más poderosos que Dios y más ladrones que un indio toba matrero. Había sofrenado la codicia inagotable del obrajero y doblegado hasta el mismo Patrón Costas… Nunca les había ocurrido eso, desde los tiempos en que Irigoyen los libró del cepo vigente como pena hasta 1917 y les permitió conocer por primera vez la iconografía de la libertad estampada en los billetes nacionales. Por eso la imagen de Perón estaba allí, en un rincón del único cuarto de todos los ranchos miserables, iluminada con la llama votiva de una vela de sebo, en una hornacina improvisada por la devoción. Esa era la realidad del norte argentino… En el intrincado laberinto de la subconciencia, los pueblos habían comprendido que la revolución se haría con Perón o no se haría. El era la rebelión contra la doble opresión interior y exterior, contra la tiranía de las finanzas y el título de propiedad y del colonialismo primitivista.
La esperanza había comenzado a vibrar en las selvas, en los cañaverales y en las llanuras argentinas. Y la esperanza de los pueblos lleva siempre un nombre de varón. Esta esperanza, que el régimen y los colonizadores extranjeros atacaban desde todos los ángulos y con todas las armas hasta las más desleales, estaba ya bautizada y tenía su santo y seña: se llamaba Perón” [Política, 9 de enero de 1946]


Si los atiborran todo el tiempo con encuestas y mediciones electorales, si están cansados de escuchar a periodistas autotitulados voceros de la “gente”, que se atribuyen el monopolio de la percepción de las inquietudes populares o que, peor aun, creen tener el derecho a decidir por el pueblo, cabría recordarles que Scalabrini dijo:

“Son las multitudes argentinas las que deciden en última instancia superando lo individual con una agudeza e intuición estupenda. Casi siempre han aventajado a sus gobernantes y quienes no las interroguen a diario, en vano intentarán ganar ascendiente en ella” [Latitud, 3 de enero de 1950]


Si les insisten todo el tiempo con un maniqueísmo infantil para explicar la realidad, con seres alados y seráficos que lo único que desean es el respeto por las instituciones de la república, el diálogo y el consenso por un lado, y por el otro una caterva de personajes tenebrosos, violentos y ávidos de echar mano sobre la “caja” de los dineros públicos con el único afán de perpetuarse en el poder para eternizar el latrocinio, bien podrían responderles en estos términos:

“Entre nosotros -y esa es una característica de los pueblos coloniales- las generaciones nacen y se suceden sin relación de experiencia con las generaciones que la precedieron, tal como pollos de incubadora.
La historia que es la gallina madre de los pueblos es, entre nosotros, un relato casi mitológico en cuyo ámbito de irrealidad luchan los malos contra los buenos. Generalmente los malos son los que de alguna manera se connaturalizan con el pueblo. Y los buenos, los que no entorpecieron con extemporáneos reclamos populares el arrollador avance del capital extranjero 'indispensable para nuestro progreso'. Es una historia casi edénica, donde los personajes están delineados con la perfección del buril, libre de toda debilidad humana. No tiene jamás una muela picada, ni necesitan dinero para realizar leva de tropas, publicar diarios, viajar y vivir… Es una historia tan intelectualmente artificiosa… que no enseña nada, porque la vida está ausente de ella” [Qué, 18 de septiembre de 1956]


Ahora que escuchamos a cada rato que “hay que soltarle el freno de mano al campo”, o que “no podemos desperdiciar esta oportunidad histórica que se nos presenta”, o la dirigencia agropecuaria protesta porque no hay una apertura indiscriminada de las exportaciones, esto parece escrito ayer (agreguen soja y el panorama es completo):

“No es exagerado suponer que hoy pululan más de tres millones de hombres inactivos que vegetan perseguidos por la policía, la crítica de los diarios y la más indigna miseria… dicen que nuestra exportación aumenta. Pero, la materia exportada, ¿constituye un excedente real, un sobrante que resta después de cubrir las necesidades de nuestro propio pueblo? ¿O son alimentos hurtados al pueblo, energías escamoteadas?” [Política Británica en el Río de la Plata]
“Fuera de una pequeña oligarquía de abogados e intermediarios, encargados de cuidar el orden legal conveniente a los intereses extranjeros y de una masa amorfa de profesionales y empleados, que ignoran el drama del país y con cuyos conocimientos juega el periodismo, no hay más actividad lícita para los argentinos que sembrar y cosechar trigo, maíz y lino, criar y engordar vacas y transportar todo hasta los puertos de exportación” [Qué, 28 de mayo de 1957]


Y finalmente si alguien (un hijo por ejemplo) le pide que le expliquen que fue el 17 de octubre de 1945, ¿qué mejor que leerle estas líneas?:

“Venían de las Usinas de Puerto Norte, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barrancas.
Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe, iban el peón de tambo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el peón. Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto.
Era el substracto de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordial sin reatos y sin disimulos. Era el nadie y el sin nada en una multiplicidad casi infinita de ganas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por un misma verdad que una sola palabra traducía: Perón… Por inusitado ensalmo, junto a mí, yo mismo dentro, encarnado en una muchedumbre clamorosa de varios cientos de miles almas conglomeradas en un solo ser unívoco, aislado de sí mismo, rodeado por la animadversión de los soberbios de la fortuna, del poder y del saber, enriquecido por las delegaciones impalpables del trabajo de las selvas, de los cañaverales y de las praderas…, traduciendo en la firme voz conjunta su voluntad de grandeza, consumiendo en la misma llama los cansancios y los desalientos personales, el espíritu de la tierra se erguía vibrando sobre la plaza de nuestros libertadores, pleno en la confirmación de su existencia… Ahora el milagro estaba cumplido. La sustancia del pueblo argentino, su quintaescensia de rudimentarismo, estaba allí presente, afirmando su derecho a implantar por sí mismo la visión del mundo que le dicta su espíritu desnudo de tradiciones, de orgullos sanguíneos, de vanidades sociales, familiares o intelectuales. Estaba allí desnudo y solo, como la chispa de un suspiro.
Aquellas multitudes que salvaron a Perón del cautiverio…, eran las mismas multitudes que asistieron recogidas por el dolor al entierro de Hipólito Irigoyen… Son las mismas multitudes argentinas armadas de un poderoso instinto de orientación político e histórico que desde 1810 obran inspiradas por los más nobles ideales cuando confían en el conductor que las guía… Escuche las conversaciones de varios criollos y las arengas de oradores improvisados. No encontré a nadie que se acordara de sus problemas personales. Eran hombres sin necesidades: inmunes al cansancio, al hambre y a la sed… Él [Perón] intérprete fiel y libre de ataduras y compromisos… Estaban dispuestos a luchar por él y por los ideales propios que él simbolizaba y resumía… Por allí, alguien, un sencillo magnífico, gritó con voz estentórea: -¡Aquí comienza la rebelión de los pueblos oprimidos!
Yo regué con una lágrima viril esas palabras para que no se marchitaran nunca” [Borradores en poder de su esposa sobre el 17 de octubre de 1945]”

5 comentarios:

Marcelo Falak dijo...

Impresionante aporte, y su contexto. Gracias, Gerardo.

Ester Lina dijo...

Excelentes los textos que has elegido!!! Hay otro, que es mucho más largo, que da cuentas de su pensamiento respecto de los dedios de comunicación, y es una visión sumamente actual:
"En un país empobrecido, los grandes diarios son órganos de dominio colonialista. El periodismo es quizás la mas eficaz de las armas modernas que las naciones eventualmente poderosas han utilizado para dominar pacíficamente hasta la intimidad del cuerpo nacional y sofocar casi en germen los balbuceos de todo conato de oposición".
Saludos

jaimico_capo dijo...

Va otra de este patriota:
"Las crisis es la crisis optima, la mejor crisis del mundo, la crisis perfecta que nadie podra superar ni demostrar, porque solo existe en la imaginacion y en los tenebrosos propositos de quienes la utilizan como pretexto para desmantelar el pais y sumirlo en la verdadera y permanente crisis economica y espiritual que caracteriza toda factoria porque si no hay crisis no hay argumento valedero para justificar medidas que no resisten el menor analisis"

cambien "el pais" por "el mundo" y llegamos a la mentira capitalista actual

Anónimo dijo...

Te acordás Gerardo cuando te la agarraste con una desbordada Susana Gimenez por el tema de la inseguridad?
Deberías hacer lo mismo ahora con el modisto Piazza y sus declaraciones.
O es que solo las declaraciones de quines considerás oposición ideológica pueden ser atroces?
Ah! cierto: el es kirchnerista y vos un opinador de cuarta.

Gerardo Fernández dijo...

anónimo: No sabía que Piazza era kirchnerista, la verdad no viene al caso. Lo que pensé cuando escuché sus declaraciones pensé en cómo estaba de equivocado al haber pensado en algún momento que era más o menos piola.
Por lo menos en su faceta ciudadana es un reaccionario de terror.

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