Además de la esencialidad radiofónica de Quique; Además de su visceralidad, de su “timming” único e irrepetible, hay otras virtudes insignes en su manera de hacer radio que son opacadas por su figura rutilante. A ellas me gustaría referirme dejando sentado desde el vamos que estas líneas tienen la necesaria carga de subjetividad de quién no solo aprendió a hacer radio escuchando a Quique, sino que integró su equipo entre el 2001 y el 2003 en la querida “Once Diez”.
Allá por 1999, en el marco de un Congreso Mundial de Comunicación, se montó un Estudio de Radio por el que desfilaron muchísimas personalidades del medio. Cuando le tocó su turno, Quique empezó a “sambar” con su archi conocido huevito y a canturrear casi como un susurro su también clásico:
“Estaba sentado debajo del limonero...”
Nada más... ni nada menos que eso, canturrear... Nada de tonos altos, de impostaciones cuarteleras, no, todo ahí, abajito...
Paulatinamente, el público que abarrotaba la sala fue bajando el tono y en instantes el silencio era absoluto. Y Pesoa con el huevito:
“chi qui chi – chi qui chi.. Estaba sentado debajo de un limonero...chi qui chi...”
Pesoa creando el clima, delimitando la cancha, llevando a la gente a SU juego, que en radio es Su Clima.
Primera lección: “Crear el clima”. Quique siempre sostuvo que la radio es una serie de “climas” y vaya si está en lo cierto. Ese día y en vivo, el tipo creó su clima y luego fue regulando a gusto y placer los sucesivos “climitas” de su improvisación radial.
¿Notaste que en la radio actual ya no hay climas? Todo es igual, monótono desde todo punto de vista. ¿Y por qué? Creo que porque es una radio hecha por periodistas generalmente venidos de la prensa escrita. Y la diferencia entre la radio y la redacción de un diario es abismal. Ejemplo: Mario Wainfeld se lucía como comentarista político, precisamente, cuando quien “le manejaba el aire” era Quique. Pero cuando tuvo que tomar las riendas sin ese gran “enganche radiofónico”, lo suyo empalideció y entre otras cosas se quedó sin clima, sin ritmo, sin punch, en suma: Sin radio. Podría arriesgarme a declarar: “Sin climas no hay Radio”
Por ahí andan en la memoria los climas de Guerrero Marthineitz; Por ahí anda la gran Betty Elizalde, otra genial creadora de climas; Por ahí anda Alejandro Apo poniendonos el alma en orsay los sábados a la tarde en Radio Continental, pero el resto es intemperie. Radio hecha por periodistas sin swing radiofónico donde, por ejemplo, la música virtualmente desapareció. Ahora se la usa como Separador, y desapareció como cierre contextual de un editorial, que es uno de los momentos más sublimes y potentes de la Radio. Ejemplo: Si luego de un comentario sobre los chicos de la calle se le pega a Mercedes Sosa cantando “A esta hora exactamente / hay un niño en la calle...” inevitablemente se conmueve a la audiencia, entre otras cosas porque tampoco ya casi se escuchan obras de Tejada Gómez. La música desapareció como elemento artístico y como contenido radiofónico. Es patético cuando escuchamos a un conductor decir “Vamos a un tema musical” El tipo no sabe qué va a sonar y hasta dudo que le importe. La música está pensada como Separador. Se estructuran los bloques y se los fragmenta con Tanda o música. Y ni hablar de la música en vivo, eso sí que ya es historia. (Lalo Mir hizo algo en Mitre pero no tenía el valor de lo hecho por Quique, entre otras cosas, porque Pesoa interactúa con los músicos, se les mete adentro y hasta se anima a tocar con ellos, trasciende el rol de mero presentador)
Fijate como en pocas líneas nos encontramos ya con algunas “cositas” que fundamentan nuestra “saudade” por Pesoa: “Clima” y “Música”
Pero hay algunas cosas mas:
Las Cortinas: Históricamente uno enganchaba un programa por sus cortinas. La cortina musical viste al programa y hasta lo perfila. Un programa cortinado con Quincy Jones inevitablemente sugerirá algo distinto a uno cortinado con Arjona...
En esta materia Quique también hizo escuela, jugueteando con las cortinas cantando arriba, boludeando, en fin: Haciendo Radio.
Las columnas: Un programa de radio, como revista oral que es, requiere de especialistas que hablen de lo que saben ¿Cuántos columnistas encontramos hoy en cualquier mañana radial? Dejando a un costado a los que hacen TV y farándula y deportes, casi ninguno.
Producción propia: Pequeño gran detalle. ¿Sabés una cosa? Cuando Pesoa estuvo en radio de la Ciudad, tenía por lo menos dos personas trabajando en producciones especiales. Una nota con una cooperativa yerbatera de Misiones era producida con por lo menos dos semanas de anticipación. Y así en todo. Lo que se resolvía dos horas antes era exclusivamente el punteo de temas políticos del día (que no es lo mismo que “actualidad”) El resto se venía cocinando desde muy atrás. Ejemplo: Un lunes me llamaba esa gran productora que es Paula Niccolini pidiéndome música de Panamá pues el viernes se iba a realizar un enlace con una radio de la patria de Rubén Blades. Así se trabajaba con Quique.
¿Qué se conseguía con todos estos elementos? Que el programa sonara siempre único y “distinto” al resto. Que no fuera la monótona rutina matinal de todas radios que enferma por repetitiva y carente de creatividad.
Algo similar ocurre con “Marca de Radio” donde uno sabe que cada sábado va a encontrarse con tres horas de radio trabajadas, producidas desde el primer párrafo del editorial de Aliverti, hasta cada informe y segmento del programa.
Esto es lo que engrandece aún mas la figura de Quique. Este Quique que nunca tuvo empacho en decir que le “robó” cosas al peruano, a Carrizo y otros grandes. Este Pesoa para quien el hecho de “abrir demasiado el teléfono a la audiencia esconde carencias de producción”. La primera vez que le escuché tal afirmación fue, precisamente, en ese Congreso de Comunicación de 1999. En ese momento no coincidí del todo, pero el paso de los años me demostró que es así. Basta con testear el presente para constatar la gran cantidad de espacios que se cubren con llamados. Es mas, hasta se han hecho programas –como ese lamentable espacio para solas y solos que tenía Hanglin de 22 a 24 en Continental- donde en definitiva las dos horas la cubrían los oyentes dejando sus mensajes. Como me dijo una locutora del SIC “Es el mejor negocio, costo cero en producción y la audiencia te hace el programa...”
En programas de FM como “Perros de la Calle”, generalmente el clímax llega con mensajes y salidas al aire de oyentes. ¿Viste? Avanza el oyente como elemento constitutivo del contenido.
Pesoa siempre abrió poco el Teléfono, limitándose a leer los mensajes sin responderlos (Cosa que enfurecía a mucha gente) y procede así porque jamás un conductor debe responder el mensaje del oyente dado que se entra en una contienda absolutamente desleal puesto que es el conductor quien siempre tendrá la última palabra y todo el tiempo del mundo para responder un mensaje de 20 palabras.
Y bueno, hasta aquí algunos apuntes que persiguen como fin último el rescatar, mas allá de Quique, una forma de entender la radio. Una forma de revalorizar los contenidos valiosísimos de este medio de comunicación al que los grandes conglomerados multimediáticos están transformando en mero “Medio de Difusión”.
Allá por 1999, en el marco de un Congreso Mundial de Comunicación, se montó un Estudio de Radio por el que desfilaron muchísimas personalidades del medio. Cuando le tocó su turno, Quique empezó a “sambar” con su archi conocido huevito y a canturrear casi como un susurro su también clásico:
“Estaba sentado debajo del limonero...”
Nada más... ni nada menos que eso, canturrear... Nada de tonos altos, de impostaciones cuarteleras, no, todo ahí, abajito...
Paulatinamente, el público que abarrotaba la sala fue bajando el tono y en instantes el silencio era absoluto. Y Pesoa con el huevito:
“chi qui chi – chi qui chi.. Estaba sentado debajo de un limonero...chi qui chi...”
Pesoa creando el clima, delimitando la cancha, llevando a la gente a SU juego, que en radio es Su Clima.
Primera lección: “Crear el clima”. Quique siempre sostuvo que la radio es una serie de “climas” y vaya si está en lo cierto. Ese día y en vivo, el tipo creó su clima y luego fue regulando a gusto y placer los sucesivos “climitas” de su improvisación radial.
¿Notaste que en la radio actual ya no hay climas? Todo es igual, monótono desde todo punto de vista. ¿Y por qué? Creo que porque es una radio hecha por periodistas generalmente venidos de la prensa escrita. Y la diferencia entre la radio y la redacción de un diario es abismal. Ejemplo: Mario Wainfeld se lucía como comentarista político, precisamente, cuando quien “le manejaba el aire” era Quique. Pero cuando tuvo que tomar las riendas sin ese gran “enganche radiofónico”, lo suyo empalideció y entre otras cosas se quedó sin clima, sin ritmo, sin punch, en suma: Sin radio. Podría arriesgarme a declarar: “Sin climas no hay Radio”
Por ahí andan en la memoria los climas de Guerrero Marthineitz; Por ahí anda la gran Betty Elizalde, otra genial creadora de climas; Por ahí anda Alejandro Apo poniendonos el alma en orsay los sábados a la tarde en Radio Continental, pero el resto es intemperie. Radio hecha por periodistas sin swing radiofónico donde, por ejemplo, la música virtualmente desapareció. Ahora se la usa como Separador, y desapareció como cierre contextual de un editorial, que es uno de los momentos más sublimes y potentes de la Radio. Ejemplo: Si luego de un comentario sobre los chicos de la calle se le pega a Mercedes Sosa cantando “A esta hora exactamente / hay un niño en la calle...” inevitablemente se conmueve a la audiencia, entre otras cosas porque tampoco ya casi se escuchan obras de Tejada Gómez. La música desapareció como elemento artístico y como contenido radiofónico. Es patético cuando escuchamos a un conductor decir “Vamos a un tema musical” El tipo no sabe qué va a sonar y hasta dudo que le importe. La música está pensada como Separador. Se estructuran los bloques y se los fragmenta con Tanda o música. Y ni hablar de la música en vivo, eso sí que ya es historia. (Lalo Mir hizo algo en Mitre pero no tenía el valor de lo hecho por Quique, entre otras cosas, porque Pesoa interactúa con los músicos, se les mete adentro y hasta se anima a tocar con ellos, trasciende el rol de mero presentador)
Fijate como en pocas líneas nos encontramos ya con algunas “cositas” que fundamentan nuestra “saudade” por Pesoa: “Clima” y “Música”
Pero hay algunas cosas mas:
Las Cortinas: Históricamente uno enganchaba un programa por sus cortinas. La cortina musical viste al programa y hasta lo perfila. Un programa cortinado con Quincy Jones inevitablemente sugerirá algo distinto a uno cortinado con Arjona...
En esta materia Quique también hizo escuela, jugueteando con las cortinas cantando arriba, boludeando, en fin: Haciendo Radio.
Las columnas: Un programa de radio, como revista oral que es, requiere de especialistas que hablen de lo que saben ¿Cuántos columnistas encontramos hoy en cualquier mañana radial? Dejando a un costado a los que hacen TV y farándula y deportes, casi ninguno.
Producción propia: Pequeño gran detalle. ¿Sabés una cosa? Cuando Pesoa estuvo en radio de la Ciudad, tenía por lo menos dos personas trabajando en producciones especiales. Una nota con una cooperativa yerbatera de Misiones era producida con por lo menos dos semanas de anticipación. Y así en todo. Lo que se resolvía dos horas antes era exclusivamente el punteo de temas políticos del día (que no es lo mismo que “actualidad”) El resto se venía cocinando desde muy atrás. Ejemplo: Un lunes me llamaba esa gran productora que es Paula Niccolini pidiéndome música de Panamá pues el viernes se iba a realizar un enlace con una radio de la patria de Rubén Blades. Así se trabajaba con Quique.
¿Qué se conseguía con todos estos elementos? Que el programa sonara siempre único y “distinto” al resto. Que no fuera la monótona rutina matinal de todas radios que enferma por repetitiva y carente de creatividad.
Algo similar ocurre con “Marca de Radio” donde uno sabe que cada sábado va a encontrarse con tres horas de radio trabajadas, producidas desde el primer párrafo del editorial de Aliverti, hasta cada informe y segmento del programa.
Esto es lo que engrandece aún mas la figura de Quique. Este Quique que nunca tuvo empacho en decir que le “robó” cosas al peruano, a Carrizo y otros grandes. Este Pesoa para quien el hecho de “abrir demasiado el teléfono a la audiencia esconde carencias de producción”. La primera vez que le escuché tal afirmación fue, precisamente, en ese Congreso de Comunicación de 1999. En ese momento no coincidí del todo, pero el paso de los años me demostró que es así. Basta con testear el presente para constatar la gran cantidad de espacios que se cubren con llamados. Es mas, hasta se han hecho programas –como ese lamentable espacio para solas y solos que tenía Hanglin de 22 a 24 en Continental- donde en definitiva las dos horas la cubrían los oyentes dejando sus mensajes. Como me dijo una locutora del SIC “Es el mejor negocio, costo cero en producción y la audiencia te hace el programa...”
En programas de FM como “Perros de la Calle”, generalmente el clímax llega con mensajes y salidas al aire de oyentes. ¿Viste? Avanza el oyente como elemento constitutivo del contenido.
Pesoa siempre abrió poco el Teléfono, limitándose a leer los mensajes sin responderlos (Cosa que enfurecía a mucha gente) y procede así porque jamás un conductor debe responder el mensaje del oyente dado que se entra en una contienda absolutamente desleal puesto que es el conductor quien siempre tendrá la última palabra y todo el tiempo del mundo para responder un mensaje de 20 palabras.
Y bueno, hasta aquí algunos apuntes que persiguen como fin último el rescatar, mas allá de Quique, una forma de entender la radio. Una forma de revalorizar los contenidos valiosísimos de este medio de comunicación al que los grandes conglomerados multimediáticos están transformando en mero “Medio de Difusión”.
3 comentarios:
Llegué a este blog a través de Blog Comprimido. Me encantó, principalmente porque realzás la mística de la radio. Eso que hace que no solo nos acompañe sino que nos atrape, que no podamos seguir leyendo el diario porque el locutor nos dijo una frase y nos llevó con él.
Yo tengo 21 años. Me acuerdo del programa de Quique en ¿Del Plata? (si mi memoria no me falla), y lo que más me quedo grabado en la mente es San Marcos Sierra. Durante unas vacaciones a Córdoba, decidimos con mi familia visitar ese pueblito que tanto nos imaginabamos gracias a Quique. Eso fue por el año 97 creo. Nos encantó, un lugar para pasar la vida descansando.
Una pregunta, Quique vive ahí?
Gracias por traerme estos recuerdos y voy a leer más este blog.
Hola! un gusto haber encontrado este blog, y sobre todo este comentario sobre Quique...
Yo escucho Revuelto Gramajo, un programa de FM La Tribu que lo tiene a Quique en la artística. Es un buen programa donde el contenido y el "continente" es prioritario. Se dice y hacen mucho incapie en Como se dice, ya que la artistica general, los contenidos y la música, esta muy bien dispuesta durante todo el programa
Un beso y gracias nuevamente
El programa se llama Revuelto Gramajo y está los domingos a las 10 de la noche.
www.revueltoderadio.com.ar
Yo soy oyente de Radio Nacional Córdoba AM 750 de lunes a sábados, porque lo hago mientras trabajo, los sábados en el programa de Ricardo Fonseca Hablando Claro realizan comentarios en un formato establecido Eduardo Aliverti, Enrique Lacoya y Quique, que transmite un programa desde San Marcos Sierra los domingos y se llama El desconcierto del domingo a las 10.30, lamentablemente no lo puedo escuchar, el movimiento de mi casa es muy diferente al de mi trabajo matutino...
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