Si usted es miembro de esa clase incomprendida de los intelectuales latinoamericanos y desea exponer sus ideas en ese baluarte del progresismo peninsular que es El País, siga estas instrucciones para que su articulo resulte todo un éxito:
1. Todo su análisis debe basarse en los conceptos de caudillismo y populismo. En última instancia, esos conceptos explican la historia de Latinoamérica desde el siglo XIX, sin tener que entrar en complejidades históricas, que aburren a su lector. La historia de nuestros países no ha cambiado desde la época de la independencia.
2. Mencione la pobreza y el hambre, producto del caudillismo y el populismo. Es bueno mostrar un poco de la sensibilidad del pensador comprometido con la realidad social. Pero aclare que la pobreza y el hambre son culpa exclusiva de nuestros pueblos, evitando usar palabras tan desagradables como “colonialismo”, “imperialismo” o “saqueo de recursos naturales”. Menos aún tenga el mal gusto de referirse a la esclavitud o la explotación de comunidades indígenas.
3. No se olvide de hablar de corrupción. Y de aclarar que la corrupción en nuestros países es producto del hambre y la pobreza, que son producto del caudillismo y el populismo. Tenga la delicadeza de no mencionar que son las compañías multinacionales (incluyendo las españolas) las que pagan suculentos sobornos para obtener beneficios impensables en sus países de origen. Explíqueles a sus lectores que la corrupción es siempre culpa de la clase política latinoamericana.
Completo acá
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1. Todo su análisis debe basarse en los conceptos de caudillismo y populismo. En última instancia, esos conceptos explican la historia de Latinoamérica desde el siglo XIX, sin tener que entrar en complejidades históricas, que aburren a su lector. La historia de nuestros países no ha cambiado desde la época de la independencia.
2. Mencione la pobreza y el hambre, producto del caudillismo y el populismo. Es bueno mostrar un poco de la sensibilidad del pensador comprometido con la realidad social. Pero aclare que la pobreza y el hambre son culpa exclusiva de nuestros pueblos, evitando usar palabras tan desagradables como “colonialismo”, “imperialismo” o “saqueo de recursos naturales”. Menos aún tenga el mal gusto de referirse a la esclavitud o la explotación de comunidades indígenas.
3. No se olvide de hablar de corrupción. Y de aclarar que la corrupción en nuestros países es producto del hambre y la pobreza, que son producto del caudillismo y el populismo. Tenga la delicadeza de no mencionar que son las compañías multinacionales (incluyendo las españolas) las que pagan suculentos sobornos para obtener beneficios impensables en sus países de origen. Explíqueles a sus lectores que la corrupción es siempre culpa de la clase política latinoamericana.
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1 comentario:
En La Nación del día 21/3 salió esta columna que tuvo alguna repercusión en los blogs con un estilo muy similar.
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