Te largan a la cancha sin preguntarte si querés entrar
Y por si fuera poco, de golero
Toda una vida tapando agujeros
Y si en una de esas salís bueno
Se tiran al suelo
Y te cobran, te cobran penal... Creo que la mayoría de los argentinos conocimos al Canario Luna a través de su inolvidable versión de Brindis por Pierrot, esa pintura montevideana que Jaime Roos compuso sabiendo que el único que podía interpretarla era él.
Mientras subo el Brindis para colgarlo en este post, los amigos de "Condenandos al Exito" lo pasan y me dan ganas de llorar.
Recuerdo que a fines de la década del ochenta, cuando se lo comenzó a conocer de este lado del río, mucha gente decía que sonaba parecido a Rolando Laserie y no se equivocaban, hay mucha afinidad en ambos artistas, un sonido y una característica: Sus interpretaciones son únicas, inimitables e irrepetbles.
Mientras subo el Brindis para colgarlo en este post, los amigos de "Condenandos al Exito" lo pasan y me dan ganas de llorar.
Recuerdo que a fines de la década del ochenta, cuando se lo comenzó a conocer de este lado del río, mucha gente decía que sonaba parecido a Rolando Laserie y no se equivocaban, hay mucha afinidad en ambos artistas, un sonido y una característica: Sus interpretaciones son únicas, inimitables e irrepetbles.
El Canario era una rara especie de glifosato que protegía a las canciones de ciertas plagas palaciegas para que sobrevivieran sus olores, su sentido popular y su razón de ser barrial.
El Canario ponía ahí, en primerísimo plano, esa cosa lugareña, esa impronta de gente común, ese color vecinal de la canción suburbana, por eso muchos podrán cantar el "Brindis por Pierrot" o "Que el letrista no se olvide", pero nadie, absolutamente nadie podrá sacarle una gota más de jugo a esas obras porque el Canario ya se lo tomó todo como si fuera un vaso de vino.
El Canario vivió como vive la gente del pueblo, esquivando vicios y administrando virtudes. Y se marchó un viernes de madrugada, en las vísperas de un nuevo fin de semana pletórico de vino, reuniones, salidas y jodas.
Y está bueno que se haya muerto un viernes, cosa que esta noche y mañana en una peña o en una reunión de amigos la barra cante el Brindis por Pierrot para que el Canario reviva en la garganta y el alma de los que lo aprendimos a querer como uno de los nuestros.
Pocas veces un cantor del pueblo se mete tan adentro del alma popular, pocas veces una voz se hace tan familiar y querible.
Porque este tipo era al fin y al cabo un laburante del puerto que así, como quien no quiere la cosa, terminó cantando profesionalmente y grabando discos, pero era un laburante y eso se notaba en errores de dicción y pronunciación que en él eran comprendidos y perdonados, hasta me atrevería a decir que eran parte constitutiva de su arte.
Canario querido: Con orgullo digo que fuí uno de los responsables de que tu voz se conociera en esta orilla del Río de la Plata. Allá por 1990 los uruguayos aparecían como moscas y reventaban los teléfonos cuando te hacía sonar en las FM barriales. Contaban historias, componían tu biografía y la emprendían con un largo anecdotario de tus andanzas.
En aquellos tiempos tanto vos como Jaime sólo tenían derecho de admisión en los suburbios del dial, por eso Jaime tuvo con los años el gesto grande de exigirle a los "Prensa" que convocaran a sus conferencias de prensa a los periodistas de las FM barriales con el mismo status que los de las radios grandes. Porque fuimos nosotros, los radiodifusores de baja potencia, los que a puro corazón le dábamos manija a esos cassettes de Orfeo hasta gastarlos y así logramos que sus voces fueran entrando de a poco en esta Buenos Aires tan infectada de canciones en ingles y tan desentendida de la belleza que está acá nomás, al otro lado del río.
Por eso hoy te lloro, Canario, porque para nosotros vos fuiste una voz que nos trajo historias de abajo, que nos hizo mirar de otra manera al barrio, a los amigos y al vino.
Me queda, eso sí, la alegría de saber que la vida te regaló varias alegrías y que las pudiste disfrutar a lo grande.
Chau hermano
El Canario vivió como vive la gente del pueblo, esquivando vicios y administrando virtudes. Y se marchó un viernes de madrugada, en las vísperas de un nuevo fin de semana pletórico de vino, reuniones, salidas y jodas.
Y está bueno que se haya muerto un viernes, cosa que esta noche y mañana en una peña o en una reunión de amigos la barra cante el Brindis por Pierrot para que el Canario reviva en la garganta y el alma de los que lo aprendimos a querer como uno de los nuestros.
Pocas veces un cantor del pueblo se mete tan adentro del alma popular, pocas veces una voz se hace tan familiar y querible.
Porque este tipo era al fin y al cabo un laburante del puerto que así, como quien no quiere la cosa, terminó cantando profesionalmente y grabando discos, pero era un laburante y eso se notaba en errores de dicción y pronunciación que en él eran comprendidos y perdonados, hasta me atrevería a decir que eran parte constitutiva de su arte.
Canario querido: Con orgullo digo que fuí uno de los responsables de que tu voz se conociera en esta orilla del Río de la Plata. Allá por 1990 los uruguayos aparecían como moscas y reventaban los teléfonos cuando te hacía sonar en las FM barriales. Contaban historias, componían tu biografía y la emprendían con un largo anecdotario de tus andanzas.
En aquellos tiempos tanto vos como Jaime sólo tenían derecho de admisión en los suburbios del dial, por eso Jaime tuvo con los años el gesto grande de exigirle a los "Prensa" que convocaran a sus conferencias de prensa a los periodistas de las FM barriales con el mismo status que los de las radios grandes. Porque fuimos nosotros, los radiodifusores de baja potencia, los que a puro corazón le dábamos manija a esos cassettes de Orfeo hasta gastarlos y así logramos que sus voces fueran entrando de a poco en esta Buenos Aires tan infectada de canciones en ingles y tan desentendida de la belleza que está acá nomás, al otro lado del río.
Por eso hoy te lloro, Canario, porque para nosotros vos fuiste una voz que nos trajo historias de abajo, que nos hizo mirar de otra manera al barrio, a los amigos y al vino.
Me queda, eso sí, la alegría de saber que la vida te regaló varias alegrías y que las pudiste disfrutar a lo grande.
Chau hermano
-----------------------
6 comentarios:
Para que no olvidemos. 31 de julio, 35 AÑOS DEL ASESINATO DE RODOLFO ORTEGA PEÑA.
Qué tristeza,Gerardo!.Se fué un grosso,irrepetible.Se fué "como se han ido tantos"....Pero que bronca que siempre se vayan los que amamos.
Por suerte nos quedan sus grabaciones.
Esta noche en La Bloguera le vamos a hacer un homenaje y vamos a ver si hablamos con el Pepe Guerra y Raúl Castro.
Se fue un grande, seguro que esta noche hay guitarreada en el Olimpo de los artistas del Pueblo.
En nuestro Blog tambien lo recordamos.
Un abrazo Cumpa.
El Caniche Chino.
GRACIAS GERARDO!
Nos arrancaste lagrimas y sonrisas con este programa.Lástima que supo a poco.Como bien dijiste,era para quedarse cruzado de brazos dejando que Castro y Cardozo hablaran.Era para quedarse eternamente escuchando al Canario.
Insisto,por qué se van los que amamos?.......taqueloparió!
Saludos y gracias nuevamente.
Se fue un maestro y gran tipo!!
Tuve la suerte de acompañarlo en sus giras por Buenos Aires y desde el primer momento me recibió como si me conociera de toda la vida!!
Lo seguiremos disfrutando a través de las grabaciones y en los recuerdos del corazón!
Lástima que siempre se van priomero los buenos!!
Roberto Moreno
www.robertolmoreno.com.ar
Publicar un comentario