Un viejo ardid de la derecha que sigue teniendo un fuerte imán en la sociedad es el de los cargos ad honorem. De esta manera, los únicos que pueden ejercerlos entonces son los sectores acomodados de la sociedad y objetivamente se le impide acceder a ciertos espacios de representación a personas que no tienen la posibilidad de vivir de otra cosa que no sea su trabajo.
La derecha es muy hábil en estas cuestiones. Al fin y al cabo es ella la gestora de buena parte del “sentido común” de la sociedad y por ende sabe cómo y dónde dar el golpe de efecto. Como cuando plantean que un Diputado debería ganar lo mismo que un jubilado. Pura demagogia de segunda mano para tapar que, precisamente, la cuestión es al revés: Que los jubilados ganen muchísimo más...
Subido a este lugar común del chicaneo reaccionario el macrismo viene ahora a reflotar el asunto de los cargos ad honorem para las comunas.
No deja de ser curioso, empero, que la misma fuerza política que plantea que los comuneros trabajen gratis aumentó el sueldo del Jefe de Gobierno y sus ministros a $ 25.000
La derecha es muy hábil en estas cuestiones. Al fin y al cabo es ella la gestora de buena parte del “sentido común” de la sociedad y por ende sabe cómo y dónde dar el golpe de efecto. Como cuando plantean que un Diputado debería ganar lo mismo que un jubilado. Pura demagogia de segunda mano para tapar que, precisamente, la cuestión es al revés: Que los jubilados ganen muchísimo más...
Subido a este lugar común del chicaneo reaccionario el macrismo viene ahora a reflotar el asunto de los cargos ad honorem para las comunas.
No deja de ser curioso, empero, que la misma fuerza política que plantea que los comuneros trabajen gratis aumentó el sueldo del Jefe de Gobierno y sus ministros a $ 25.000
¿Hay algo más que agregar?
5 comentarios:
Me interesa este tema.
ACLARO: NO COINCIDO CON ESTOS PUNTOS, PERO LOS CITO PORQUE LOS HE ESCUCHADO Y VIVIDO EN CARNE PROPIA.
Aquí van algunos tipos de lógicas que se utilizan para justificar este tema del esclavo feliz o trabajador "ad honorem".
Una persona se transforma en trabajador "ad honorem" cuando:
1.- lo que tiene, ya sea capacidad de trabajo, conocimiento, no equivale o amerita una suma de dinero mínimo como contraprestación.
2.- "no sabe" de la materia en cuestión, pero tiene interés en recibir el influjo del derrame de conocimientos de sus superiores.
3.- debe pagar el "derecho de piso" , de manera que se aclimate y se le esquilme todo tipo de iniciativa diferente a la línea de acción/concepción de la institución que lo cobija tan gentilmente.
Como diría Capusotto: una m*.*
saludos
Es impresionante cómo Maurice puede hacer el desastre que está haciendo y decir las barbaridades que dice sin que a nadie se le mueva un pelo. Quizás el problema no sea que los porteños no sabemos votar, sino que somos masoquistas y nos gusta que nos abrochen.
Saludos!
Gerard!!
Escuchá a este juglar (tenía que ser de River, qué orgullo)
;)
http://de.youtube.com/watch?v=tZemS_7eVNY
Un abrazo!
Estefanía
Che, la copio por las dudas
:D
Cacerola de Teflón, de Ignacio Copani
No te oí... En los días del silencio atronador.
No te oí junto a las madres del dolor,
no sonaste ni de lejos, por los
chicos, por los viejos olvidados.
No te oí... Puede ser que ya no estoy oyendo bien,
pero al borde de las rutas de Neuquén,
no te oí mientras mataban por la espalda a mi maestro.
Y entre nuestros cantos desaparecidos
yo jamás oí el sonido de tu tapa resistente,
que resiste comprender que hay
tanta gente
que en sus pobres recipientes sólo guarda una ilusión.
Cacerola de teflón, volvé al estante,
que la calle es de las ollas militantes,
con valiente aroma de olla popular.
Cacerola de teflón, a los bazares
o a sonar con los tambores militares
como tantas veces te escuché sonar.
No te oí... cuando el ruido de las fábricas paró,
cuando abril su mar de lágrimas llenó.
No te oí con los parientes del diciembre adolescente, asfixiado.
No te oí. Puede ser que mis oídos oigan mal,
pero no escuché en la exposición rural,
reclamar por el jornal de los peones yerbateros,
por la rentabilidad de los obreros,
por el tiempo venidero, porque venga para todos.
No te oí ni te oiré porque no hay modo
de juntar tu avaro codo con mi abierto corazón.
Cacerola de teflón, volvé al estante
de los muebles de las casas elegantes
que las cocineras te van a extrañar.
Cacerola de teflón, a los bazares
o a sonar en los conciertos liberales
como tantas veces te escuché sonar.
No te oí en el puente de Kosteki y Santillán
No te oí por el ingenio en Tucumán.
No te oí en los desalojos ni en los barrios inundados de este lado.
No te oí, en la esquina de Rosario que estalló
Cuando el ángel de la bici se calló
y sus ángeles pequeños se quedaron sin comida.
Y jamás te oí en la vida repicar desde acá abajo
por un joven sin trabajo, a la deriva.
Debe ser que desde arriba,
desde los pisos más altos
no se ve nunca el espanto y las heridas.
Cacerola de teflón, volvé al estante.
Yo me quedo en una marcha de estudiantes
donde vos nunca supiste resonar.
Cacerola de teflón, a los bazares
o a llenarte de los más ricos manjares
que en la calle no se suelen encontrar.
Cacerola de teflón, a cocinar.
ESTEFA.-
En "tiempo de la república", tiempos que han vuelto a ser mentados últimamente, cuando la oligarquía repartía los cargos públicos entre sus miembros y se ocupaba de impedir que otros tuvieran posibilidades de alcanzarlos, el hecho de desempeñarse ad honórem se entendía, pues al trabajar desde el Estado para su clase y sus intereses, la retribución no surgía del desdeñable estipendio mensual, sino del escenario creado en el país, que funcionaba de acuerdo, y para, sus necesidades.
Vueltos al presente, no me cabe duda de que MM haría gratis lo que hace, por razones análogas (aunque quizás razones de principios le impidan dejar de manotear un billete, allá donde este se encuentre). No caeremos en la ingenuidad de suponer que sólo él y los de su clase harían esto, pues cualquier atorrante que llegue a la función pública para servirse de ella, estaría no solo dispuesto a no cobrar sueldo, sino a licitar el cargo, en torno a los beneficios que ello le generaría. Sin embargo, el cuentito de los cargos ad honórem sirve para descalificar a priori las posibilidades de laburantes comunes, luchadores populares y todo aquel que quiera trabajar honestamente por la cosa pública y no tenga sponsors ni renta. Para los cooptados por el discurso antipolítico, es una música agradables a sus oídos. Cada tanto reaparece, no como una posibilidad seria, sino como un corolario de una gansada mayor "como tiene plata no le hace falta robar"
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