El Sábado pasado La Nacion puso en tapa un editorial titulado "YPF, una confiscación, no una expropiación" y a partir de ahí comenzó a etiquetar todas las notas referidas a la petrolera con el enunciado "Confiscación de YPF". En ese editorial queda muy claro que el diario recurre de manera antojadiza a la utilización de una palabra que no se puede aplicar al procedimiento que el gobierno argentino está llevando a cabo. La lectura que realiza es traída de los pelos y persigue un fin claramente político.
Si hay algo en discusión en este proceder de La Nacion es que nuevamente su opinión está llevándose por delante a la información que le suministra al lector. Hubo un tiempo donde se informaba y luego se opinaba, ese código tan caro al buen periodismo parece haber sido enterrado definitivamente por este diario.
Ningún diario está obligado a coincidir con una medida del gobierno, el problema es cuando desde un medio de comunicación se tergiversa el sentido de las palabras y con ello se mal informa a la sociedad. El gobierno ha decidido en el marco del estado de derecho tomar una medida y ha enviado el proyecto al parlamento para que lo discuta y apruebe. De no haber sido lícito el proceder de Casa Rosada ya abrían salido los macarras de la Constitución a vociferar que se estaban violentando las normas vigentes, pero nada de eso ha ocurrido, lo que de por sí es ya una evidencia incontrastable.
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