Entre otros desatinos, el hacerle comer las eses al
candidato para dirigirse al público pampeano desconoce no sólo los avances de
las comunicaciones sino que esos pibes en la perra vida han estado en un pueblo
de campaña. La noción del hombre de campo medio guaso, con poco roce y
escolarización precaria atrasa por lo menos medio siglo. El chacarero actual,
el "productor", mayoritariamente vive en el pueblo, por lo menos tiene
el colegio secundario aprobado, se mueve en vehículos confortables y es, además,
una persona con altísimo nivel de información. Maneja desde los precios de
Liniers de cada jornada hasta el precio de la soja en Chicago y la cotización
del blue minuto a minuto. Pero esto poco le importa al candidato, que se muestra a diario con una multiplicidad de perfiles que abruma.
Puede inundar las calles porteñas confundiéndose con Chayanne
Y al mismo tiempo impostar el lenguaje demostrando hasta qué nivel llega su menosprecio por la gente del interior.
Sergio Massa se nos vuelve a revelar como un Frankenstein comunicacional, confeccionado en base a manotazos de creativos publicitarios.
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