Hubo un tiempo en que desde Alfonsín a Menem, todo estaba a nuestra derecha y todos estábamos a la izquierda. Jorge Lanata, Eduardo Aliverti, Ernesto Tenembaun, Alfredo, Leuco, Román Lejtman, Martín Caparrós y todos nuestros amigos eran progres que degustaban a Silvio y Pablo, a Charly y a la Negra.
Hubo un tiempo en que eramos jóvenes y llenábamos el Luna y Obras. Todavía vivían Atahualpa, Tejada Gómez, Piazzolla, Zitarrosa, Hamlet Lima Quintana y Eladia. Pero un día crecimos y las cosas fueron cambiando tan sigilosamente que nos costó darnos cuenta. Algo se fue moviendo y de a poco algunos muros se corrieron dejándonos a unos de un lado y a muchos amigos, parientes y referentes periodísticos del otro.
Hubo un tiempo en que todo estaba muy amontonado, apelotonado y fue bello porque teníamos menos canas, menos kilos, menos cuotas y menos hijos, hasta que vino la zaranda rigurosa a realizar el trabajo sucio y a despertarnos con malas noticias.
No todo era como creíamos.
De esto habla este muy interesante post que acabo de leer en el blog del tocayo Gerardo Yomal.
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4 comentarios:
Gerardo; yo soy algo menos joven que vos, y vengo desarolando la teoría de que 27 años sin golpes de estado (ojo!!! que no los extraño) han ido produciendo un reacomodamiento del colectivo político. Los golpes de estado nos aglutinaban a todos ante un enemigo común, y con un objetivo común, o sea volver al funcionamiento de la Democracia. Y ahi salvo muy contados loquitos irrelevantes, estabamos todos sin demasiado mirar para el costado. Pasados los años, y normalizado el funcionamiento institucional, se van definiendo las diferencias y las verdaderas formas de pensar, y por ahi nos sorprendemos viendo a la FAA junto a la SRA o a Pino atacando lo que creimos que jamás atacaría. Los años nos estan mostrando realmente como siempre fuimos, ya que a la larga los pueblos como la inundación encuentran su camino. Es bueno y es necesario que todo esto suceda porque sinó nunca podremos retomar el camino.
Es muy interesante pensar en cómo los golpes de estado congelaban el escenario político y entonces en cada reapertura todo volvía como a reconectarse tal cual estaba antes del interregno militar.
Buen disparador tu comentario, Antonio.
Abrazo
Punto 8 del Decálogo del progresista negro: "Es mejor pelearse entre progres porque algunos son opositores y otros no que estar todos de acuerdo despotricando desde afuera".
Gerardo muy bien por pasarnos el blog de tu tocayo y muy bien tu comentario al mismo.
Bien por El Mayolero.
Comandante Cansado: me gusta el decalogo. Me quedo con el punto 10.
Y hago mi aporte en palabras de Walsh:
"Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan heroes ni martires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece, asi, como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas".
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