Escribe: Arnaldo Bocco
En tan sólo una semana tuvimos dos noticias conmovedoras. Murió Hugo Chávez, nació Francisco, nuevo Papa. Ambos acontecimientos parecen dos caras de una nueva moneda, y efectivamente lo son. Por su envergadura, son dos hechos trascendentes en un breve periodo de tiempo, con igual significante y con proyección de la importancia relativa que tienen para el nuevo mundo que crece, frente al otro, vetusto y triste, que se detuvo y en algunos casos amenaza con fracasar.
La situación de comparar dos hechos muy fuertes es una muestra de los grandes cambios que empiezan a dar sus primeros frutos. Chávez, como Néstor, dieron la vida por el modelo global de sumergidos a emergentes y significaron y lideraron el proceso de evolución social de nuestros países que, sorpresivamente, operan hoy como grandes jugadores internacionales, con impronta latinoamericanista que hoy, les pertenece.
Hace ochenta años la viejas y atrasadas oligarquías exhibían diferentes proyectos sobre el desarrollo de la periferia, discusión que en el caso argentino comenzó mucho antes, en 1875, con el debate de la industrialización, de la mano Vicente Fidel López, enfrentado en el Congreso a liberales que promovían un mayor crecimiento de la deuda externa con el Reino Unido para financiar la ganadería exportadora, generadora de renta agraria acumulada fuera de nuestros límites por sólo diez familias de apellido y patrimonios infinitos.
Cuando el proceso de industrialización se inició, en la década de 1930s, fue en sentido ascendente hasta la crisis de los años setenta y constituyó, con el progreso económico y social del primer peronismo, ciudadanía de mujeres votando y obreros empleados, formalizados y progresando en calidad de vida y ascenso social. Así, muchas naciones en nuestra región, la nuestra entre otras, crearon un incipiente y tardío (pero visible) proceso de modernización productiva, que con el paso de las décadas fue obligando a las viejas clases terratenientes a modernizarse o sucumbir.
Estos pequeños grupos privilegiados, proyectado en un amplio ciclo histórico, quisieron tapar el sol con las manos. Frenaron la avanzada industrial del siglo XIX, pero no pudieron con la avalancha de frigoríficos e industria liviana de los 1940s. Surgió un nuevo empresario nacional y una clase asalariada urbana anhelante de derechos y poder. Tarde o temprano, como consecuencia de la evolución del mundo de la post segunda guerra, esas mismas clases obreras votaron, ingresaron a una cultura de migraciones internas y se modernizaron en su concepción y conciencia, ayudadas por la trabajosa estructura social que se edificaba y por el estado periférico local.
Luego vendría un período caracterizado por una evolución compleja y conflictiva entre intereses modernos y sectores en pugna, en donde los intereses del poder a veces acompañados por desajustes económicos resolvieron transitoriamente en cada etapa de este ciclo sus diferencias con la aplicación de golpes de Estado, buscando debilitar y luego derribar los logros alcanzados.
El poder, el verdadero poder local en cada estado-nación, aliado a intereses internacionales, dio el golpe internacional, desaforado y cruento, en Brasil, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Argentina, y menos brutal en Perú y Ecuador. Con cada dictadura se reforzaba el conservadurismo político reaccionario con neoliberalismo económico y se desestructuraba la frágil modernidad postkeynesiana.
Un engendro ciertamente imposible de ver en ninguna nación de este mundo en plena transformación. Ni las potencias centrales dominadas por la socialdemocracia y el estado de bienestar, ni las periféricas con una clase trabajadora urbana demandante y aliada a sectores empresarios innovadores (aunque frágiles), conjugaban semejante cóctel de estupidez e ignorancia.
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En tan sólo una semana tuvimos dos noticias conmovedoras. Murió Hugo Chávez, nació Francisco, nuevo Papa. Ambos acontecimientos parecen dos caras de una nueva moneda, y efectivamente lo son. Por su envergadura, son dos hechos trascendentes en un breve periodo de tiempo, con igual significante y con proyección de la importancia relativa que tienen para el nuevo mundo que crece, frente al otro, vetusto y triste, que se detuvo y en algunos casos amenaza con fracasar.
La situación de comparar dos hechos muy fuertes es una muestra de los grandes cambios que empiezan a dar sus primeros frutos. Chávez, como Néstor, dieron la vida por el modelo global de sumergidos a emergentes y significaron y lideraron el proceso de evolución social de nuestros países que, sorpresivamente, operan hoy como grandes jugadores internacionales, con impronta latinoamericanista que hoy, les pertenece.
Hace ochenta años la viejas y atrasadas oligarquías exhibían diferentes proyectos sobre el desarrollo de la periferia, discusión que en el caso argentino comenzó mucho antes, en 1875, con el debate de la industrialización, de la mano Vicente Fidel López, enfrentado en el Congreso a liberales que promovían un mayor crecimiento de la deuda externa con el Reino Unido para financiar la ganadería exportadora, generadora de renta agraria acumulada fuera de nuestros límites por sólo diez familias de apellido y patrimonios infinitos.
Cuando el proceso de industrialización se inició, en la década de 1930s, fue en sentido ascendente hasta la crisis de los años setenta y constituyó, con el progreso económico y social del primer peronismo, ciudadanía de mujeres votando y obreros empleados, formalizados y progresando en calidad de vida y ascenso social. Así, muchas naciones en nuestra región, la nuestra entre otras, crearon un incipiente y tardío (pero visible) proceso de modernización productiva, que con el paso de las décadas fue obligando a las viejas clases terratenientes a modernizarse o sucumbir.
Estos pequeños grupos privilegiados, proyectado en un amplio ciclo histórico, quisieron tapar el sol con las manos. Frenaron la avanzada industrial del siglo XIX, pero no pudieron con la avalancha de frigoríficos e industria liviana de los 1940s. Surgió un nuevo empresario nacional y una clase asalariada urbana anhelante de derechos y poder. Tarde o temprano, como consecuencia de la evolución del mundo de la post segunda guerra, esas mismas clases obreras votaron, ingresaron a una cultura de migraciones internas y se modernizaron en su concepción y conciencia, ayudadas por la trabajosa estructura social que se edificaba y por el estado periférico local.
Luego vendría un período caracterizado por una evolución compleja y conflictiva entre intereses modernos y sectores en pugna, en donde los intereses del poder a veces acompañados por desajustes económicos resolvieron transitoriamente en cada etapa de este ciclo sus diferencias con la aplicación de golpes de Estado, buscando debilitar y luego derribar los logros alcanzados.
El poder, el verdadero poder local en cada estado-nación, aliado a intereses internacionales, dio el golpe internacional, desaforado y cruento, en Brasil, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Argentina, y menos brutal en Perú y Ecuador. Con cada dictadura se reforzaba el conservadurismo político reaccionario con neoliberalismo económico y se desestructuraba la frágil modernidad postkeynesiana.
Un engendro ciertamente imposible de ver en ninguna nación de este mundo en plena transformación. Ni las potencias centrales dominadas por la socialdemocracia y el estado de bienestar, ni las periféricas con una clase trabajadora urbana demandante y aliada a sectores empresarios innovadores (aunque frágiles), conjugaban semejante cóctel de estupidez e ignorancia.
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3 comentarios:
Sí, de la mano de Chávez, Cristina y nuestra Santa Madre Iglesia vamos por la Patria Grande Latinoamericana...
Dejen que me ría a carcajadas.
Ahora Mariotto dijo que el papa no va a dejar las convicciones en la puerta del Vaticano...
Lo único que falta es que empecemos a hablar del "Proyecto Nacional y Popular iniciado en el año 30 por el compañero San Pedro y continuado por Francisco I".
Es un despropósito comparar esos 2 hechos. Es como si fuese lo mismo la muerte del presidente de Zambia q el de Rusia.Lo d Chavez es un hecho regional.el resto del mundo seguirá igual. El Papa , desde hace cientos d años es poder q antes compartía con reyes y emperadores y hoy lo hace con los presidentes de Rusia, EEUU y China. 1ro) la razón 2do) la pasión....
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