jueves, 15 de mayo de 2008

Obvio: Ibarra abomina la gobernabilidad

Era previsible que Aníbal Ibarra se despegara del gobierno iniciando así su marcha parsimoniosa al ostracismo del que sólo lo rescatarán aquellos periodistas y medios que buscan ahondar el clima destituyente. El acudirá gustoso pues nada le excita más que hacer política en los medios. Seguramente acompañado por algún que otro figurón al que han dejado a la intemperie, prestará su figura para que cierta prensa lo use como ejemplo del supuesto desgajamiento kirchnerista.
Por suerte, todo indica que su imagen se irá perdiendo imperceptiblemente, como el sonido de la trompeta de Miles Davis, y la política porteña se librará de uno de sus más grandes impostores.
No puede caberle otro destino a quien la ola frepasista encaramó en la cúspide y, sin reunir los atributos necesarios, consecuentemente no tuvo ni el tacto, ni el temple, ni la sagacidad, ni la astucia de edificar tan solo una fuerza política pequeña pero compacta que le bastara por lo menos para garantizarle el cumplimiento de su mandato.
Su paso por la gestión fue absolutamente transparente: No dejó ningún rastro, salvo el escarnio por las muertes de Cromañón y el recuerdo de su ausencia cobarde la noche del desastre.
Buenos Aires no cambió con sus largos años de gobierno. La burocracia quedó igual y Genta siguió manejando los hilos estratégicos mientras él y su entorno jugaban internitas pequeñas y miserables. Ni siquiera tuvo vuelo para mejorarle la antena a la radio pública de la ciudad...
Al fin y al cabo, la impericia política de Ibarra fue la coartada que necesitaba la derecha para apoderarse del gobierno porteño y acá estamos empezando a padecer las consecuencias.
En este contexto, llama la atención que este dirigente que ni siquiera pudo garantizar la recolección de firmas para convocar a un plebiscito sobre su permanencia en la Jefatura de Gobierno, ahora declare con una candidez asombrosa que:

“Kirchner se encerró en el partido para garantizar su gobernabilidad. Cambió gente por estructuras del poder”

Sólo desde una visión de la política tan miope como la suya se puede leer negativamente la pretensión de garantizar gobernabilidad. Porque si no te vuelan de un saque, como lo volaron a él del gobierno de la ciudad.
Pero no, no aprendió absolutamente nada...
Se imaginan si al ex presidente se le hubiera dado por garantizar gobernabilidad con el ibarrismo?
Podrá discutirse el tipo y la calidad de las garantías que recoge Kirchner, pero eso será tema de otro post.
Así las cosas sólo resta esperar que el progresismo porteño tenga capacidad para estructurar algo distinto y superador a lo hecho por estos personajes.Por lo menos hoy tenemos algo a favor: Estudiando el ibarrismo ya sabremos qué es lo que no se debe hacer.

1 comentario:

Nerd Progre dijo...

Como es ese dicho ¿"en la cancha se ven los pingos"? ¿es así, no?. Ibarra mostró la hilacha. Pero también ahora se saben quienes son los que realmente creen en el modelo.

Me sorprendió ver a Heller de DBA por ejemplo en TN defendiendo las retenciones móviles en medio de la "crisis" generada por "el campo".

FC

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