Riesgos de perder mayoría en Diputados

El 28 de junio se sabrá definitivamente si el FPV conserva o no mayoría en la Cámara de Diputados y si los números en el Senado se le complican mucho, poquito o nada.
En realidad hasta ahora el oficialismo garantiza como propios 115 diputados, está 14 abajo del quórum y a pesar de ello ha ganado todas las votaciones, algunas con una diferencia estruendosa. De aquí que el riesgo de perder esa mayoría no sería muy elevado, quizá el problema venga por algunas mudanzas del FPV a cualquier lugar, por ejemplo puede ocurrir que algunos diputados de provincias pequeñas busquen armar su propio juego en pos de los posicionamientos de sus jefes para el 2011.
Algo está claro: Si para cada Ley se construyeron mayorías distintas, la tendencia a futuro seguro será una profundización de ese tipo de construcción.
Lo que también hay que ver es que si las diversas patrullas del dispositivo opositor lograran una mayoría en Diputados la gobernabilidad entraría en zona de turbulencias, básicamente porque hoy el país no cuenta con una oposición como la que por ejemplo tuvo Raúl Alfonsín en Semana Santa de 1987. En esa crisis el peronismo, el PI, la DC y los principales partidos opositores cerraron filas junto al gobierno, aún sabiendo que se estaba manejando pésimamente la crisis.
Hoy es impensable que el espectro opositor pueda tener la cuota de responsabilidad que hubo 22 años atrás. Es inimaginable pensar en que Cobos, Carrió, Macri o De Narvéz puedan tener una actitud como la que entonces tuvieron Cafiero, Alende y Auyero.
Y se agrava la cuestión cuando se observa una carrera desenfrenada para ver quién es más opositor, quién es más furibundamente crítico y quién se aferra más rápido a las polleras de Clarín y la Mesa de Enlace.
Hoy no hay una oposición, hay un montón de grupos controlados a control remoto por Magnetto y Llambías. Un montón de grupos que por ejemplo, de lograr mayoría, lo primero que haría sería eliminar las retensiones de modo tal que ese dinero vaya del Estado (no de la cartera de Cristina, del Estado, o sea de todos) a las cuentas bancarias de un puñado de pooles y grandes productores, para automáticamente fugarse a los paraísos fiscales.
Esta es la gravedad que podría tener el hecho de que estas brigadas parlamentarias obtuviesen una mayoría, y contra eso viene alertando el ex presidente, y lo hace “a la que te criaste” y sin pelos en la lengua. Lo hace así porque explota a fondo una gran virtud: Comunica. Néstor comunica y sus dichos calan profundo en las masas populares que además tienen pruebas concretas de que fue en su gobierno que volvieron a tener trabajo y dignidad (En distritos del interior bonaerense gobernados por intendentes cobistas hay encuestadores que se quedaron boquiabiertos el pasado fin de semana respecto a cómo mide)
Hay quienes descreen de esta táctica del ex presidente y lo hacen con argumentos dignos de tener en cuenta. De mi parte, empero, creo que está bien lo que plantea NK.
La reconstrucción del país reclama que el gobierno de Cristina tenga respaldo parlamentario, esa es la verdad. No están dadas las condiciones para que un campeonato por ver quién es más opositor sea el que determine las políticas parlamentarias. La sobreabundancia de pequeños bloques de 8, 12 o 20 diputados lejos está de poder garantizar una mayoría responsable.
Es feo decirlo, pero es la verdad.
Si analizamos el espectro opositor encontramos rápidamente que ni siquiera para las elecciones pudieron lograr acuerdos sólidos a escala nacional, la pregunta entonces nos atropella ¿Puede tener seriedad un espectro opositor que no siquiera logró ponerse de acuerdo para armar las listas? ¿Puede quedar el país a expensas de estos grupos?
¿Puede garantizar algo una alianza como la del radicalismo con la CC y el cobismo cuando por ejemplo arman listas con los socialistas santafesinos pero no en la ciudad de Buenos Aires, Córdoba y mucho menos en la provincia?
¿Puede garantizar alguna coherencia el peronismo macrizado cuando leemos todos los días en los diarios que es una bolsa de gatos y que se están matando entre ellos?
Estas brigadas parlamentarias funcionan como la Mesa de Enlace: Sólo están en condiciones de oponerse a las políticas del gobierno, pero están imposibilitadas de consensuar proyectos y de proponer un futuro para el país.
Hay que recordar el quilombo que se le armó a los cuatro jinetes del glifosato cuando firmaron varios acuerdos con el gobierno. Hay que acordarse del tamaño de los genitales de Buzzzi ¿O ya nos olvidamos de eso que ocurrió a comienzos de marzo?
Esto mismo le pasa al brigadismo opositor. Son patrullas perdidas de los noventa que no pueden ofrecerle al país otra cosa que no sea el retorno a ese modelo, que ya sabemos cómo terminó.
Contra todo esto alerta Néstor Kirchner y está bien que lo pongamos sobre la mesa porque todo lo que se ha venido construyendo puede derretirse en poco tiempo.
El problema de fondo es que hay un proyecto encarnado en el gobierno nacional, un proyecto que incluso comienza a tener problemas, algunos por falencias propias y otros por cuestiones internacionales, pero un proyecto al fin. Enfrente no hay nada, enfrente hay un No, hay un “no sé de qué se trata pero me opongo”, como sucede con el proyecto de ley de medios de comunicación audiovisual. Enfrente está el interés multimediático de Clarín por conservar privilegios que ningún grupo de sus características tiene sobre la faz de la tierra, y el de un puñado de patronales agropecuarias que sólo se preocupan por sus ganancias.
No hay un proyecto de país, no hay un modelo alternativo.
El problema en definitiva es que carecemos de una oposición que pueda ofrecernos un camino transitable, que no sea el retorno a las clásicas políticas de ajuste ya conocidas.
Y esa falta, esa carencia no es responsabilidad del gobierno ni del peronismo. El problema del radicalismo, que en plena diáspora sigue truchando sus propias elecciones internas(como pasó hace dos semanas en la provincia de Buenos Aires) lo tienen que solucionar los radicales; El problema del macrismo que le hace jurar a su figurita que va a honrar la vicejefatura y luego la hace renunciar para que encabece la lista de candidatos a diputados nacionales porque no tiene otro dirigente de peso lo debe solucionar Mauricio y sus boys; El problema del cletismo, que negocia a dos puntas con Stolbizer y Solá, y ni siquiera llegó a presentar candidatos en Capital, lo tiene que solucionar la futbolista María Eugenia Cobos; El problema de Felipe Solá que está comprobando las contraindicaciones de haber dejado de hacerse el boludo y el ninguneo de que es objeto por parte del investigado De Narváez, lo tiene que arreglar él; el problema de Binner, que ni siquiera puede garantizar que los socialistas porteños sigan su política de alianzas, y que en la provincia de Buenos Aires tuvo que intervenir el partido porque lo único que existe es socialismo K, lo tiene que arreglar él.
Y así sucesivamente vemos un espectro de patrullas y brigadas que sólo logran acordar cuando se trata de oponerse al gobierno.
Pero además, y por si fuera poco, hay sectores y personajes que están abiertamente jugando a la destitución de Cristina, como el caso de Mariano Grondona. Delata a qué está jugando un sector muy fuerte del establishment.



Está clarito ¿No?