Hubo una época imborrable en todos los que andamos, porotos más porotos menos, alrededor de los cincuenta. Hubo un tiempo de florecimiento, de reverdecer, de mucha esperanza y, por qué no, mucha quimera a la vuelta de la esquina.
Hubo un tiempo de militancia frenética, de plenarios donde hasta se debatía cuarenta minutos una moción de orden planteando no fumar dentro del recinto; hubo un tiempo donde salíamos de pintada desde las 11 de la noche hasta las 5 de la mañana; hubo un tiempo donde viernes y sábados había peñas en locales de las diversas ramas de la JP, de la FEDE, de la JI y la JR; hubo un tiempo donde los viernes íbamos a fajarnos de palabra con las mesas que armaban el MAS y el PTP en Plaza Miserere.
Hubo un tiempo donde las peñas en Filo y Socio eran cosa seria; hubo un tiempo donde amanecías con una peruca, una bolche o una trosca y después de haber pasado una noche de encamada feroz y revolucionaria te ibas a desayunar y pelabas “Las tesis de Abril” para seguir con el debate en un bar del Abasto mientras los parroquianos se inyectaban Angelito Vargas con D’agostino.
Hubo un tiempo donde se puso de moda trasnochar para escuchar a Dorio y Caparrós y madrugar para no perderse a Aliverti en Radio Belgrano.
Hubo un tiempo de marchas casi cotidianas, tiempo de Juventudes políticas y MOJUPO.
Hubo un tiempo (junio de 1983) donde un militante de la FEDE vio cuando nos llevaban detenidos al turco Galeano y a mí desde el local de la novena del PI en la calle Mario Bravo 380 y se mandó al Comité Nacional a avisar que nos estaban apresando, lo que posibilitó que una de horas después nos liberaran, con nota en La Voz y todo.
Hubo una alegría infinita la mañana de ese 30 de octubre soleado y crocante donde fiscalizamos en una escuela de la calle Sánchez de Bustamante y una gran decepción cuando nos enteramos de lo mal que nos había ido y que para colmo que hubiese ganado el radicalismo. Hoy creo que aquella sensación era equivocada y que fue bueno que ganara Alfonsín, pero allí, en 1983, mis 22 años y "las malas compañías" me llevaban a pensar otra cosa…
Hubo un tiempo en que fuimos jóvenes flaquitos, bellos, utópicos, revolucionarios. Un tiempo donde creíamos que el socialismo estaba a la vuelta de la esquina. Un tiempo donde nos reivindicábamos marxistas y con Lenin en las manos nos trenzábamos con los bolches demostrándoles qué poco les enseñaban en la escuelita del Charly y el Vladimir y donde empuñábamos Jauretche para atosigar a los durísimos militantes del PO.
Hubo un tiempo con letra y música, hubo un sonido con Silvio y Pablo, con Zitarrosa y San Pedro Telmo; Hubo un aire tropical con Makumagüela y hubo La Verdulería ahí en la esquina de Riobamba y Corrientes donde sonaban mambos, sones y guarachas. Hubo un recital suspendido en Vélez y eternas negociaciones para que no se cruzaran algunas columnas que cual barra bravas se odiaban.
Hubo una casa en Villa del Parque cercana a la estación donde la negra Cristina me dio asilo. Tenía la Pequeña Biblioteca de Editorial Anteo completa…Leía hasta el amanecer, dormía hasta el mediodía y desayunaba un café negro con dos facturas para volver al local a continuar con la militancia.
Hubo un tiempo que hoy miro desde los cuarenta y ocho años y lo veo hermoso, quizá mas bello de lo que en realidad fue, medio como ciertos tangos donde se bandean un poco avocando los años mozos.
En todos esos años está Raúl Alfonsín, más puteado que vivado, pero está potente, como un tío si querés o como una referencia ineludible.
Todos esos años de búsqueda, tiempos de gateo democrático, de estrellas fugaces ¿Te acordás de Rabanaque Caballero? Esos tiempos de reacomodamientos, de un peronismo crujiendo en sus entrañas tuvieron como símbolo a Raúl Alfonsín.
Quizá alguna de las penas que hoy afloran brotan al comprobar con el paso de los años que hubo un intento si se quiere timorato de reformar ciertas estructuras pero quedó trunco por ciertas falencias inherentes al problema que tiene el radicalismo para gobernar, quizá lo que nos duele es que el fracaso de Alfonsín es en cierta medida el fracaso de un intento tímidamente progresista de todos nosotros, incluyendo a los que lo combatíamos desde la izquierda nacional y popular (que aquellos años era aún “Nacionalismo Popular Revolucionario”)
Esa parábola que arranca con el juicio a las juntas militares y la ley Mucci y termina estigmatizada en los acuerdos con la misma burocracia sindical a la que se había denunciado como partícipe de un pacto con los militares define un fracaso que antes que nada estuvo determinado por un error de diagnóstico y quizá cierta embriaguez por una victoria electoral tan contundente.
Es difícil no “creérsela” si te llevás el 52 % de los votos…
Pero los votos son sólo eso, votos.
En tanto la estructura del país sigue inalterable y si no se la lee con justeza, probablemente las cosas salgan mal. Eso, creo, es lo que le pasó a Raúl Alfonsín. Cuando cayó en la cuenta que lo que tenía no le bastaba para sostenerse en el poder y empezó a negociar ya era tarde, y se lo llevaron puesto muchos de los que hoy fingen un dolor asquerosamente oportunista como algunos medios que lo masacraron mientras era presidente y algunas patronales como las que motorizaron el famoso “camionetazo” comandado por el entonces presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Raúl Romero Feris.
Quizá lo que duele también es que el fracaso de Alfonsín posibilitó el embate más feroz contra el pueblo que fue el menemismo con su aniquilmiento del Estado y el remate de buena parte del patrimonio nacional.
Pero más allá de estas consideraciones, Alfonsín es un tiempo, una época y una experiencia que hay que revisar para extraer enseñanzas.
Todos tenemos un cachito de Alfonsín dentro nuestro.
Por eso la pena.
Hubo un tiempo de militancia frenética, de plenarios donde hasta se debatía cuarenta minutos una moción de orden planteando no fumar dentro del recinto; hubo un tiempo donde salíamos de pintada desde las 11 de la noche hasta las 5 de la mañana; hubo un tiempo donde viernes y sábados había peñas en locales de las diversas ramas de la JP, de la FEDE, de la JI y la JR; hubo un tiempo donde los viernes íbamos a fajarnos de palabra con las mesas que armaban el MAS y el PTP en Plaza Miserere.
Hubo un tiempo donde las peñas en Filo y Socio eran cosa seria; hubo un tiempo donde amanecías con una peruca, una bolche o una trosca y después de haber pasado una noche de encamada feroz y revolucionaria te ibas a desayunar y pelabas “Las tesis de Abril” para seguir con el debate en un bar del Abasto mientras los parroquianos se inyectaban Angelito Vargas con D’agostino.
Hubo un tiempo donde se puso de moda trasnochar para escuchar a Dorio y Caparrós y madrugar para no perderse a Aliverti en Radio Belgrano.
Hubo un tiempo de marchas casi cotidianas, tiempo de Juventudes políticas y MOJUPO.
Hubo un tiempo (junio de 1983) donde un militante de la FEDE vio cuando nos llevaban detenidos al turco Galeano y a mí desde el local de la novena del PI en la calle Mario Bravo 380 y se mandó al Comité Nacional a avisar que nos estaban apresando, lo que posibilitó que una de horas después nos liberaran, con nota en La Voz y todo.
Hubo una alegría infinita la mañana de ese 30 de octubre soleado y crocante donde fiscalizamos en una escuela de la calle Sánchez de Bustamante y una gran decepción cuando nos enteramos de lo mal que nos había ido y que para colmo que hubiese ganado el radicalismo. Hoy creo que aquella sensación era equivocada y que fue bueno que ganara Alfonsín, pero allí, en 1983, mis 22 años y "las malas compañías" me llevaban a pensar otra cosa…
Hubo un tiempo en que fuimos jóvenes flaquitos, bellos, utópicos, revolucionarios. Un tiempo donde creíamos que el socialismo estaba a la vuelta de la esquina. Un tiempo donde nos reivindicábamos marxistas y con Lenin en las manos nos trenzábamos con los bolches demostrándoles qué poco les enseñaban en la escuelita del Charly y el Vladimir y donde empuñábamos Jauretche para atosigar a los durísimos militantes del PO.
Hubo un tiempo con letra y música, hubo un sonido con Silvio y Pablo, con Zitarrosa y San Pedro Telmo; Hubo un aire tropical con Makumagüela y hubo La Verdulería ahí en la esquina de Riobamba y Corrientes donde sonaban mambos, sones y guarachas. Hubo un recital suspendido en Vélez y eternas negociaciones para que no se cruzaran algunas columnas que cual barra bravas se odiaban.
Hubo una casa en Villa del Parque cercana a la estación donde la negra Cristina me dio asilo. Tenía la Pequeña Biblioteca de Editorial Anteo completa…Leía hasta el amanecer, dormía hasta el mediodía y desayunaba un café negro con dos facturas para volver al local a continuar con la militancia.
Hubo un tiempo que hoy miro desde los cuarenta y ocho años y lo veo hermoso, quizá mas bello de lo que en realidad fue, medio como ciertos tangos donde se bandean un poco avocando los años mozos.
En todos esos años está Raúl Alfonsín, más puteado que vivado, pero está potente, como un tío si querés o como una referencia ineludible.
Todos esos años de búsqueda, tiempos de gateo democrático, de estrellas fugaces ¿Te acordás de Rabanaque Caballero? Esos tiempos de reacomodamientos, de un peronismo crujiendo en sus entrañas tuvieron como símbolo a Raúl Alfonsín.
Quizá alguna de las penas que hoy afloran brotan al comprobar con el paso de los años que hubo un intento si se quiere timorato de reformar ciertas estructuras pero quedó trunco por ciertas falencias inherentes al problema que tiene el radicalismo para gobernar, quizá lo que nos duele es que el fracaso de Alfonsín es en cierta medida el fracaso de un intento tímidamente progresista de todos nosotros, incluyendo a los que lo combatíamos desde la izquierda nacional y popular (que aquellos años era aún “Nacionalismo Popular Revolucionario”)
Esa parábola que arranca con el juicio a las juntas militares y la ley Mucci y termina estigmatizada en los acuerdos con la misma burocracia sindical a la que se había denunciado como partícipe de un pacto con los militares define un fracaso que antes que nada estuvo determinado por un error de diagnóstico y quizá cierta embriaguez por una victoria electoral tan contundente.
Es difícil no “creérsela” si te llevás el 52 % de los votos…
Pero los votos son sólo eso, votos.
En tanto la estructura del país sigue inalterable y si no se la lee con justeza, probablemente las cosas salgan mal. Eso, creo, es lo que le pasó a Raúl Alfonsín. Cuando cayó en la cuenta que lo que tenía no le bastaba para sostenerse en el poder y empezó a negociar ya era tarde, y se lo llevaron puesto muchos de los que hoy fingen un dolor asquerosamente oportunista como algunos medios que lo masacraron mientras era presidente y algunas patronales como las que motorizaron el famoso “camionetazo” comandado por el entonces presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Raúl Romero Feris.
Quizá lo que duele también es que el fracaso de Alfonsín posibilitó el embate más feroz contra el pueblo que fue el menemismo con su aniquilmiento del Estado y el remate de buena parte del patrimonio nacional.
Pero más allá de estas consideraciones, Alfonsín es un tiempo, una época y una experiencia que hay que revisar para extraer enseñanzas.
Todos tenemos un cachito de Alfonsín dentro nuestro.
Por eso la pena.
24 comentarios:
Muy buen recuerdo!
A propósito del asqueroso dolor fingido en los medios, hoy Ámbito Financiero (está bien que con otros dueños), un diario que lo destruyó siempre, sistemáticamente, publica un suplemento especial, donde poco menos que lo elevan a la categoría de prócer.
Fue el último gran dirigente que tuvo la UCR. Que en paz descanse el gallego!!!
Máximo
Gerardo: Muy buen post, gracias.
jovenes, utópicos y revolucionários! Ahora estamos gordos, pelados y viejos pero, aunque no te conozco, cuando leo tu blog creo que lo escribe un joven utópico y revolucionário. Qué épocas! Qué madrugadas! Fueran de pintadas, peñas, debates, lecturas o encamadas! Si hay otra vida, quiero la misma. Se fue Alfonso, pero nos queda ese sentimiento que resumió en la frase más recordada del momento: con la democracia... Si, con la política, el debate, el convencimiento, el ejemplo se podía cambiar el mundo, nunca con la violencia, aunque alguna vez uno se fajara. Pero después todos a tomar una ginebra y a recuperar los vínculos, que había que seguir conviviendo. Te felicito por tu texto de hoy y por el blog siempre.
Muy buen post, gerardo. Tengo mas o menos tu misma edad y experiencias, asi que comparto. Yo tambien estaba con el PI en el 83, votamos al bisonte, y los compañeros del PJ en la facultad, que nos pedian que votemos a Luder-Bittel, despues de la victoria de Alfonsin, nos echaban la culpa por haber votado al PI.
Tu post, ademas de traerme recuerdos entrañables de hace ya años, me pareció conceptualmente muy bueno. También me parecieron excelentes las notas de Mario Wainfeld y de Nathanson en Pagina12 de hoy.
Y mientras pensaba en el hipocrita proceso de "beatificacion" de Alfonsin que estan empezando a emprender los grandes medios que lo odiaron y atacaron con una ferocidad solo comparable con la que usan para atacar al modelo K (y las similitudes entre Alfonsin y Nestor no son pocas, aunque felizmente Nestor es muy superior en todos los terrenos); mientras pensaba en la utilizacion politica de su cadaver todavia caliente por los excrementos del radicalismo actual como Morales, Lopez Murphy o Judas Cobos (y sospecho que la muerte de Alfonsin prenuncia la inminente muerte de la UCR); mientras asisto a todo este circo me vinieron ala memoria un par de ideas. La primera es una cita de la biografia de Stalin escrita por el frances Maximilien Rubel, en la cual explica cómo la muerte de Lenin fue utilizada casi hasta la sacralizacion por Stalin para legitimar su propio poder; Rubel demuestra cómo la casi santificacion de Lenin a su muerte por Stalin era la mejor estrategia para consolidar el propio poder de Stalin.
Y la segunda idea que me viene a la mente, leyendo por ejemplo el editorial de Van der Kooy en el diario Clarin de hoy, es una anecdota de nustra historia. Dicen que Adolfo Saldias estaba escribiendo su monumental historia de Rosas y la Confederacion en los años de Mitre. Saldias estaba en Londres y mientras investigaba se enteraba que muchas cosas de las que decia la "historia mitrista" sobre Rosas eran absolutamente falsas (algo parecido a lo que el dirio de los Mitre viene haciendo con cualquier movimiento popular que surge en este pais). Cuando Saldias le manifestó este punto a su mentor (el mismisimo presidente Bartolomé Mitre) éste le respondió. "Mire, Saldías, cuando nostros escribimos la historia estamos haciendo política." Y así es nomas, y es lo que vamos a estar viendo ahora y en los proximos dias.
Saludos desde la Docta.
Buenas Gerado,
Muchas gracias. Tu post me emocionó, expresó algo que yo siento.
Alfonso representa esa primavera de los 80, ese reverdecer de militancia y de apertura cultural que coincidió con nuestra juventud. Es triste verlo irse porque se va una parte de nosotros también.
Un abrazo,
Andrés
Excelente retrato generacional de una época que, lamentablemente pasó.
El diagnóstico es así. El poder de las urnas es sólo uno, y subordinado, frente a los poderes de la sociedad. El Estado no tiene reconocimiento automático de legitimidad o margen alguno cuando actúa con autonomía de ciertos intereses. Lecciones de los ochenta, que aprendió Alfonsín y que re - aprendemos nosotros.
Lo guardo.
Ezequiel Meler.
Ya sé que no te gusta, pero Muy Buen Post
gerardo,
un post brillantemente entrañable.
abrazón,
pepe subizar
literio te salió. Muy buena la semblanza de época, una época que me hubiera gustado vivir. Nunca tuve la suerte de habitar mañanas crocantes.
Sabé que la escuela de Sánchez de Bustamate, si es la que está entre Sarmiento y Valentin Gómez, está en venta. Este año se cerró. Caput. Raro, muy raro es ver una escuela en venta. Aunque privada.
Otra señal de los tiempos.
"Por el mejor Alfonsín posible nos movilizamos unos cuantos sin ser ni de lejos radicales, acaso “todo lo contrario”... y lo cito a Blaustein, para comprenderme mejor, yo que era un militante golpeado a los 23, con diez años de milicos sobre el lomo.
Si, una pequeña parte de nosotros se fué. Aprendamos de los errores cometidos; como dice Hobsbawm por ahí, la historia sirve para aprender.
Eso, todo eso. agrego las Gambas al ajllo, La vivora amarilla, los ciclos en el Arte, en Hebraica, el cronograma de marchas semanales...Estabamos todo el dia en la calle, nos cruzabamos comiendo lentejas o puchero en el Cervantes,tomando cafe o ginebra a las 4 de la mañana y todo era discutible, todo era hablable, todo era posible
A diferencia de todos sus sucesores, no se enriqueció. Nésttor con cuenta con ese orgullo moral.
Con su muerte queda el certificado de defunción de la civilidad política nacional.
Víctor
Buen post.
Lamentablemente no pude tener esa vida de militancia. Cuando la democracia volvió, recién arrancaba la primaria. Por desgracia, cuando tenia la edad, estabamos en plena dictadura neoliberal, destructora de la clase media, la clase trabajadora y sobre todo, de la clase política. El bastardeo de la política de esos años hizo que uno creciera vencido, sin ganas, sin refentes de nada. No dicen que el neoliberalismo no pone a la democracia como algo fundamental? y bue... viene por ahi la cosa.
Mi madre peronista de aquellas que Eva le regalo su primer guardapolvo blanco, lapiz y cuaderno me insistía, me explicaba... me quería afiliar. Yo veía lo que había y con el poco conocimiento me daba cuenta "esto no es peronismo, no es justicialismo... adonde carajo esta la justicia social?
No había políticos... no habia política. Habia UB o Comites... pero nadie iba a discutir... los lideres, ya tenian su puestito y se olvidaban de las bases. con que animo iba uno? Lamento profundamente no haber vivido la militancia de ustedes. Ojo eh, me hago cargo, tambien parte de la culpa es mía.
Hasta que llego este pinguino que ni bien asumio corto toda la cupula militar, los paso a retiro a todos, bajo el cuadro de "ese"... empezo a limpiar la corte que fue el patovica del poder liberal en los 90... la gente empezo a tener laburo... mis amigos volvieron a trabajar como albañiles, los que fundieron su comercio lo volvieron a tener... eso no es peronismo? y si, uno se identifica, tiene ganas. Una pena que mi madre... esa que me conto "los gorilas pintaron "viva el cancer" cuando se murio evita... los gorilas, la iglesia y la union democratica voltearon a Perón... No entiendo que hoy mi vieja critíque este gobierno. No la logro entender.
Hoy hace falta eso, política, militancia. Las relaciones entre los vecinos, las charlas, los debates... eso se perdio. Y sin eso, no hay esperanza de que la cosa puede cambiar para mejor.
Mucha gente va esponntáneamente a despedirlo.
No hay sindicatos peleándose por poner primero su bandera o por ocupar el mejor lugar.
No hay choripanes. Hay civilidad, la civilidad que argerntina perdió hace rato.
En octubre de 83 lo voté, en noviembre de ese mismo año me afilié al PI y nunca más voté al radicalismo. En semana santa, antes de que nos dijera que "la casa está en orden", dormité en el suelo del 3º o 4º piso del Rectorado de la UNMDP velando la noche para defender lo que él representaba, mientras los hermanitos Katz y otro Franja Morada ocupaban el último piso y se ponían en pedo con ginebra para cuidar la sala en donde había elementos importantes que debían cuidar de los que estabamos en los pisos inferiores.
NO ME ARREPIENTO DE NADA. Prefiero haber quedado de este lado y no del lado de los Katz o los Cobos.
Anónimo de las 13:24: Tampoco hubo sindicatos peleandose cuando velaron a Perón...
No seas desubicado al pedo
Muy linda semblanza.
Adelante!
Tomasa
Gracias por el post, Gerardo, y excelente la nota de Blaustein también.
Alfonsín fue un hombre lleno de contradicciones, que cometió muchos errores y que fracasó en muchos de sus intentos, pero fue quizá el último que supo interpretar lo mejor de cada uno de nosotros. Que no haya querido, sabido o podido (según sus propias palabras) llegar a fondo, no hace más que resaltar su faz humana y por lo tanto contradictoria.
Mucha gente joven, que no tuvo que vivir en carne propia la dictadura, probablemente no tenga la visión, y sobre todo el sentimiento de lo que significaron, sobre todo, sus primeros tiempos en el gobierno. No se trata de endiosarlo, pero pese a todo lo malo, a todos los errores, dejó un país mejor del que recibió, que era un país horripilante, una pesadilla.
Y sus enemigos, los poderes corporativos (iglesia, FFAA, burocracia sindical, SRA) lo odiaron y lo combatieron por lo bueno que hizo, no por lo malo. Por eso duele su muerte y dolió su derrota, porque fue nuestra derrota, y porque como dijiste en tu post anterior, fue un buen hombre, que hizo mil cagadas pero fue un buen hombre pese a todo.
Y llama (o no) la atención que hoy, pese a las diferencias políticas, mucha gente lo llore como a un padre. Te diré que no me parece mal, si eso sirve para asumir un cierto grado de adultez suficiente como para diferenciar entre un padre que se equivoca y fiero y un hijo de puta que te caga a palos y se divierte viendo como te garchan sus amigotes.
Esa es, valga la comparación, la diferencia entre Alfonso y muchos de sus antecesores y sucesores.
Saludos
Hay muchas personas honestas que mueren en condiciones de mucha necesidad.Ser honesto no es suficiente , no fue un buen presidente y muchos jovenes nos sentimos traicionados politicamente por primera vez.
despues vinieron otros traidores pero el fue el primero y se siente mas el dolor.
El vivó de mis impuestos ,y yo no le debo nada .
Susana
Susanita, Nestor también vive de tus impuestos, muchísimo mejor que Alfonsín, incluso tiene un hotel un canal de TV y petróleo.
Susana: vas a enumerar a todos los que viven de tu sueldo? que vivan de tu sueldo implica que te deben algo? sos patrona o ciudadana? Tomatelas con esa berretada ideologica de patron de estancia.
La diferencia entre Cristina y Alfonsín es que Cristina le hace frente a los mercados que quieren a un presidente titere, debil.
Alfonsín fue complice del neoliberalismo con su pacto.Menen legalizó a los mercados y Alfonsin su complice.
Si una persona recibe plata del pueblo y despues lo traiciona se puede decir que fue honesto por que no se compró un hotel'???
Para mi que NO SOY OFICIALISTA , Cristina es la mejor presidente que hemos tenido. UN presidente debe ser un buen presidente , si es honesto muchisimo mejor , pero NO USEMOS el HONESTISMO para ocultar la INCAPACIDAD que tuvo Alfonso en ser hacedor de sus ideas, no tan solo HABLADOR.
Bush persona honesta porque no compró un hotel, pero el daño que produjo a su pais y al mundo no tiene limites-
Asnar, tampoco compró un hotel, pero metió a España en una guerra fraudulenta con la muerte de españoles en Antocha.
No creo que Hitler se haya comprado un hotel ........
Basta de la falsa MORAL, a un presidente le pido que sea un presidente fuerte, que no se baje los pantalones ante la Rural, etc,etc
Susana
Gerardo, tu post es un buen homenaje a esos tiempos y a lo que Alfonsín significó para nuestro pueblo.
ay ay ay que se muera alsogaray.se va a acabar esa costumbre de matar... un ABRAZO
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