Lo que más disfrutaba de Néstor era cómo surtía a sus adversarios y enemigos, con qué virulencia lo hacía. Lo escuchaba, lo veía y me sentía representado puesto que, como es obvio aclararlo, la diplomacia y el fino estilo político no habitan el arcón de mis virtudes. Extraño muchas cosas, pero sin dudas el vacío más hondo e imposible de llenar era ese sentido iconoclasta y esa transgresión constante a esos lugares comunes de gestualidad timorata tan habitual en nuestra dirigencia política.
Y hecho mucho de menos esa capacidad de fabricar zócalos, ese "Qué te pasa Clarín ¿Estás nervioso?" que fue la síntesis de todo un estilo de concebir la lucha política.
Y extraño la sensación de entereza de esta foto que ilustra el post, esta foto archiconocida pero que no me canso de mirar porque expresa el fin de muchas cosas, el quiebre definitivo en la política argentina de los últimos años.
Por otra parte recuerdo aquel 2003, la tarde en que declaró que no iba a dejar los ideales en la puerta de Casa Rosada. Iba en un bondi y esas palabras me hicieron un ruido enorme en la conciencia. Sentí que en una de esas este tipo tenía pelotas para al menos torcer el rumbo de la historia y recuerdo a Tenembaum, sí, a Tenembaum con Zaiat en "Cheque en Blanco" comentando elogiosamente el corte de mangas que le había hecho a Escribano, el de La Nación...
¿Te acordás Ernesto?
¿Me pasás la grabación de ese programa?
Seis meses hoy del acto supremo de amor que hizo por nosotros, por todos, eh, incluso hasta por los que les va fenómeno y creen que es exclusivamente porque son unos grosos...
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2 comentarios:
...o por "el viento de cola".
Gerardo, Usted siempre logra emocionarme cuando se pone personal.
Gracias por esos momentos.
De Néstor no puedo decir nada sin sentir que no estoy a la altura. Las lágrimas por las que mi hijo me preguntó tímidamente me expresan mejor.
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