miércoles, 26 de febrero de 2014

El pueblo sabe que YPF es Estado presente y que siempre que hubo Estado presente los días fueron más felices


Los beneficios que tendrá el país con YPF en las próximas dos décadas no los disfrutará Cristina Fernández de Kirchner, que dejará el poder en poco más de 20 meses ¿Porqué, entonces, el dispositivo mediático y sus políticos afines no saben qué mas hacer para ningunear la trascendencia estratégica del acuerdo alcanzado con Repsol? Por la sencilla razón de que expresa un modelo de país distinto al que desean. Por empezar, en perspectiva la petrolera podrá estar en condiciones de reportarle a la Argentina más de lo que hoy le da la soja.
Pequeño dato…
Pero esto es complicado ya que esos dividendos no vendrían de mundo de “lo privado” sino de una empresa del Estado nacional, nada menos, con todo lo que ello implica. Es otro modelo, otra mirada, otro punto de apoyo para proyectarnos. Pero claro, eso está en las antípodas de lo deseado por el establishment y las pruebas están a la vista, expuestas en la desesperación con que tratan por todos los medios de borrar la noticia si fuera posible. No vaya a ser que mucha gente se entere de que aquella decisión tomada en 2012, dos años después sea coronada con un acuerdo donde el país se muestra a los ojos del mundo respetuoso de la ley y en ese marco firma la paz con Repsol, luego de tantos fuegos artificiales, luego de que se nos quiso hacer creer que nuevamente quedaríamos como parias del mundo civilizado por violar tanto la “calidad institucional” como la “seguridad jurídica”.
No soportan que el gobierno proceda como ellos siempre le pidieron que procediera: abominaban una expropiación de prepo, soviética, porque espantaría a los capitales internacionales. Bien: se negoció con los españoles en el marco de la ley y se consiguió que una de las petroleras más importantes del mundo como Chevron se asociara con YPF para inicializar el desarrollo de las acciones en Vaca Muerta ¿Qué más quieren?
Indudablemente, si algo los enfurece pero sobre todo los asusta, es el impacto de esta noticia en la profundidad del pueblo argentino, el mismo que cuando dos años atrás se anunció que se recuperaba YPF reaccionó apoyando de manera emocionante la medida. Es que de un día para otro se puso de manifiesto que en la memoria histórica y en la conciencia política de los argentinos YPF seguía sintetizando un proyecto de país que fue destrozado a partir del 24 de marzo de 1976. De buenas a primera los mercados, los grandes medios y sus políticos afines comprobaron que habían quedado en la más penosa soledad al salir con los tapones de punta contra la recuperación de la petrolera. Les corrió un frío helado por la espalda al ver que todas las encuestas delataban un apoyo sólido y compacto a la política anunciada desde Casa Rosada. Por eso los restos de lo que alguna vez fue el radicalismo, luego de manifestarse a todo con “los mercados” y en contra de la recuperación de la petrolera tuvieron que dar una voltereta vergonzosa para salir a apoyar la medida por la sencilla razón de que se quedarían más solos de lo que están, al lado únicamente del PRO.
La recuperación de YPF sintoniza con ciertas líneas de pensamiento nacional que sorprendentemente sobreviven en la conciencia política de los argentinos, es un contacto de frecuencias extremadamente graves, como las que emiten los elefantes para comunicarse entre sí a varios kilómetros de distancia en plena selva, no se las puede escuchar a primera “oída” pero existen. Por eso el pánico del establishment; por eso la desesperación al ver que tantos años de lavado de cerebro no habían logrado erradicar del todo estos vestigios de nacionalidad.
El espanto de La Nacion y compañía delata el valor político y fundamentalmente ideológico que tiene la recuperación de la petrolera. Es que al fin y al cabo, esa es la disputa de fondo y el neoliberalismo detectó que la sigla YPF sintetiza horas de debates y lecturas. La confrontación entre dos modelos de país se salda en esas tres letras porque en la memoria colectiva sigue estando presente que YPF era estado presente y que siempre que hubo estado presente los días fueron más felices.
De ahí que el desafío para todos quienes tenemos en claro que sólo en base a un estado fuerte seremos un país mejor es trabajar delicadamente todo lo que la recuperación de YPF nos ha puesto en evidencia. En un punto, nosotros también nos sorprendimos del apoyo que ha tenido esta decisión política. Un día comprobamos que un cuarto de siglo no les había bastado para formatear a cero la conciencia política de las masas.
A ver si somos capaces de aprovechar esta buena noticia…

2 comentarios:

Carlos G. dijo...

Yo no puedo explicar porqué YPF en primer término y AA después son empresas que han calado tan hondo en el cariño y en el orgullo de la gente del común (como yo).
No se dio de la misma manera con ENTEL, OSN o SEGBA o YCF.
De lo que no hay dudas es que YPF, al igual que AA, ES Argentina, es su Estado soberano en acción.
Un símbolo de independencia y progreso.
Un orgullo y una demostración de las buenas cosas que los argentinos podemos hacer
Yo, incluso, hubiese preferido que se mantuviera el logo histórico
Y es cierto que décadas de discursos que trataron de convencernos de que ya no había empresas estratégicas, que el futuro y la modernidad eran la globalización y la internacionalización productiva, no lograron totalmente su objetivo.
Como escribía Mariano Grimooldi en su blog días atrás: hacen falta más YPF's en otros rubros, como el de fabricación y venta de alimentos y medicamentos.
Ojalá podamos.

Idista Anonimo.- dijo...

Estoy desacuerdo en lo que decís, lo que me da mucha bronca es que cada gobierno tenga su hoja de ruta, y cambie absolutamente todo lo que el gobierno anterior armo.

Tenemos que tener un plan a largo plazo en tema importantes, basta de privatizar y después volver a estatizar, pongamonos de acuerdo!!!! si nisiquiera nosotros nos ponemos en linea los de afuera nos comen.

Una humilde opinion.-

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