Ayer falleció en Miami uno de los músicos mas importantes que dio Cuba. A los 89 años murió Israel López Cachao, contrabajista, creador junto a su hermano Orestes “Macho” de las bases del Mambo, ese ritmo que luego sería el trampolín a la fama de otro cubano: Pérez Prado. “El chaparrito con cara de foca”, como lo apodaba Beny Moré a Pérez Prado fue conocido como “El Rey del Mambo” y tal título lleva a mucha gente a suponer aún hoy que fue el creador del Mambo, pero los López habían trabajado antes en la gestación de este ritmo que nace al igual que el Cha Cha Cha del Danzón. Es más, a los primeros danzones que compusieron los hermanos López se los denominaba “Danzón de ritmo nuevo”.
Cachao se fue de Cuba cuando triunfó la revolución y vivió tocando hasta los últimos días. En su larga carrera “tocó con todos”. Protagonizó “descargas” trascendentales (la “descarga” es una suerte de “jam session” a la cubana) con los mejores músicos de la isla; integró la inolvidable orquesta del borícua Tito Rodríguez a comienzos de la década del sesenta, junto al pianista René Hernández, también cubano, y al eximio trompetista panameño Víctor Paz, entre otras figuras legendarias de la música tropical.
En los últimos años participó en discos de Gloria Estefan y en la película Calle 54, ese tributo del director español Fernando Trueba al jazz latino. Grabó, por suerte, decenas de discos.
La historia de Israel López es casi toda la historia de la música cubana del siglo veinte.
Si usted quiere conocer a fondo la música cubana, el sonido cubano, pruebe con Cachao. Es como si quiere conocer aquí en Argentina de música santiagueña: Escúchelo a Adolfo Abalos y tendrá todo claro.
Pero bueno, el sentido de este post viene por otro lado cual es el de manifestar la bronca y, a la postre, la tristeza por la nula repercusión que tuvo hoy domingo en la prensa argentina la muerte de esta insigne figura de la música latinoamericana y mundial, porque la noticia comenzó a rebotar en Internet ayer por la tarde, a eso de las 18.00, y es sabido que a esa hora aún las redacciones están abiertas.
Cachao se fue de Cuba cuando triunfó la revolución y vivió tocando hasta los últimos días. En su larga carrera “tocó con todos”. Protagonizó “descargas” trascendentales (la “descarga” es una suerte de “jam session” a la cubana) con los mejores músicos de la isla; integró la inolvidable orquesta del borícua Tito Rodríguez a comienzos de la década del sesenta, junto al pianista René Hernández, también cubano, y al eximio trompetista panameño Víctor Paz, entre otras figuras legendarias de la música tropical.
En los últimos años participó en discos de Gloria Estefan y en la película Calle 54, ese tributo del director español Fernando Trueba al jazz latino. Grabó, por suerte, decenas de discos.
La historia de Israel López es casi toda la historia de la música cubana del siglo veinte.
Si usted quiere conocer a fondo la música cubana, el sonido cubano, pruebe con Cachao. Es como si quiere conocer aquí en Argentina de música santiagueña: Escúchelo a Adolfo Abalos y tendrá todo claro.
Pero bueno, el sentido de este post viene por otro lado cual es el de manifestar la bronca y, a la postre, la tristeza por la nula repercusión que tuvo hoy domingo en la prensa argentina la muerte de esta insigne figura de la música latinoamericana y mundial, porque la noticia comenzó a rebotar en Internet ayer por la tarde, a eso de las 18.00, y es sabido que a esa hora aún las redacciones están abiertas.
Ha muerto una personalidad esencial de la música tropical. Nos ha dejado un instrumentista y compositor notable, de esos que la historia colocará al lado de Jobim; Piazzolla o Ellington.
Pero en Argentina no es noticia. Y lo grave es que no lo es por el desconocimiento casi absoluto que en materia de música hay en las redacciones (si hasta César Pradines, tránsfuga periodístico de La Nación llama “Saxofonista” al pianista Eddie Palmieri...)
Parece mentira que en tiempos donde el acceso a la información vía internet es mucho más fácil y rápido, en los grandes medios ello no se refleje.
Esta es la foto contundente, precisa y lamentable que retrata a los medios de difusión en la Argentina de nuestros días.
Murió Cachao, señores y el mundo de la música está con luto grandote como su contrabajo. Pero, como siempre pasa con los grandes músicos, toda vez que suena su música está más vivo que nunca.
Pero en Argentina no es noticia. Y lo grave es que no lo es por el desconocimiento casi absoluto que en materia de música hay en las redacciones (si hasta César Pradines, tránsfuga periodístico de La Nación llama “Saxofonista” al pianista Eddie Palmieri...)
Parece mentira que en tiempos donde el acceso a la información vía internet es mucho más fácil y rápido, en los grandes medios ello no se refleje.
Esta es la foto contundente, precisa y lamentable que retrata a los medios de difusión en la Argentina de nuestros días.
Murió Cachao, señores y el mundo de la música está con luto grandote como su contrabajo. Pero, como siempre pasa con los grandes músicos, toda vez que suena su música está más vivo que nunca.
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ACLARACION: Estas líneas las comenzé a escribir alrededor del mediodía, luego de chequear las ediciones impresas de los diarios La Nación; Clarín; Página/12 y Crítica de la Argentina. Me hice una siestita y las terminé. Luego de publicarlas revisé las ediciones online de algunos diarios y encontré referencias a la muerte de Cachao en Clarín y Página/12. En ambos casos se nota el remanido recurso del "copy-paste" de biografías pescadas en Internet por parte de guardias periodísticas con limitados conocimientos en la materia. Así nos encontramos con que en Clarín se lo nacionaliza "puertorriqueño" a Tito Puente y no es así: Puente fue ciudadano norteamericano, hijo de padre borícua.
En Página/12 leemos textualmente:
"Tenía unos 20 años cuando escribió una canción con su hermano, que la llamó 'Mambo', un estilo de música cubana con influencias afro, y un ritmo algo más lento que el popular danzón de la mayor isla del Caribe, pero que hacía mover a todo el que lo escuchaba."
No no no... Es precisamente al revés, el mambo es más movido, más picado, más sincopado que el Danzón.
La "Tribuna de Doctrina" todavía no acusó recibo. Tiene a todo su plantel cubriendo los piquetes rubios...
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