jueves, 8 de noviembre de 2012

Crisis de representación y 8N


La crisis de representación que afloró en diciembre del 2001 ha perdurado hasta nuestros días en una porción de la sociedad argentina que es, precisamente, la que protagonizará el cacerolazo de esta noche.

Mientras el kirchnerismo fue la fuerza política que en 2003 se transformó en la expresión política que pasó a representar política y culturalmente al peronismo y sectores políticos y sociales afines, hubo anchas franjas de un electorado más identificado con el centro-derecha que no logró en 10 años construir una fuerza política que lo represente y mucho menos hallar referentes con capacidad de liderazgo. Con el radicalismo ideológicamente vaciado y malherido a consecuencia del desastre perpetrado con De La Rúa, la oposición al kirchnerismo entró en un proceso de fraccionamiento que sólo se unificó en torno a la línea política que le bajaban los medios, con Clarín y La Nacion como referentes excluyentes, pero luego de las elecciones de 2009, las diversas fracciones se mostraron impotentes para presentar un proyecto alternativo y dirigentes apropiados para llevarlo adelante, por eso la respuesta fue el 54% de apoyo a Cristina en octubre del año pasado.


Frente a este panorama y ante medidas tomadas por el gobierno nacional que impactan de lleno en sectores acomodados, como la prohibición de la compra de dólares para atesoramiento, empezó a gestarse el fenómeno del caceroleo como acto de protesta y rechazo, que tuvo una fuerte demostración en septiembre y seguramente hoy tendrá una convocatoria similar. Lo que sigue faltando, empero, es el instrumento político que represente a estos sectores ante la evidencia de que ni siquiera el PRO pareciera estar en condiciones de ocupar ese espacio. Este vacío fue el que engendró el bochorno protagonizado por los medios y los referentes opositores en las elecciones venezolanas, adonde se trasladaron tratando de montarse en un triunfo de Carriles que nunca llegó y los volvió a dejar expuestos de la manera más penosa.

Por eso es que, más allá del montaje que están desplegando los medios y de la innegable masividad que tendrá la manifestación de hoy, lo que queda expuesto en toda su magnitud es la incapacidad de estos sectores para darse una representación y un liderazgo que direccione su descontento en un proyecto político concreto que le ofrezca al conjunto de los argentinos una mirada, un qué y un cómo hacer en las diversas esferas de la vida nacional. Es que, al fin y al cabo, el tema pasa por la representación, por coincidir en líneas generales con un proyecto político y tener afinidad con quien lo lidera, algo que a diario se observa en el kirchnerismo con las manifestaciones de apoyo que recoge la gestión de Cristina, incluyendo las divergencias por temas puntuales que puedan darse, como el caso del diputado Héctor Recalde, que no obstante disentir en el proyecto de las ART manifestó en todo momento su alineamiento con el Frente para la Victoria.

Este es el gran desafío que surge ya en la madrugada de mañana: ver si los sectores descontentos logran transformar su rechazo al gobierno en un accionar político e ideológico claro, que los muestre como alternativa y evite que les ocurra algo similar al movimiento asambleario de 2002, que a poco de andar se diluyó en la más absoluta intrascendencia.

Quizá el desafío que tengan los argentinos que hoy salen a la calle sea asumir sin miedos un programa de centro-derecha explícito. Da la impresión que si se animan a romper con ese pudor de las derechas que supieron expresar años atrás Alzogaray o Manrique -que los hacía denominarse de “centro” cuando expresaban acabadamente proyectos conservadores-  probablemente puedan obtener muy buenos resultados en el mediano y largo plazo. Esto, además, impactará favorablemente en el escenario político argentino ya que sincerará posiciones en torno a temas puntuales como el atesoramiento de dólares o las importaciones y esto inevitablemente nos conducirá a la discusión de fondo, que radica en definir las prioridades para el conjunto del pueblo. Si por ejmplo la prioridad es defender al conjunto de la economía de los coletazos de la crisis internacional, la administración del comercio exterior que se ha puesto en práctica este año es saludable, más allá de que se hayan cometido errores puntuales en algunos aspectos de su implementación. Si en cambio la prioridad es defender ciertos consumos suntuarios, seguir posibilitando la fuga de capitales  y favorecer a las minorías desentendiéndose de los “efectos colaterales”, como venía sucediendo históricamente, naturalmente las medidas tomadas por el gobierno serán vistas como contraproducentes.

Estos son los debates de fondo que está requiriendo nuestro país y por ello es necesario que el descontento con el kirchnerismo se estructure políticamente con nombre y apellido para poner a consideración de la sociedad dos modelos en pugna y saldar un puñado de discusiones que hace rato están pendientes.

El kirchnerismo hace 9 años viene poniendo en consideración de los argentinos un tipo de país. Lo que falta es que desde la vereda de enfrente se le oponga otro modelo. Si esto se concreta, el país habrá dado un gran paso adelante.

6 comentarios:

ram dijo...

No, es casi seguro que tiene razón pero, no creo que estas gentes protesten y pretendan "representación", ¿para qué la querrìan?, tener representantes en democracia, lo mismo los condena a perder, a ponerse en la cola.
Y no les sirve, lo que les sirve es "el orden natural de las cosas", es decir, ellos y sus santos caprichos mandan, los demás obedecen. Y listo.
Es una idea que me molesta y con la que no quiero tener razón pero, es muy probable que, habiendo elegido meterse en el escenario callejero - y muy de prepo - la forma de que entiendan la necesidad de "representación" es que se le pague con la misma moneda, sacarlos de la calle, de prepo, sin contemplaciones y sin, básicamente, la impunidad con que vienen abusando hasta ahora.
Un escenario de porquería, es cierto, pero es el escenario que buscan, la "representación" les importa un rábano.

Daniel dijo...

El problema grave que tienen es que para eso cuentan tan solo con un estúpido consumado como Macri. Y es un problema considerable. Aunque bueno, si los tanos tuvieron a Berlusconi...

bartolomé rivarola dijo...

Esta gente está en una instancia anterior. Un proyecto sale como respuesta a una falencia o deficit de lo que se enfrenta. En este caso no hay una queja concreta. ¿A que se están oponiendo los indignaBos?¿La Inflación y el indeK?¿Los dóalres?¿La inseguridad?¿La libertad de expresion que tienen?¿La cadena nacional?¿Los genocidas presos?
Cuando hay tantas consignas no hay ninguna

MATHA BURROUGHS dijo...

El problema es que aquellos reclamos que son válidos y que podemos compartir con ellos, requieren de decisiones pero también de acciones política NO SOLO DESDE EL PODER sino, fundamentalmente, desde "la gente" misma. Lo cual representa un problema porque lo que muchos de ellos piden (me entero de esto por el micrófono y la cámara que les presta 678, qué irónico) es que LOS POLÍTICOS le solucionen todo.
Es decir, son apolíticos, les parece mal la política, pero los políticos solitos son los que tienen que arreglarle todo.
Por ejemplo, no quieren que los precios aumenten pero recuerdo que cuando Alfonsín puso precios máximos los distribuidores no entregaban mercadería y la gente se iba a comprar a otro lado (yo tenía un polirrubro en esos años), pagando lo que sea (en la mayoría de los casos por boludeces).
Les preguntaría a los que marchan contra la inflación si ellos marcharían apoyando una política de precios máximos impuesta por Cristina. LO DUDO...

Anónimo dijo...

Siento ser reiterativo, pero insisto: ésta marcha no tiene ningún impacto político real, porque lo único que puede impulsar es una reformulación en la oposición, que es la causa principal de la marcha, no exactamente Cristina. Del gobierno no esperan nada, ellos mismos lo dicen, de última esperan (sueñan) que se vaya, y eso no va a pasar.

El oficialismo no necesita cambiar nada, no lo puede hacer, y no lo va a hacer. Todos lo sabemos bien, opositores y oficialistas. Los reclamos no son atendibles, no son claros o ya están en la agenda del gobierno (ej, "inseguridad"). Es como pedirle a alguien que hable y tome agua al mismo tiempo.

La oposición tampoco lo va a hacer, porque para eso necesita un replanteamiento general que no están dispuestos a hacer. Están demasiado preocupados por mantener su posición de privilegio, sinó no se explica como Patricia Bullrich, Duhalde o Elisa Carrio siguen en la política. Es decir, lo que sería un triunfo para los caceroleros, cacerolistas o caceroleantes es que surja un Capriles, y para eso se necesita que se conformen al menos dos frentes homogéneos y renovados en el polo opositor (hablo de dos frentes porque considero que la centro derecha PRO no es compatible con la centro izquierda, siendo generosos, de Binner).

Si Scioli no se hace abiertamente opositor, cosa que veo difícil, vamos camino a un viraje casi natural del oficialismo a su versión mas edulcorada y de la oposición a una prolongación de su agonía. En algún momento van a tener que recomponerse, la pregunta es cuándo y cuántos años van a pasar.

Salutes.

walter dijo...

yo plantearia el escenario cristina 2019,porque viendo a piñera en chile,no pudiendo hacer nada,ni bueno ni malo,(Bachelet goza con mas prestigio ahora que antes)se me hace que sacaria un argumento a estos desaforados y creo que cristina ya lo debe estar pensando,ya que un candidato avalado por ella creo que ganaria y no tendria forma de desarticular tanto la construccion realizada ,eso si,nosotros tendriamos que bancar la parada porque hasta ahora el cuero lo estan poniendo muchos pero la unica visible y que pone la cara es la morocha,y si hay algun candidatocreoque hay que guardarlo hasta el 2015 porque ni bien se perfile la opoo saldria a destruirlo

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