viernes, 24 de enero de 2014

Recalculando


Sin entrar en aspectos técnicos, desde “afuera” se observa que ya en octubre de 2011 y en medio de la algarabía por el triunfo arrollador de Cristina, la cuestión del dólar comenzaba a crisparse. Todavía resuena en mi memoria Chiche Gelblung diciendo “la gente votó a Cristina y salió corriendo a comprar dólares”. La respuesta del gobierno fue el cepo, algo que a poco de andar se rebeló contraproducente y que, además de no resolver el problema, empeoró notriamente el vínculo del gobierno con importantes sectores de la sociedad.
Sigue siendo cierto aquello de que una comunidad que sólo ve su futuro en el dólar está en serios problemas con su porvenir y por ende sigue pendiente una profunda política para desendeudar el cerebelo del argentino medio, pero asimismo también es verdad que el cepo fue un instrumento que no sólo fracasó en cuanto a sus objetivos sino que las consecuencias nefastas de su implementación quizá todavía nos den más dolores de cabeza. Alguna vez el periodista Carlos Burgueño me dijo en la radio “El cepo no es digno de un gobierno que hizo cosas tan inteligentes y audaces”.
Creo que tuvo razón.
Cuando se empezó a sentir el problema en todo su esplendor llegó el blanqueo, medida que pese a su costo ético y político pareció ser en su momento un manotazo pleno de pragmatismo que quebraría por abajo el bloque del dólar, pero no, el sistema se dio el lujo hasta de perder negocios con tal de poner de rodillas al gobierno, el blanqueo fue un rotundo fracaso y ahí el drama se visibilizó en todo su esplendor.
Completo, acá


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