A la cama con Alfredo

Me sigo engañando, me miento piadosamente. ¡Y lo peor es que me creo!
Hace tiempo que resolví sacar la tele de mi cuarto para retomar aquella saludable costumbre de dormirme leyendo, pero me pongo excusas triviales, insostenibles, vergonzantes. Y el aparato sigue ahí, tentándome, subyugándome con sus luces de colores cada vez que después de acomodar la chancletas para arrancar al día siguiente (¿Querés algo “más de viejo” que acomodar las chancletas?) me lanzo entre las sábanas tras la utopía, pero no, casi nada merece ser visto, ni siquiera Venus.
Voy a Animal Planet y no hay ni tigres ni elefantes, en Ciudad Abierta (¡Que sigue “abierta”!) no hay nada que me atrape, en “Z” aún no empezaron las porno soft y Wimbledon en las primeras rondas no atrapa, de modo que no hay más remedio que optar entre Lavagna con Luisa Valmaggia o Alfredo De Angeli con Tenembaum y Zlotowiazda.
Naturalmente gana el entrerriano.
Lo miro, lo escucho y vuelvo a sentir esa sensación profunda de tembladeral. Vuelvo a percibir el lejano retumbo de tambores de guerra y a sospechar que quizá más temprano que tarde volvamos a las andadas.
De Angeli comunica con cada gesto, con cada palabra, con cada suspiro, con cada mirada. Con solo mirarlo ya obtenés la info necesaria para calcular lo que te espera en los próximos días.
Anoche el melli volvió a dar muestras acabadas de cómo se mueve esta gente del “campo”. Cuando les tirás cifras oficiales que refutan su discurso ellos pelan sus propios datos, entonces no hay discusión posible. Zloto le tiró cifras contundentes que ni siquiera fueron objetadas por La Nación (Zloto!, no Roberto Navarro o Zaiat) y De Angelli expone lo que ya tiene pensado responder independientemente de lo que le pregunten. No oyen, no escuchan, por lo tanto no se comunican. Son como esas personas que cuando discuten, hacen silencio no para escuchar al otro sino para formatear lo que van a seguir diciendo.
Cómo será que por momentos los conductores parecían aquellos periodistas jóvenes e insurgentes que rodeaban a Lanata en Día “D”.
El asunto es que lo de anoche preocupa: Está clarísimo una vez más que de la misma manera que desprecian a la democracia cuando alguna disposición no los conforma, niegan estadísticas que los refuten. Para ellos la verdad vive tras sus alambrados, enraizada en los campos de la patria.
Y de ahí no se mueven.
Si hasta las exportadoras reconocen que en lo que va del año la rentabilidad aumentó notablemente, pero ellos siguen diciendo que pierden plata y listo... No hay más discusión.
Y es harto preocupante cuando ante requisitorias sobre qué puede pasar si el Congreso no vota como ellos quieren De Angeli tira como idea que ahora ya no se puede parar a la gente: “ahora son los intendentes, los transportistas, los comerciantes...”
Ojo, que los tipos cambiaron su ubicación discursiva en el conflicto y como saben que no tienen mucho oxígeno para salir a cortar, ponen la carga en “los intendentes, los transportistas, etc”. De ahí que haya que reconocer como uno de sus grandes hallazgos a “los autoconvocados”. Los “autoconvocados” dan pa’ todo, mire. Para cortar rutas, para rodear intendencias, para escrachar funcionarios, para apretar legisladores. Son el comodín que les garantiza el menos diez en este Chin Chon inacabable.
Acordémonos que si se vuelve a los cortes, ahora será “la gente”, los pueblos, el “interior”.
Si a todo esto le sumamos que el melli deslizó durante la tarde que ahora van a hacer asambleas frente al Congreso, digo: Cartón lleno. La consumación del ansia destituyente.
Ya imagino a los canales con la pantalla partida en dos. De un lado los diputados elegidos democráticamente y del otro 500 autoconvocados resolviendo si acatan o no la resolución del parlamento.
Preocupante.
No quisiera ser cacerola y vivir cerca de Callao y Santa Fe sabiendo que en cualquier momento me van a volver a pegar...