domingo, 21 de agosto de 2016

Aquél Día del Niño cuando me regalaron la bici...



Ese domingo "Día del niño" me levanté a la hora de siempre -serían las 9, 9 y media- y me puse a desayunar. De pronto ingresan a la cocina mamá y mi hermano Oscar con algo envuelto en papel madera. Agudicé la mirada y la  descubrí: ¡era una bicicleta!! Una bicicleta color azul claro, rodado 24. Me levanté la fui a tocar, a hacerla mía y exclamé algo que mi madre recordó hasta sus últimos días: "Estoy lleno de contento". Creo que tenía 7 años y con esa bici el mundo se puso a mis pies, se acortaron al distancias pero también comenzaron los problemas con la suela de las zapatillas Flecha, que destrozaba usándolas para frenar. Mamá nunca comprendió que un "ganador" despreciaba los frenos, que además, al frenarla con el pie, ella respondía con una precisión y una justeza inimitable. Cuando estaban las niñas en la plaza y vos querías demostrar tu estirpe ¿Cómo ibas a andar Frenando con los frenos, que además hacían ruido y casi nunca daban respuesta? Vos frenabas metiendo la parte de adelante del pie en la rueda de atrás y ahí definías si habría coleada, si pararías al toque ¡Vos definías todo! Los viejos sólo tenían que garpar las Flecha...

Miren si sería inocente (o bastante pelotudo) que los tipos me decían "Ey, fijate que perdiste la rueda de atrás" y yo paraba y me bajaba a mirar si era cierto... Con esa bici salí segundo en una carrera que organizó el padre Bernabé (primero fue Guille Medina), Con esa bici me enrosqué en los alambrados de un circuito que habían popularizado Ricardo Repetto, el petiso Rufinatti y toda esa banda. Estaba en a la vuelta de la casa de Ricardo, casi frente al taller donde preparaban a "La Pato", aquella emblemática máquina que ganó tantas carreras y tantos campeonatos, mayormente piloteada por García, un tipo de Trenque Lauquen. Puta, si es de no creerlo aún hoy ¿Cómo vas a traer a un trenquelauquense para que te maneje La Pato? Por eso siempre fui hincha de Chichín Medrano, pero esa es otra historia.

Con esa bici me iba al campo de Juan José March, que está ahí, atrás del emblemático "Monte de March"; con esa bici hice todas las cosas más bellas y las cagadas más estruendosas. ¿Adónde vamos? ¿Al Pozo de la naturaleza"? ¿Al cementerio? ¿Al frigorífico? ¿A chorear ciruelas a lo de...? Ella fue mi aliada más fiel. Recuerdo que para las carreras que se organizaban los 25 de mayo y los 9 de julio, papá me la acondicionaba, aunque también renegaba porque para él estaba siempre a la miseria. Pobre papá, tampoco entendió jamás que la bici son dos ruedas, asiento y manubrio, que el resto sobra, que es un contrapeso al pedo. Pero yo lo dejaba intentar acondicionarme la bici, era una felicidad para él.

Esa bici, primero la llevaba a arreglar a la famosa y recordada "Bicicletería González", por entonces la única del pueblo -creía yo- que estaba ahí frente a la gomería de Castellani, que está a una cuadra de Transportes Tres Lomas, enfrente al boliche del padre de Norita Bigliani, al lado de donde vivía el "italiano" García (¿Te acordás de su hermana Eva?) González era un viejo gruñón y más cuando ibas a ver si ya la había arreglado unos días antes de la fecha que él había dado. Pobre: murió sin entender que para un pibe, la bici es lo que para el avión las alas, para un pibe, la bici es libertad plena ¡Es volar!
Eso sí, como dice Oscar: González te dejaba la bicileta muchísimo mejor pero mu chi si mo mejor que como se la habías entregado. El tipo ajustaba todo. Tardaba, sí, pero cuando la agarraba no dejaba detalle por tocar y ajustar. En eso era un mago. Pero igualmente, como lo prioritario era acortar la demora, al poco tiempo empecé a llevársela a Carlitos García, que supo tener su bicicletería ahí en la punta de la calle Monteverde, una o dos cuadras antes del corralón municipal y de donde hoy tiene su cancha Argentino.

Toda, absolutamente toda mi infancia debe ser contada con esa bici al lado, o si se quiere, arriba de ella.

Era azul, un  poco más oscura que el cielo y más clara que la camiseta de Unión.

Feliz día del Niño!

1 comentario:

Sandra. dijo...

Me encantó tu relato.
Que pena que los chicos no andan mas en bici...Yo soy de tu generación.
Trataba con mis amigas en verano, con el concierto de chicharras de fondo, apilar ladrillos arriba de un plástico y cubrir con lo que pudiéramos para improvisar una piletita. Obvio jamás funcionó, pero cómo nos divertíamos :)
Todo eso fue reemplazado por smartphones, pokemones para cazar. Pc etc etc..
Una pena.

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