jueves, 1 de diciembre de 2011

Coprofagia periodística


Una de las razones del triunfo arrollador de Cristina en octubre es que el kirchnerismo ganó, y por goleada, la discusión política. Fuimos capaces de poner en crisis ciertos relatos y ciertos mitos que parecían intocables y sagrados. Los hicimos trizas desde plataformas nuevas. Les vietnamizamos el campo de batalla, los enloquecimos con capturas de pantallas, ridiculizando sus bloopers constantes, repetidos, impunes, producto de la falsa certeza de que al periodismo de La Nación, Clarín y Perfil no había cómo refutarlo. Se dieron cuenta muy tarde de que Internet nos había suministrado herramientas como los blogs para encarar una guerra de guerrillas de la que salieron hechos trizas.

Creyeron entonces que la derrota podría revertirse con más mentira, con más operaciones de prensa, con más suciedad. La revista Noticias hace años que viene siendo el producto insignia de este modus operandi y logró superarse semana a semana en niveles de delirio tales que la clase media en joggins la observa con displicencia los sábados mientras compra el diario antes de ir a tomar el café al solcito. Ojear las ofertas de Frávega o Garbarino y mirar las tapas desquiciadas de Noticias ya es parte de la rutina sabatina. Si hasta el bueno de Diego Dillenberger no se explica cómo tanta denuncia no tiene luego eco ni siquiera en "el periodismo independiente"... Cómo querés que lo tenga, Dieguito... Cuando la pérdida de rigor analítico es tan grosera, hasta Clarín desconfía...

Sucede que al haberse roto ese mundo donde lo que los medios tradicionales decían era "la verdad", el debate político de la sociedad se nutre de innumerables plataformas y ahora se llega a la información de mil y unas maneras nuevas, ya la prensa no puede hacer de las suyas como en el pasado, con lo que se sume en una crisis profunda. De nada les sirvió mantener el mismo andamiaje comunicacional como estaba antes incluso de la sanción de la ley de medios si al fin y al cabo el gobierno fue reelegido aún con un porcentaje que hasta Obama y Sarkosy envidian.

Da la impresión, entonces, que pese a la contundencia de estas evidencias buena parte del periodismo no advierte que la raíz del problema es política e ideológica, que la sociedad vota a Cristina Fernández de Kirchner y los suyos porque ha demostrado tener la lectura correcta de la situación nacional y mundial y una gestión en consonancia. Pero claro, cuando el vacío  que impera en el periodismo es tan grande, cuando la profundidad de los grandes razonamientos se ha reducido a la extensión de un zócalo televisivo, cuando el formato mp3 ha comprimido hasta niveles groseros la capacidad de análisis de la realidad de buena parte del periodismo, cuesta encontrar explicaciones a la derrota porque se carece de instrumentos apropiados para abordar las categorías de análisis lo suficientemente complejas como para entender todo lo que está procesando la sociedad argentina en estos últimos años. Es ahí cuando una camada de jóvenes periodistas empiezan a tomar prestadas algunas chicanas de Jorge Asís y producto de su orfandad y carencia de formación las transforman en doctrina: "La caja", por ejemplo. Intentan explicar los sucesos políticos a través de cuestiones menores y por eso terminan practicando un  periodismo palermitano verdaderamente de chiquero que no produce noticia, que no conmueve a la opinión pública y sólo puede llegar a ser creíble dentro del microclima de redacción que termina validando una suma de bolaceos y operaciones de cuarto nivel que en rigor surgieron en los pasillos.

Es en este contexto que hay que leer este post de Lucas Carrasco sobre una supuesta nota que Darío Gallo estaría preparando sobre nada menos que Máximo Kirchner. Notas que ya están hechas y cafecitos que se proponen para tratar de tener una foto o alguito que se pueda mostrar como fuente y sirva para sostener luego la infamia.

Coprofagia periodística en su más alta expresión que no hace más que hundirse en el oprobio más mendaz y bochornoso.
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1 comentario:

Raul Quevedo dijo...

es tal como decis Gerardo . También es cierto que siguen siendo muy peligrosos porque les queda lugar : la canasta para cuatro personas les da letra . Los telefonos inducidos de los conductores que ya sabemos quienes son hacen el resto . Ese que apareció de La Campora denunciando el diego que le pidieron , en fin son realmente incansables y creo que están haciendo mantenimiento porque el 2013 es el momento de ellos y para eso trabajan

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