Este razonamiento de Jorge Macri se entronca con ciertas re-lecturas de la institucionalidad que a lo largo de los últimos años ha venido desplegando el espectro opositor. Todo empezó con el vergonzoso aval que en su momento se le dio a la traición del vicepresidente con su "voto no positivo". Como ello era funcional a los intereses políticos del complejo agro-mediático se transformó al tránsfuga mendocino en un adalid de la libertad y de ahí en más todo se puso patas para arriba desde lo conceptual en el discurso opositor. Cobos tenía todo el derecho a pensar distinto que Cristina, lo que cabía, entonces, era que renunciara (algo que incluso le hubiera redituado muchísimo más que esa hibridez con la que ahora pasará al olvido de manera imperceptible, que es como salen de escena los punguistas políticos de poca monta) No lo hizo y todos padecimos la viscosidad de su figura abochornando la institucionalidad con el dispositivo mediático inflándolo y su partido político recibiéndolo en su seno como si nada hubiera pasado. Todo esto corroe, malversa conceptos, daña, por eso no es de extrañar que dirigentes como Jorge Macri, típicos exponentes de cabezas-monedero, de esas que se cargan con zócalos televisivos y simplificaciones editoriales salga ahora a suponer que el gobierno nacional no tiene derecho a tener opinión sobre la gestión de un gobernador oficialista. Ahora resulta que tener una mirada política sobre la inseguridad desde las más altas esferas de la Casa Rosada y no ver con buenos ojos la gestión que en la materia se despliega en la provincia de Buenos Aires sería algo así como una suerte de ataque al federalismo y una nueva demostración del afán totalitario del kirchnerismo.
Disentir con el gobierno nacional es democrático, consensuar políticas, en cambio, es visto como mansa sumisión al poder tirano. Así funciona el discurso ideado y amplificado por Clarín y La Nación que es recitado de memoria por escuadras políticas que han hallado su dogma en las páginas editoriales de estos dos influyentes diarios..
Disentir con el gobierno nacional es democrático, consensuar políticas, en cambio, es visto como mansa sumisión al poder tirano. Así funciona el discurso ideado y amplificado por Clarín y La Nación que es recitado de memoria por escuadras políticas que han hallado su dogma en las páginas editoriales de estos dos influyentes diarios..
5 comentarios:
Yo agregaria,Gerardo,que desde esta vision el Gobierno Nacional no debe tener voz en politicas de cuyos resultados,nefastos,luego,segun los mismos que berrean cuando interviene,debe hacerse cargo.Si interviene viola la "institucionalidad",si deja hacer es responsable.
Nada para agregar, comparto 100%.
Ser primo de... ¿es tan importante?.- saludos
jorge macri, maurizio y todos los macri !! QUE PUEDE SER QUE ESTOS TIPOS ESTEN DONDE ESTAN ,COMO PUEDE SER =???????????? me vuelva locaaaaaaaaaaaaaaa
Siguiendo el razonamiento de Macri. Si Cristina pide la renuncia de Moreno, Boudou, o De Vido ¿Significaría entonces que el Gobierno Nacional está intervenido por Clarín y La Nación?
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